Aceite de oliva

Unión de Uniones considera necesario que el sector productor de aceituna para aceite de oliva obtenga ayudas de Estado «con el fin de soportar los efectos de una segunda cosecha escasa derivada de la sequía y agudizada por los efectos de los conflictos internacionales que tensionan los mercados». Así se lo ha transmitido la organización a través de una Proposición No de Ley (PNL), remitida a todos los Grupos Parlamentarios presentes en el Congreso, y también lo ha demandado a la administración central a través del Ministerio de Agricultura. 

Las ayudas previstas por parte de algunas comunidades autónomas, más específicamente Andalucía y Cataluña, «no son suficientes para soportar la escasa producción y los elevados costes de producción, superiores en algunas zonas al 60%».

«En este escenario de falta de producción, los incrementos en los precios de la aceituna en origen no son capaces de compensar el incremento desmedido en los costes de producción, además ya por segundo año consecutivo», han señalado desde la organización. Por ello para Unión de Uniones, «arbitrar ayudas directas, en especial en las zonas productivas de secano y olivar tradicional, así como en aquellas con sequía hidrológica que no han podido contar con dotación de agua de riego, es urgente y permitiría sostener las rentas de este cultivo».

Los distintos operadores confirman también las menores producciones en otros países mediterráneos (Portugal, Grecia, Marruecos o Turquía), con fuertes y sostenidas subidas de los precios en los mercados finales.

Para la organización agraria «es fundamental atender a esta situación de emergencia en el sector iniciando las inversiones precisas para garantizar la producción de aceite de oliva en todo el Estado con apoyos sociales que contribuyan a garantizar el aporte de agua en el cultivo y a mejorar el reparto de valor a lo largo de la cadena».

«Tenemos una superficie de más de 2,7 millones de hectáreas de cultivo, las consecuencias económicas, sociales y medioambientales de no atender a los retos que el cambio climático está suponiendo para este cultivo serían nefastas. Ahora es el momento de sostener la base social de este importante sector productivo que ha sido discriminado hasta ahora en la percepción de ayudas por la sequía. No basta con mirar al cielo para esperar las precipitaciones que rompan la tendencia de estas dos campañas desastrosas, se necesita un incentivo económico extraordinario para mantener las explotaciones», ha concluido Unión de Uniones.

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La almazara mallorquina Aubocassa, ubicada en la posesión Albocàsser, en Manacor, se ha convertido en el epicentro del Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) de España, como anfitriona de la asociación Grandes Pagos de Olivar, de la que es miembro y socia fundadora en 2005.

En el encuentro, se ha puesto de manifiesto como ha señalado Agustín Santolaya, responsable de Aubocassa, que «los suelos y el clima de Mallorca componen un ecosistema excelente para el olivo, produciendo Aceites de Oliva Vírgenes Extra de excelente calidad; pero al mismo tiempo se enfrenta a grandes retos para combatir problemas de tanta importancia como el repilo, una enfermedad endémica de la Isla que compromete su producción». En cuanto a la reunión, Santolaya ha destacado que «ha sido un honor para Aubocassa y para el olivar mallorquín recibir a los integrantes de Grandes Pagos de Olivar en la isla y poder demostrar in situ las prácticas empleadas en el olivar, en la almazara y en la comercialización».

Por su parte, Francisco Vañó, presidente de la asociación, ha explicado que «todos los miembros de Grandes Pagos de Olivar estamos involucrados con la trasparencia, el intercambio de conocimiento y experiencias colaborativas y en la firme voluntad de dar a conocer y potenciar el consumo de los AOVEs producidos en todas las regiones olivareras españolas».

Siete productores pertenecen actualmente a Grandes Pagos, fundada en 2005 por Carlos Falcó, Marqués de Griñón, Alfredo Barral y Agustín Santolaya: Hacienda Queiles (Navarra), Aubocassa, (Mallorca), Marqués de Griñón (Toledo), Marqués de Valdueza (Badajoz), Castillo de Canena (Jaén), Casas de Hualdo (Toledo), y Masía El Altet (Alicante). Son productores procedentes de diferentes zonas olivareras que comparten un rasgo común: los AOVES producidos en un Pago, un terruño delimitado que aporta singularidad al aceite, donde los olivos están sometidos a un control cercano y estricto.

Para formar parte de este selecto club, el Pago es el punto de partida, condición sine qua non, pero no la única. Sus integrantes respetan y practican una filosofía común en la producción de AOVE basada en la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente, junto a la innovación y el uso de la tecnología más avanzada y el intercambio de conocimiento. El aspirante «deberá superar un minucioso proceso de selección por parte de todos los socios en el que se evaluarán, por lo tanto, las propias fincas, las almazaras, las buenas prácticas en la olivicultura y los procesos de extracción, la calidad de los aceites, el reconocimiento nacional e internacional, la filosofía empresarial y el compromiso absoluto con la calidad y el respeto al medio ambiente».

La entidad reivindica además temas como la defensa del medio ambiente, la apuesta por la sostenibilidad, o la acción de efecto sumidero de CO2 que poseen los olivares de sus socios. Tras más de tres lustros de trayectoria, las marcas que componen Grandes Pagos de Olivar están presentes en más de 60 mercados internacionales.

www.grandespagosdeolivar.com

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La Coordinadora de Organizaciones Agrarias -COAG- en Andalucía, ha lamentado que desde la industria y comercialización del aceite «se mantenga permanentemente una falta de empatía con los olivareros» y no entiende «cómo se pueden hacer llamamientos alarmistas basados en reducción de márgenes comerciales, cuando el sector productor está vendiendo a pérdidas, y no solo este año, debido a la constante presión a la baja de los precios».

Este año se ha producido una drástica reducción de producción de aceituna, lo que sucede cada cierto tiempo en el cultivo de olivar caracterizado por su vecería, a lo que hay que sumar el aumento del coste de la energía, fitosanitarios, abonos y la recolección, que «ha disparado el coste de producción de un kilo de aceite de oliva virgen extra a 8 euros».

El sector productor pide que el aceite de oliva alcance ese precio para cubrir costes, «sino que se tenga en cuenta desde las administraciones la situación límite que viven los olivareros».

Ahora el precio sobre pasa en origen los cinco euros en el caso del kilo de virgen extra, «pero parece que se ha olvidado que durante años no alcanzaba ni siquiera los 2,50 euros en origen».

Los olivareros no hablan de márgenes comerciales, lo que se plantean «es cubrir los costes y sacar adelante sus explotaciones, con las que además se mantiene la población en muchos pueblos de Andalucía». «Los olivareros no sabemos lo que son los márgenes, unas veces por reducción de cosecha y otras porque al haber más la distribución presiona constantemente con precios a la baja», ha asegurado Juan Luis Ávila, responsable de Olivar en COAG -Andalucía.

Para añadir que «desde COAG tendemos la mano para que se resuelva el problema de la cadena de distribución, ya que se trata de unos problemas que tienen fácil solución, tal y como se viene poniendo encima de la mesa desde hace años por parte del sector productor»

Esta organización agraria ha reclamado que «necesitamos medidas como la aprobada recientemente por el Ministerio de Agricultura, y por la que el sector ha luchado durante años, de la autorregulación, de forma que los años con mayores producciones se pueda reservar aceite para las siguientes, eliminando los llamados dientes de sierra en el precio del aceite»

Pero para que todo ello «funcione hay que dejar fuera la especulación permanente de precios a la baja, que generan márgenes muy altos a la comercialización, con la exportación anual de más de un millón de toneladas de aceite».

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La Federación de Cooperativas Agrarias de Catalunya (FCAC) ha alertado que la campaña del aceite de oliva 2022/23 podría caer hasta las 16.000 toneladas (t). Esta sería la peor campaña de los últimos 15 años, incluso por debajo de la previsión de 19.000 t realizada en septiembre y casi un 25% inferior a las 20.600 t de la campaña 2018/19, la siguiente más baja. La producción media de aceite en Cataluña es de unas 31.000 toneladas.

Antoni Galceran, responsable de aceite de oliva de la FCAC, ha señalado que «la sequía que arrastramos después de dos años consecutivos con déficit de pluviometría, agravada por las oleadas de calor que se sucedieron desde el mes de mayo y las fuertes heladas de abril, han provocado una caída histórica de la cosecha de aceite de oliva, de un 50% inferior a la media de Cataluña que ha afectado gravemente a las zonas de secano». Las expectativas no son buenas y la FCAC ya ha solicitado «una reunión urgente con el Departamento de Acción Climática de la Generalitat de Catalunya porque es necesario que se fijen medidas para hacer frente a la situación que sufren las cooperativas del sector del aceite de oliva con el objetivo de evitar que nos veamos abocados a un aumento sustancial en el precio del aceite al consumidor».

Por zonas productoras, en el Baix Ebre y Montsià la caída podría suponer más del 80% respecto a la media y se situaría en 4.500 t. En Lleida (Garrigues y Segrià) la reducción sería en torno al 50% (6.000 t) y en el resto de zonas productoras de Tarragona, la situación es variable dependiendo de la producción obtenida la campaña anterior. En las provincias de Barcelona y Girona se obtendrían unas 1.000 toneladas, un 33% menos. 

A nivel europeo se prevé una caída del 35% de la producción, que se situaría en 1.470.000 t, lo que supone una reducción de la disponibilidad de aceite en el mercado internacional de casi 800.000 t.

Asimismo, el bajón de la producción se ve agravado por el incremento del precio de los inputs y de la energía, que se han cuadruplicado en un año. Aparte, la invasión rusa de Ucrania disparó el precio del aceite de girasol –del que este país tenía casi la mitad de la producción mundial– provocando que el resto de aceites vegetales también incrementaran el precio para que, en algunos casos, puedan utilizarse como productos sustitutivos.

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El presidente del sector aceite de oliva de Cooperativas Agro–alimentarias de España, Rafael Sánchez de Puerta, ha trasladado en el Parlamento Europeo «la necesidad de establecer un sistema de etiquetado armonizado europeo que evite la proliferación de distintos sistemas nacionales». Al respecto, ha señalado que «el sistema debe estar basado en los conocimientos científicos disponibles y fomentar los alimentos que se han demostrado beneficiosos para la salud, como el aceite de oliva, básico en la Dieta Mediterránea, por su aporte de ácidos grasos mono y poliinsaturados, rico en antioxidantes, polifenoles y vitamina E, y avalado por numerosos estudios científicos que reconocen su importante papel en la dieta para prevenir y reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, hipertensión, colesterol, diabetes y cáncer y que dispone de 4 alegaciones nutricionales aprobadas por la Unión Europea (UE)».

Asimismo, ha expresado su rechazo a Nutriscore y a cualquier otro sistema de etiquetado frontal nutricional que «penalice este producto frente a otras grasas menos saludables y que califique mejor a productos altamente transformados con peor composición nutricional».

Cooperativas Agro–alimentarias de España considera que el sistema que proponga la Comisión Europea (CE) «debe de ser público e igual para todos los operadores en el mercado comunitario». «No podemos aceptar otros sistemas de índole privado o de Estado que favorecen intereses económicos o nacionales, y que no tengan en cuenta las evidencias científicas contrastadas y los estudios de la EFSA. El sistema que se adopte finalmente tiene que valorar también de forma efectiva todos los micronutrientes beneficiosos que tiene un alimento, la porción en la que se recomienda su consumo y su aportación a una dieta saludable», ha apuntado Sánchez de Puerta.

El evento organizado en el Parlamento Europeo por varias regiones europeas y auspiciado por el europarlamentario, Paolo de Castro, ha servido para debatir sobre el etiquetado frontal nutricional de los alimentos. Además de Rafael Sánchez de Puerta por Cooperativas Agro–alimentarias de España, han participado representantes de Andalucía y Cataluña, y de otros países como Italia, Grecia y Finlandia junto con representantes de la CE y del COPA–COGECA.

Una de las actuaciones que la Estrategia de la Granja a la Mesa propone establecer es un etiquetado frontal de los alimentos a nivel de la UE con el objetivo de dar herramientas a los consumidores para que puedan elegir mejor los alimentos que compran y fomentar así una dieta saludable y reducir la obesidad.
 

Modelo ‘semáforo’

En la actualidad, diversos Estados Miembro, como Bélgica y Francia, han adoptado distintas iniciativas basadas en un modelo ‘semáforo’ como el Nutriscore, que «da una mejor calificación a ciertos alimentos altamente transformados en detrimento de alimentos esenciales en la Dieta mediterránea aumentando así la confusión al consumidor». Además, la proliferación de sistemas de etiquetado en los Estados miembro «está provocando una disrupción del mercado interior y un tratamiento distinto de los consumidores en función de su lugar de residencia».

La CE está elaborando un estudio de impacto que evaluará las implicaciones de las distintas opciones de sistemas de etiquetado. Por el momento, la CE ha afirmado que «no tiene un sistema decidido para una propuesta legislativa y defendió la necesidad de tener un sistema armonizado en la UE que fomente una dieta saludable y tenga en cuenta las aportaciones de todos los eslabones de la cadena alimentaria». www.agro-alimentarias.coop

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La cosecha de aceitunas de esta temporada ha sido extremadamente baja. Según los expertos en olivicultura del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), que coordinan la Oficina del Aceite del portal Ruralcat, en general, la cosecha no alcanzará la mitad de la media esperada. «A nivel español, de los más de dos millones de toneladas de aceite que esperaríamos producir, no alcanzaremos las 800.000», ha advertido Agustí Romero, investigador y coordinador del equipo de olivicultura y eleotecnia del IRTA. Los datos contemplan todas las variedades de olivo plantadas en España, pero los expertos advierten que tampoco se pueden extrapolar a todo el territorio, ya que, en alguna zona, de forma excepcional, la producción ha sido algo más alta.

La causa principal de este descenso han sido fenómenos climáticos atípicos ocurridos durante la primavera. Por un lado, hubo días muy calurosos en plena floración que secaron muchas flores que después no pudieron polinizar. Por otro, las heladas nocturnas que se produjeron durante abril estropearon muchas ramas productivas de los árboles. «Sumado a esto, la sequía acumulada de los últimos años tampoco ha ayudado en nada», ha señalado el experto. Así, en las zonas de secano de interior, que más han sufrido los efectos de la sequía, las aceitunas han madurado sin acumular aceite suficiente. Además, los olivos de la costa sufrieron un pico de la mosca de la aceituna a principios de noviembre. Cabe recordar que este insecto pone huevos en la aceituna y, cuando nace la oruga, se come la pulpa formando una galería y provoca que las aceitunas afectadas pierdan calidad y deban descartarse para hacer aceite bueno.
 

Buena calidad del aceite

Otro aspecto para destacar de la cosecha de este año es que ha sido excepcionalmente temprana. La mayoría de los molinos abrieron a mediados de octubre, casi un mes antes de lo habitual, y ahora, a finales de noviembre, ya están terminando las prensadas, cuando lo habitual era hacerlo en diciembre. Esto, según Romero, tiene repercusiones en la obtención de intensos aromas en algunas zonas. El proceso de generación de aromas del aceite se produce cuando se trituran las aceitunas en el molino. Es el momento en que las enzimas de las aceitunas se activan e inician las reacciones químicas que producen las moléculas aromáticas. «Estas enzimas necesitan una temperatura óptima para hacer las reacciones y nos hemos encontrado es que, por la época que era, sobre todo durante la segunda quincena de octubre, la temperatura de las aceitunas que llegaban a los molinos era elevada y, al triturarlas dentro de estos, todavía subía más hasta unos niveles en los que las enzimas pierden actividad y los aromas no se desarrollaban lo suficiente. Cuando las prensadas se hacían en diciembre esto no ocurría porque la temperatura alcanzada en los trituradores se mantenía a un nivel óptimo», ha explicado Juan Francisco Hermoso, especialista en olivicultura y tecnología de molinos de aceite del mismo instituto de investigación.

En consecuencia, los primeros aceites obtenidos a finales de octubre han sido con poca intensidad aromática, aunque el de noviembre, realizado con aceitunas más frescas, ya está recuperando la intensidad deseada. Pese a estos cambios a nivel aromático, Agustí Romero ha asegurado que los aceites obtenidos son de calidad. «Destacan por un color verde brillante espectacular y un buen equilibrio en boca, algo que no esperábamos notar tan pronto porque, normalmente, los aceites extra tempranos suelen ser amargos, picantes y desequilibrados». Sin embargo, la excepción en este punto son los primeros aceites de los olivos de secano de interior, que han quedado muy intensos en boca por la fuerte acumulación de polifenoles.
 

Soluciones alternativas 

Una tendencia que los expertos llevan observando desde hace ya cinco años, por lo que están estudiando alternativas para paliar los efectos causados por las elevadas temperaturas. A nivel de tecnología se está intentando realizar lo mismo que se hace con la cosecha de la uva. «Una opción sería hacer la cosecha durante la noche, aunque aumentaría los costes y no sería asumible para todos los productores. Además, esta práctica nocturna no está permitida porque puede afectar a la fauna nocturna, en especial algunas especies de aves», ha puntualizado Romero. Otra alternativa es refrigerar las aceitunas de mayor calidad para que tengan la temperatura ideal a la hora de la trituración.

Todo esto comporta un conflicto de precios que dura desde hace uno o dos años y que no se sabe cómo va a evolucionar. «La cosecha del próximo año se prevé buena porque los olivos han brotado mucho, pero habrá que ver cómo pasamos este invierno y si las lluvias serán capaces de recargar el suelo o rellenar los pantanos», ha concluido el investigador.

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El olivar en seto, que supone un 3,3% de la superficie de olivar del planeta (400.000 ha), genera el 36% del total del Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) elaborado en el mundo. Este es uno de los datos que aparecen en un estudio de Agromillora realizado por Juan Vilar Consultores Estratégicos y que ha sido presentado en la feria Fruit Attraction. El objetivo es «explicar el impacto del olivar en seto en la olivicultura mundial en términos de eficiencia, sostenibilidad y biodiversidad en combinación con un uso más óptimo de la tierra y el agua».

Este modelo «ha conseguido un volumen de negocio por campaña de unos 2.000 millones de euros, y una inversión acumulada de 7.000 millones, dando empleo a más 44.000 personas remuneradas con 90 millones de euros anuales». Por otro lado, «aporta unos 450 millones de euros, por campaña, a los estados productores en forma de recaudación fiscal, tanto por inversión, como a causa de la propia actividad económica».

En cada campaña se requieren de nuevas inversiones, tractores, vendimiadoras, almazaras, tratamientos, riego, ejecución y un largo etc. Por lo tanto, «la inversión total descrita asciende a más de 637 millones de euros por año, cuyo efecto impositivo, de acuerdo con los datos citados según la fiscalidad/país, y su idiosincrasia, sería de unos 100 millones de euros».

Además, el reciente desarrollo de olivares en seto en la región portuguesa del Alentejo «ha sido un excelente ejemplo de la compatibilidad de una cultura económicamente rentable, que permite crear valor en el sector y en la región, con la promoción de indicadores de desarrollo ambiental y social, es decir, con un impacto significativo en la retención de carbono, en la provisión de servicios ecosistémicos y en la estabilización de población en el territorio». Tras la ejecución de estas plantaciones, por campaña, «se ha creado la oportunidad de trabajar de forma estable y permanente a más de 700 personas».

Por otro lado, en el citado estudio se ha podido constatar científicamente que «el olivar en seto es dinamizador de biodiversidad, ya que permite mediante la cubierta vegetal, y la optimización de recursos, especialmente el agua, que se frene la erosión, y pérdidas de suelo».

Otro efecto medioambientalmente positivo, «es la fijación de CO2 del olivar en general, y del olivar en seto en particular, es decir, resulta ser un sumidero de CO2».

Agromillora ha indicado que por primera vez «el sector del aceite de oliva tiene una herramienta competitiva, el olivar en seto, para producir AOVE de forma sostenible y poder ganar cuota de mercado de manera relevante en relación con otras grasas vegetales».

www.agromillora.com

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A pesar de los efectos de la sequía, los responsables de ANIERAC y ASOLIVA aseguran que hay un margen de mejora, atribuible a la climatología, muy a tener en cuenta

La titular de Agricultura andaluza, Carmen Crespo, ha cifrado la producción de aceitunas para molturar en cerca de 3 millones de las que se obtendrán 587.000 toneladas de aceite de oliva. Este dato no coincide con las cifras que se manejan desde las distintas empresas de ANIERAC (Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles) y ASOLIVA (Asociación Española de la Industria y Comercio Exportador de Aceite de Oliva), y que sitúan la producción de aceite de oliva para esta campaña por encima de los 900.000 t, «incluso 1.100.000 t si llegan las lluvias». Estas cifras están obtenidas de los aforos, análisis de campo y algoritmos, que muchas de las empresas que pertenecen a ambas entidades realizan para obtener sus propias mediciones sobre la producción.

Las asociaciones del aceite de oliva recuerdan que los aforos son estimaciones que a veces se pueden quedar cortas –como ya sucedió el año anterior– y piden que «no se pase por alto el efecto positivo sobre la aceituna que pueden traer las lluvias»

El I Aforo del olivar 2022–2023 se presentó en Jaén, arrojando unos datos que estiman una producción de 587.000 t de aceite de oliva; lo que, según la propia consejera, supone un 49% menos de aceite que la recolección de 2021–2022, achacando al cambio climático y la sequía pertinaz que sufrimos de forma reiterada en los últimos años. 

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Investigadores de la Universidad de Barcelona (UB), con la colaboración de investigadores del Instituto de Investigación de Tecnología Agroalimentarias (IRTA), han desarrollado una herramienta que permite comprobar si un aceite de oliva virgen extra es o no de origen europeo, una información que es relevante porque la declaración de origen de aceite de oliva la regula la Unión Europea (UE).

La herramienta de autentificación geográfica, que se ha descrito en las revistas Food Chemistry y Food Control, se basa en el análisis de los hidrocarburos sesquiterpenos, unos compuestos orgánicos presentes de forma natural en las plantas, y que «tienen una composición u otra en función no solo de la planta, sino del clima y el medio y las condiciones en las que ha crecido», ha indicado Agustí Romero, investigador del IRTA. Por ese motivo, ha añadido que «pensamos que los hidrocarburos sesquiterpenos presentes en el aceite de oliva virgen extra podría ser buenos marcadores geográficos».

En relación con esto, la primera autora de los estudios, Beatriz Quintanilla–Casas, investigadora de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación, el Campus de Alimentación Torribera y el Instituto de Investigación en Nutrición y Seguridad Alimentaria (INSA) de la UB, ha manifestado que «la piedra angular de toda herramienta de autentificación eficiente es que se fomente en marcadores analíticos robustos». En el caso de la autentificación geográfica del aceite de oliva virgen, sus marcadores «tienen que depender mayormente de la variedad de olivo y su área de cultivo, sin que estén influidos de manera significativa por otros factores relacionados con el proceso de extracción o de conservación del aceite».

Según han explicado, una de las ventajas de los compuestos sesquiterpenos es «que, al tratarse de compuestos semivolátiles, pueden analizarse fácilmente mediante una técnica muy usada i al alcance de la mayoría de los laboratorios de control públicos y privados: la cromatografía de gases acoplada a una espectrometría de masas». El resultado es «un perfil cromatográfico que es específico para cada región geográfica que opera de forma similar al reconocimiento inequívoco de las personas mediante las huellas dactilares».

En este caso, permite identificar aquellos aceites que presenten una señal analítica muy distinta de las consideradas de referencia. El proceso para que un método analítico se transforme en una metodología oficial con validez legal «es lento y complejo», según los investigadores. En cuanto a la nueva técnica, «los primeros usuarios potenciales serían los laboratorios de inspección y control, las entidades de certificación y las grandes compañías comercializadoras del sector oleícola».

Así, podría convertirse en una nueva herramienta de cribado aplicable en los procesos de inspección y auditoría, con la finalidad de contribuir a garantizar que los productos que llegan al mercado sean auténticos y reducir las oportunidades de fraude comercial en el sector de la alimentación. Los trabajos se han llevado a cabo en el proyecto OLEUM (H2020 635690, 2016–2020) y el proyecto regional AUTENFOOD (Ris3CAT COMRDI15–1–0035–01, 2016–2018).

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La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha anunciado en Brunete un paquete de medidas para aumentar la producción de aceite de oliva en esta región, que contará con una inversión anual de 1,3 millones de euros, y contempla desde ayudas directas para superficie plantada, hasta donaciones de cultivo y formación para los agricultores.

Para paliar los efectos que está provocando tanto la invasión de Ucrania por parte de Rusia como la huelga de transportes en algunos productos de primera necesidad como el aceite de girasol, y ahora el de oliva, esta acción contempla cinco medidas divididas en cuatro bloques con el fin de incrementar la capacidad productiva de este alimento, como ha detallado la presidenta durante la presentación del balance del Plan Terra, puesto en marcha hace dos años con más de 50 medidas dirigidas a dar futuro al sector agroalimentario madrileño.

Para ello, Díaz Ayuso ha explicado que se crearán dos nuevas ayudas directas para los agricultores: una que contemplará la superficie de olivo tradicional cultivado y la otra para incentivar las nuevas plantaciones. Asimismo, habrá una subvención específica para modernizar la maquinaria que se usa para este cultivo y que permita, a la vez, incrementar su producción y reducir los costes, y se donará a los agricultores plantones de olivo autóctono que «es más resistente al clima, consume menos agua y no se encuentra en los viveros».

Finalmente, se formará a los agricultores, a través del servicio Agroasesor, en técnicas que mejorarán la producción del olivar tanto en manejo como en el uso de la maquinaria. Cabe destacar que el sector olivarero en la Comunidad de Madrid produce, actualmente, una media de entre 4 y 6,5 millones de kilos de aceite. 

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