Cambio climático

El proyecto LIAISE, en el que participan expertos del programa de Uso Eficiente del Agua en Agricultura del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) de la Generalitat de Catalunya, junto con otros investigadores expertos en agronomía y meteorología, realizará este año diversas actividades científicas encaminadas a averiguar cómo afectarán diferentes factores que intervienen en el ciclo del agua, incluida la actividad humana, y en un escenario de cambio climático, sobre la disponibilidad de este recurso.

El objetivo es aportar conocimiento sobre cómo afectará el calentamiento global sobre los recursos disponibles de agua dulce a nivel mundial, específicamente en las regiones productoras de alimentos, y cómo cambiarán las interacciones humanas con estos recursos y su valor para la sociedad. También se quieren comprender los efectos y las incertidumbres de los intercambios de agua y energía en el clima actual y cambiante y cómo transmitir esta información a la sociedad. En este sentido, el investigador del IRTA, Quim Bellvert, ha indicado que «necesitamos comprender mejor los procesos que afectan al ciclo hidrológico en zonas semiáridas del mediterráneo para poder actuar con criterio y, además, poder extrapolar nuestras investigaciones en otras zonas del mundo».

Para llevarlo a cabo se han localizado diferentes explotaciones agrícolas en la comarca leridana del Pla d’Urgell. En estas localizaciones, diversos grupos de investigación de MetOffice y King’s College (Reino Unido), Météo-France, CNRM y CESBIO (Francia), las Universidades de Wageningen, Utrecht y Delft (Holanda), Universidad de las Islas Baleares y el Servicio Meteorológico de Cataluña (España), Jülich Research Center y la Universidad de Hohenheim (Alemania), entre otros, instalarán diferentes instrumentos de medida de la evapotranspiración, de la interacción de los flujos suelo/atmósfera y se efectuará una monitorización de los cultivos. Además, entre el 15 y el 30 de julio, la Oficina Francesa de Aviones Instrumentados para la Investigación Ambiental (SAFIRE), la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Americana (NASA) tomarán una serie de imágenes aéreas de la zona con sensores térmicos y radar, las cuales servirán para generar mapas de evapotranspiración y humedad superficial del suelo.
 

La región mediterránea, un ‘punto caliente’
En la cuenca mediterránea, los recursos de agua han sido siempre limitados y por ello las proyecciones climáticas predicen que esta zona será un «punto caliente» del cambio climático durante el siglo XXI. «La cuenca mediterránea es un territorio de mucho interés para investigar las interacciones entre agua, atmósfera, suelo y población. Destaca una cobertura de suelo muy heterogénea y precipitaciones escasas esencialmente en zonas montañosas, las que implican una gestión humana de los sistemas fluviales naturales para proporcionar agua a los cultivos y una población cada vez mayor», ha explicado Bellvert.

Por otro lado, los embalses y la extracción del agua para el regadío modifican la cantidad y el tiempo del agua que desemboca en el océano, y el efecto que este riego tiene sobre el crecimiento y la estructura de la capa límite atmosférica local, además de modificar las condiciones atmosféricas cercanas a la superficie y aumentar la actividad convectiva y las nubes al viento de las zonas irrigadas.

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La International Wineries for Climate Action (IWCA) ha anunciado que Bodega Emina (D.O. Ribera del Duero), de las Bodegas Familiares Matarromera, y la australiana Cullen Wines se han unido a la asociación en su misión de descarbonizar el sector vinícola mundial. Como miembros candidatos, ambas bodegas se han comprometido a implementar medidas de forma inmediata para reducir sus emisiones de carbono en un esfuerzo para paliar la grave crisis climática.

Creado en febrero de 2019 por Familia Torres y Jackson Family Wines (EUA), IWCA es un grupo de trabajo colaborativo que aborda el cambio climático mediante estrategias innovadoras de reducción de las emisiones de carbono. El objetivo es que todos sus miembros reduzcan su huella de carbono en un 50% en 2030 y tengan un impacto positivo sobre el clima en 2050 contemplando los alcances 1, 2 y 3.

Para ser miembro, IWCA solicita a los candidatos que generen mediante instalaciones propias al menos el 20% de la energía renovable consumida en la bodega, que hayan reducido un 25% las emisiones de CO2 por botella de vino producido y que hayan completado una auditoría anual de gases de efecto invernadero (en los alcances 1, 2 y 3) utilizando la metodología del Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GEI) del Instituto de Recursos Mundiales (siguiendo la norma ISO 14064) y verificada por un auditor externo acreditado internacionalmente.

El mes pasado, Bodega Emina y Cullen Wines participaron en la segunda reunión virtual de IWCA para debatir el plan de acción de este grupo, a través de la incorporación de nuevos miembros y el intercambio de experiencias en la reducción de emisiones. En esta ocasión, Familia Torres compartió su experiencia sobre el uso de una caldera de biomasa en combinación con una máquina de frío por absorción, que enfría el agua gracias al calor de la caldera. Esta solución combinada les ha permitido reducir el consumo de gas en un 95%, el de electricidad en un 10% y evitar la emisión de 1.300 toneladas de CO2 al año. Además de los dos nuevos miembros, en la reunión participaron los cofundadores Familia Torres y Jackson Family Wines (EUA), así como las bodegas Alma Carraovejas (España), Silver Oak y Spottswoode Estate (EE. UU.), Symington Family Estates (Portugal), VSPT Wine Group (Chile) y Yealands Wine Group (Nueva Zelanda).

Durante la reunión se presentaron y debatieron los resultados provisionales de los grupos de trabajo que abordan las técnicas para el secuestro de carbono (‘Carbon Farming’) y el desarrollo de la calculadora simplificada de emisiones (‘Streamlined Emissions Calculator’). Esta herramienta de cálculo de GEI es especialmente interesante ya que facilitaría el procedimiento de solicitud de incorporación a IWCA por parte de bodegas pequeñas al no precisar los servicios de una consultoría externa. También se comentaron los pasos a seguir para convertir IWCA en una entidad sin ánimo de lucro.

La próxima reunión virtual de IWCA está prevista para mediados de 2021.

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El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) ha informado que los primeros manzanos que están más adaptados al cambio climático se plantarán el próximo año en Cataluña. Registrada con la denominación varietal 'HOT84A1', la nueva variedad de manzana es el primer resultado del programa internacional de mejora genética de manzana y pera ‘Hot Climate Programme’, que quiere dar respuesta a los retos del cambio climático. Es roja, crujiente, dulce y jugosa, y ha sido evaluada en los campos del IRTA de la Estación Experimental de Lleida y en la Estación Experimental Agrícola Mas Badia, en La Tallada d’Empordà (Girona), donde las temperaturas estivales pueden llegar a superar los 40ºC.

Joan Bonany, especialista del programa de Fruticultura del IRTA, ha manifestado que «las nuevas variedades de manzana, creadas con métodos tradicionales tienen, como objetivo, adaptarse a unos veranos cada vez más calurosos». Para añadir al respecto que «proporcionan nuevas oportunidades a los productores para cultivar manzanas en regiones donde cada vez es más difícil cultivar manzanas, así como en zonas más próximas al consumidor».

Cabe señalar que Hot Climate Programme está formado por el IRTA, Fruit Futur –una asociación formada por los principales productores de fruta de Cataluña (Actel, Fruits de Ponent, Nufri y Poma de Girona)–, el centro de investigación neozelandés Plant & Food Research, y cuenta con el apoyo del Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (DARP) de la Generalitat de Catalunya. Por su parte, la empresa T & G Global ha sido seleccionada como socio estratégico para desarrollar y comercializar estas variedades en todo el mundo, mientras que la asociación de productores catalanes Fruit Futur ha firmado recientemente la primera licencia para comercializar la 'HOT84A1' en la Península Ibérica.

 

Una demanda de los productores de fruta
A raíz de la demanda del sector productor de fruta en Cataluña, el año 2002 el IRTA, Fruit Futur y el centro de investigación Plant & Food Research pusieron en marcha el ‘Hot Climate Programme’, con el objetivo de desarrollar nuevas variedades de manzana y pera adaptadas a las altas temperaturas. En aquella época, los productores de fruta de Cataluña observaron que, debido a las condiciones climáticas, las variedades de manzana y pera que se habían cultivado hasta entonces tenían más dificultades para alcanzar una calidad óptima, en cuanto al color, la textura y el aroma, en las condiciones de cultivo de Cataluña. Dieciocho años después, los resultados de esta iniciativa de investigación e innovación han comenzado a dar sus frutos. Fuera de la Península Ibérica, empresas como Waimea Nurseries (Nueva Zelanda), TopFruit (Sudáfrica), Dalival (Francia), Worldwide Fruit (Reino Unido) y Montague (Australia), llevan a cabo ensayos de la variedad de manzana 'HOT84A1', en la que evalúan su comportamiento agronómico y su calidad.

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La bodega Valdemonjas, perteneciente a la D.O. Ribera del Duero, ha obtenido el sello de huella de carbono del Ministerio para la Transición Ecológica. Este sello permite reflejar el grado de esfuerzo acometido por las empresas en la lucha contra el cambio climático. Valdemonjas ha adquirido un compromiso de reducir más de la mitad sus emisiones actuales de CO2, antes del año 2022.

«Tener un mínimo impacto en el medio ambiente, conservar nuestro entorno y preservarlo para las generaciones venideras, está en el ADN del proyecto Valdemonjas. Este Registro de huella de carbono es un paso más que damos en esa dirección», ha destacado Alexis Moyano, CEO segunda generación de la bodega familiar.

Además, tanto los vinos elaborados en la bodega, que proceden de viñedos propios certificados con el sello de agricultura ecológica, como el propio diseño del edificio eco-sostenible siguen este camino de respeto a la naturaleza. A este respecto, el cofundador de Valdemonjas, Alejandro Moyano, ha señalado que «el diseño de la bodega nos permite generar nuestra energía eléctrica y recuperar agua de lluvia. Por otro lado, también estamos implicados con los objetivos de desarrollo sostenible fijados por la ONU para 2030. Estos compromisos no nos suponen un esfuerzo extra, ya que nos ayudan a ir en la dirección adecuada».

Calculo, Reduzco y Compenso

El sello del registro de huella de carbono, compensación y proyectos de absorción de dióxido de carbono permite identificar, para un periodo definido (anual), tres niveles de participación: cálculo de la huella de carbono, su reducción y/o compensación.

Valdemonjas se encuentra inmersa en la fase Reduzco (la segunada), que valora si se han hecho efectivos los compromisos de reducción. En este caso, la bodega se ha fijado como objetivo para 2022, un 54% de reducción de las emisiones de CO2. En la tercera fase, Compenso, se procederá a colaborar en proyectos para compensar el CO2 que emite.

La bodega ya realizó la primera fase denominada Calculo, que permitió determinar que la emisión de la bodega durante 2018 fue muy reducida, conseguida gracias al diseño eco-sostenible de su edificio. El aprovechamiento sostenible del agua fue una de preocupaciones de los propietarios de la bodega, antes de empezar a construir el edificio. Por este motivo se edificó una cubierta inclinada para recoger el agua de lluvia en unos aljibes subterráneos. También se diseñó un sistema eficiente de filtrado y tratamiento de agua, para poderla utilizar.

Asimismo, las necesidades energéticas de la bodega se cubren con sistemas de generación independientes de la red. Los paneles fotovoltaicos se han integrado en la cubierta del edificio de tal forma que, a la vez que captan la energía solar, sirven para dar sombra a la zona de entrada y recepción de uva. También se utilizarán sistemas pasivos de control solar en la fachada oeste, así como ventilación natural de los espacios, que permiten prescindir de sistemas de aire acondicionado, que originan un enorme gasto energético.

Valdemonjas es una bodega, que además de estar involucrada en el cuidado y preservación de su entorno, produce vinos de máxima calidad, como lo demuestra el hecho de tener cuatro de sus vinos incluidos en el último top 100 de la Ribera del Duero, según el Master of Wine, Tim Atkin. Asimismo, este octubre Pedro Ballesteros, el más veterano Master of Wine español, ha incluido ‘Abrí las Alas’ de Valdemonjas en el ranking de los 10 vinos más destacados de la Ribera del Duero, publicado en la prestigiosa revista Decanter.

https://valdemonjas.es

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Para aumentar la resiliencia del sector vitivinícola al cambio climático, el proyecto europeo VISCA (2014–2020), en el que participa el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) de la Generalitat de Catalunya, ha desarrollado una aplicación para ayudar a los productores de viña a gestionar de manera más eficiente las incertidumbres climáticas, y minimizar costes y riesgos a través de la mejora del manejo de la producción.

El proyecto, que está a punto de finalizar después de cuatro años de testeo con éxito del aplicativo, está coordinado por la empresa Meteosim, especializada en servicios meteorológicos y ambientales, y, entre otros socios participan la empresa Codorníu y el Barcelona Supercomputing Center–Centro Nacional de Supercomputación (BSC–CNS). Además, también hay socios de Francia, Italia, Portugal y Reino Unido.

El investigador del IRTA que ha liderado este proyecto europeo, Joan Girona, ha manifestado que «el aumento de las temperaturas provoca que la uva madure muy rápido desde un punto de vista fisiológico y eso incrementa la cantidad de azúcares que contiene. Pero fenológicamente el fruto está todavía muy verde y le faltan gustos y aromas, que son, precisamente, los parámetros que definen un buen vino». Para añadir que «en VISCA hemos desarrollado un aplicativo que permite al agricultor tomar mejores decisiones».

 

Avanzarse y tomar las mejores decisiones

Se trata de un programa que funciona en ordenadores y dispositivos móviles en el que el agricultor introduce información de manera regular y puede prever, con las condiciones meteorológicas a medio plazo, cuáles serán las necesidades reales de la viña, para avanzarse y tomar las mejores decisiones, como por ejemplo gestionar de forma más eficiente el riego, el clareo de uvas, las podas selectivas en verano o organizar todo el sistema de cosecha para que esté a punto para un día en concreto.

El programa es capaz, entre otros, de establecer qué cantidad de riego y de fertilizantes hacen falta con determinadas condiciones y de hacer una estimación de la producción que se obtendrá en función del momento en que se pode. Además, alerta al productor ante posibles acontecimientos que pueden comportar complicaciones.

Como ejemplos Girona ha comentado que «la App puede enviar una alerta porque se espera una ola de calor muy fuerte en pocos días, de forma que el agricultor pueda hacer un buen riego para evitar que las plantas se le quemen. O alertar de fuertes lluvias en una semana y el agricultor puede avanzar unos días la vendimia para que el agua no malogre la uva».

Para hacer todas estas predicciones, el programa se basa, para empezar, en los datos meteorológicos proporcionados por Meteosim, con un alcance de hasta 10 días; y también en las predicciones estacionales que elabora el BSC–CNS, que recoge los datos de la plataforma europea Copernicus y las procesa para corregir los modelos y adaptarlos en la escala de los usuarios. Después, el IRTA los aplica a diferentes modelos fenológicos, que se optimizan en base a inteligencia artificial, para predecir en qué fase estará la viña los próximos meses.

Por su parte, Raül Marcos, investigador postdoctoral del Grupo de Servicios Climáticos del BSC–CNS, ha indicado que «el uso de modelos de predicción climática, que prevén cómo el comportamiento atmosférico a más gran escala acabará forzando condiciones regionales aplicados a modelos fenológicos, permiten a los agricultores avanzarse a las condiciones que tendrán, y decidir la mejor opción para sus cultivos con meses de antelación».

 

Forzar el rebrote tardío de la viña

Uno de los puntos clave del aplicativo es que incorpora una técnica ajustada y afinada por el IRTA para controlar y mitigar la afectación de plagas y enfermedades en viña debido a las condiciones meteorológicas más extremas, cada vez más comunes en los últimos años. Se trata del ‘crop forcing’, que fuerza el rebrote de la viña en una época más tardía de lo habitual. Eso, además de prevenir enfermedades en el cultivo, consigue una mejor calidad del fruto.

El IRTA ha explicado que esta metodología consiste en podar la viña en junio, para hacer que la planta rebrote de nuevo en una época más tardía de lo habitual. De esta manera se consigue que el cultivo no sufra las consecuencias de las inclemencias meteorológicas de la primavera, una combinación de lluvias y calor que favorece la aparición de plagas y enfermedades como el mildiu, un hongo que este año ha provocado pérdidas de hasta el 80% en el sector vitivinícola catalán, sobre todo en zonas como el Penedès y la Terra Alta.

«La clave es identificar el momento preciso en que se puede hacer el ‘crop forcing’. Si se hace demasiado pronto, la cepa no tiene las gemas para volver a brotar. Y si se hace demasiado tarde, solo hará hoja y no uva», ha señalado Girona, que ha destacado que, además, de menguar las enfermedades, esta técnica de poda y rebrote tardío supone también una calidad más elevada de la uva, con una mejor carga de frutos que repercute en un vino de mejor calidad gracias a esta maduración tardía. Hasta ahora, se ha probado con éxito, sobre todo, con las variedades de ‘Tempranillo’ y ‘Chardonnay’.

La aplicación desarrollada en el marco del proyecto VISCA está previsto que llegue al mercado, y por este motivo el IRTA está en conversaciones con distintas empresas para poder desarrollarla comercialmente

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Familia Torres ha anunciado los IV Premios Torres & Earth 2020, que reconocen el compromiso de empresas, personas y territorios frente al cambio climático. Los premiados son tres proveedores de la bodega que han reducido considerablemente sus emisiones de CO2, contribuyendo a minimizar los efectos del calentamiento global –XPO Logistics, Fundación Privada Ilersis y el viticultor Robert Ferrando–, además de la provincia de Málaga como territorio considerado ejemplar en materia medioambiental por su proyecto ‘Málaga Viva’, y del programa televisivo ‘Aquí la Tierra por concienciar’ a la sociedad sobre el cambio climático.

Miguel A. Torres, presidente de Familia Torres y del comité de estos premios ha señalado que «la descarbonización del sector del vino y de la economía en general solo es posible con la implicación de todas las empresas, administraciones y personas; afortunadamente, cada vez hay una mayor conciencia medioambiental pero todavía queda mucho por hacer. Los Premios Torres & Earth nos permiten dar visibilidad y distinguir a aquellos que actúan activamente para frenar el calentamiento global».

El Premio Torres & Earth se le ha concedido a XPO Logistics, proveedor líder mundial de soluciones de transporte y logística, por su compromiso con la sostenibilidad, valorando la apuesta por hacer más eficiente el transporte y reducir el combustible mediante la tecnología y soluciones innovadoras; la incorporación de vehículos de combustible alternativo a su flota; las políticas de ahorro energético y el uso de energía eléctrica 100% renovable certificada.

De la Fundación Privada Ilersis, entidad leridana de carácter social para personas con discapacidad intelectual o en riesgo de exclusión social y proveedor de Familia Torres de cajas de madera, el comité de los premios ha valorado la reducción del 25% de las emisiones de CO2 respecto al 2014; la eficiencia en el consumo de agua y energía gracias a la instalación de limitadores de agua en los grifos, nuevos cierres de las ventanas e iluminación LED; la contratación de energía 100% renovable y el manual de buenas prácticas dentro del Sistema de Gestión Ambiental (ISO 14001).

En la categoría de proveedores también ha recibido el premio Torres & Earth el viticultor Robert Ferrando, de Sant Martí Sarroca en el Penedès, por utilizar un rebaño de ovejas en sus viñedos ecológicos que le ayuda a realizar la poda en verde, mantener la cubierta vegetal y fertilizar el suelo de manera natural, reduciendo así el uso del tractor; por recoger agua de lluvia para los tratamientos y por minimizar el consumo eléctrico.

En el caso de la Diputación de Málaga se ha reconocido el esfuerzo para hacer de esta provincia un ejemplo de sostenibilidad y respecto hacia el medio ambiente, gracias al proyecto ‘Málaga Viva’, que contempla desde 2016 un ambicioso conjunto de actuaciones para luchar contra el cambio climático. Entre estas, se incluye el proyecto de reforestación y recuperación de espacios y zonas verdes ‘Un millón de árboles’.

En la categoría de Divulgación, ‘Aquí la Tierra de TVE’, presentado por Jacob Petrús, ha sido prmiado por hablar de una manera amena, desde hace seis años y en horario de máxima audiencia, de temas medioambientales y de cómo afectan el clima y los fenómenos asociados a las personas, animales y al planeta en general, contribuyendo a crear conciencia social.

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Para analizar cuánto carbono se puede fijar en los diferentes cultivos y estructuras leñosas y desarrollar una Guía de Buenas Prácticas que permitan al agricultor contribuir a luchar contra el Cambio Climático, mejorando además la fertilidad de sus suelos, se creó hace dos años el Grupo Operativo (GO) CARBOCERT, que ha desarrollado el proyecto ‘Cuantificación y certificación de carbono orgánico en suelos agrícolas mediterráneos’.

En estos dos años de trabajo, el proyecto CARBOCERT ha conseguido establecer metodologías que permiten contabilizar el aumento de carbono en suelos agrícolas y en estructuras leñosas como consecuencia de la aplicación de prácticas agronómicas sostenibles.

Los estudios realizados muestran que los suelos agrícolas y los cultivos que en ellos se encuentran, tienen una función muy importante en el secuestro del carbono y que los agricultores pueden obtener un doble beneficio si aplican las prácticas agronómicas recomendadas por CARBOCERT para cada cultivo: por un lado, la reducción  de carbono de la atmósfera y, por otro, el aumento la materia orgánica de los suelos, lo que repercutirá de forma directa en la productividad y sostenibilidad de los suelos y en la mejora de sus cultivos.

Por ejemplo, en el estudio se ha cuantificado que una ha de almendro, utilizando las Buenas Prácticas propuestas, puede secuestrar 2 toneladas de CO2/año, por lo que si en España tenemos 630.000 ha de almendros, la capacidad anual de retención de carbono en este cultivo serían de 1,26 Mt CO2 /año. En olivar se puede llegar a capturar unas 2,8 t de CO2 /ha-año, por lo que en España con 2,6 millones de ha de olivar se podrían capturar 7,3 Mt CO2 /año.

Recomendaciones para seis cultivos mediterráneos

El proyecto CARBOCERT se ha centrado en seis cultivos típicos del área mediterránea: el olivar, el trigo, el viñedo, el almendro, los cítricos y el arroz. Para cada uno de estos cultivos se han identificado los distintos sistemas de producción y prácticas de manejo con mayor potencial de absorción y almacenamiento de carbono. También “se han analizado los factores climáticos, edáficos y agronómicos que influyen decisivamente en la absorción y almacenamiento del carbono”. Por último, “se han logrado implementar prácticas agrícolas sencillas y fácilmente replicables por parte del agricultor en los diferentes cultivos”.

El resultado de todo ello ha sido la publicación de la Guía de Buenas Prácticas Agrícolas ‘Secuestro de carbono y mejora de los suelos en cultivos agrícolas mediterráneos’, que se podrá bajar en pdf por fichas desde internet, y en la que se explica paso a paso las diferentes técnicas agronómicas y su aplicación en cada uno de los cultivos.

Beneficios importantes

Con CARBOCERT se ha mostrado que con técnicas agronómicas muy sencillas y de bajo coste se obtienen importantes beneficios: el aumento de la materia orgánica de los suelos; incrementos en la producción; la mejora de la calidad de los cultivos; o la adaptación de estas parcelas a efectos negativos del cambio Climático como es la escasez de agua. Si a ello se le une la absorción de CO2 y la lucha contra el cambio climático, el agricultor puede diferenciarse del resto por su conducta ambiental, mejorando su imagen de cara a la sociedad, y teniendo más fácil acceder a ayudas de la PAC condicionadas a las Buenas Prácticas Agrícolas.

Además, ha querido fijar las bases para una futura ‘Certificación’ para aquellos agricultores que sigan estas prácticas y ayuden a mitigar el Cambio Climático. Con todo ello, el Grupo Operativo CARBOCERT facilita además la consecución de dos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS) fijados por la Organización de Naciones Unidas: en concreto, los objetivos 13 y 15 sobre ‘Acción por el clima’ y ‘Vida de Ecosistemas Terrestres’.

Este GO ha sido liderado por la Asociación Española de Normalización (UNE) y en él se integran AENOR, ASAJA, el IRTA (Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries), el IFAPA (Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera) y la AEACSV (Asociación Española Agricultura de Conservación Suelos Vivos).  

www.une.org/cooperacion/carbocert

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La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA–ASAJA) y LA UNIÓ de Llauradors i Ramaders lanzan un claro mensaje a la gran distribución alimentaria para que no importen y vendan productos agrarios procedentes de países terceros, mientras tengan a su disposición esos mismos alimentos de calidad producidos en nuestro territorio, debido al tremendo impacto que esa estrategia comercial acarrea sobre el cambio climático.

Ambas asociaciones consideran que las firmas comercializadoras deben demostrar su preocupación y sensibilidad por el medio ambiente dando prioridad a productos de proximidad que generan una menor huella de carbono. No tiene ningún sentido, entienden desde el sector productor, sustituir en los lineales la producción autóctona de temporada por foránea, puesto que los productos agrarios venidos desde países no miembros de la UE presentan menores estándares de carácter medioambiental que los producidos bajo la legislación comunitaria y comportan mayores emisiones de gases de efecto invernadero a través de un transporte que, en muchos casos, supera los 10.000 kilómetros de distancia.

Por ello, AVA–ASAJA y LA UNIÓ solicitan que las políticas agrarias de la Unión Europea (UE), en forma de tratados con países terceros, y las estrategias de la gran distribución en materia alimentaria contemplen las importaciones agrarias de ultramar únicamente como un complemento puntual a la producción comunitaria y en ningún caso acaben siendo utilizadas para sustituirla y desplazarla del propio mercado europeo.

Los agricultores también solicitan la implicación de las asociaciones de consumidores a fin de que trasladen la importancia de que la ciudadanía, a la hora de comprar, sea más selectiva y apueste por alimentos que garantizan la máxima trazabilidad, frescura, salud, sostenibilidad ambiental y, al mismo tiempo, favorezca la recuperación económica de la UE.

El presidente de AVA–ASAJA, Cristóbal Aguado, y el secretario general de LA UNIÓ, Carles Peris, razonan que «es crucial que todos los actores que intervienen en la cadena alimentaria colaboren activamente en la lucha contra el cambio climático. Los agricultores europeos cumplimos los métodos de producción más respetuosos con el medio ambiente y creemos lógico, justo e imprescindible que el resto de agentes también arrimen el hombro dando preferencia comercial a la producción agraria local mientras haya de calidad. Lo contrario significa un atentado al medio ambiente y una evidencia fehaciente de que estas empresas no actúan en consonancia con la responsabilidad social corporativa que pregonan en su lucha contra el cambio climático».

La reivindicación de ambas organizaciones agrarias cobra especial fuerza a las puertas de una campaña citrícola donde se prevé una oferta europea ajustada a la demanda, así como ante las temporadas de uva, arroz, caqui, almendro, cereales y otras producciones agropecuarias valencianas que afrontan graves dificultades comerciales a causa de la Covid–19.

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La bodega de Familia Torres en Pacs del Penedés ha sido la primera en obtener recientemente el sello ‘Spanish Wineries for Emission Reduction’, una versión del certificado Wineries for Climate Protection (WfCP) que contempla, entre otros aspectos, un mayor compromiso en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la inclusión del alcance 3 en el cálculo y en los planes de mejora. Avanzando en la lucha contra el cambio climático y con el objetivo de dar un paso más en su mitigación, la certificación WfCP contempla esta categoría adicional, “Spanish Wineries for Emission Reduction”, que requiere mayor exigencia en uno de los cuatro pilares del esquema, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Las bodegas que quieren voluntariamente acceder a esta categoría, además de cumplir con los requisitos del esquema WfCP, deben verificar unas condiciones adicionales, como son emplear un 15% de energía renovable autogenerada y haber reducido un 15% su huella de carbono (incluyendo alcances 1, 2 y 3), con un objetivo de reducción a largo plazo de 35% para 2030.

Se trata de una oportunidad para aquellas bodegas que están en disposición de adquirir un mayor nivel de compromiso en este objetivo como es el caso de Familia Torres, que ya obtuvo para su bodega del Penedés el certificado de WfCP en el año 2017.

Por otro lado, dos nuevas bodegas han obtenido en el último mes el certificado Wineries for Climate Protection, según ha informado la Federación Española del Vino (FEV). Se trata de Bodegas Vivanco y Bodegas Carlos Serres, que han superado la auditoría independiente que les hace merecedores de este sello. Estas bodegas se unen a Criadores de Rioja, también del Grupo Vivanco, que obtuvo la certificación en 2018.

Este 2020 han superado la renovación bienal obligatoria, que implica un cumplimiento en los planes de mejora de las empresas en cada uno de los ámbitos de actuación de WfCP, las bodegas Ramón Bilbao, Cavas Vilarnau y Criadores de Rioja, mientras que Campo Viejo ha obtenido su segunda renovación, al ser la primera bodega de España en certificarse en 2016. De aquí a final de año se espera que otras 11 bodegas renueven su certificado.

www.fev.es

 

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La investigadora y directora del Posgrado de Tecnología, Gestión e Innovación Vitivinícola de la Universidad de La RiojaMaría Paz Diago, ha estado investigando la evolución del impacto del cambio climático en la Denominación de Origen Calificada (D.O.Ca.) Rioja, en un proyecto financiado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y por la Universidad de La Rioja, que concluyó en julio del año pasado.

Según ha explicado, esta investigación ha servido para poder realizar “un diagnóstico a nivel técnico y socioeconómico del conocimiento, evolución e impacto del cambio climático en esta D.O.Ca”. La idea era valorar cómo ha evolucionado el clima, y la fenología del cultivo es decir  fechas de brotación, floración, cuajado y vendimia en los últimos 60 años –desde 1950 a 2014– y “paralelamente hacer por primera vez un estudio sociológico a nivel de toda la Denominación sobre la percepción y en qué les afecta este cambio climático a los distintos agentes que conforman el sector vitivinícola así como las medidas que reclaman a la administración”.

Para la evaluación del clima, ha subrayado Diago, “se tomaron los datos de los últimos 60 años de lo que se denominan mallas climáticas de alta resolución, que fueron cedidas por Roberto Serrano, investigador del Instituto Pirenaico del CSIC, con las que conseguimos tener una resolución  prácticamente de 5 km por 5 km con un punto diario de temperatura y de precipitación con una resolución espacial muy alta”. Los 60 años se dividieron en dos series de 30 (1950-1981 vs 1982-2012) para poder establecer comparaciones, “siguiendo las metodologías publicadas a nivel europeo, en los 136 puntos de esa malla climática, que respondían a la D.O.Ca. Rioja, al tiempo que se determinaron las principales variables climáticas”. También se analizaron para cada municipio de la Denominación, los cambios por década de las variables climáticas.

Los resultados a los que ha llegado el grupo de trabajo coordinado por María Paz Diago indican que “el promedio de la temperatura ha aumentado entre 0,9 y 1,3 ºC, tanto en la temperatura mínima como el de la máxima”. Asimismo, la precipitación anual no ha mostrado variaciones significativas en los dos períodos de 30 años mencionados, salvo en una pequeña zona de Rioja Alta (Haro, Casalarreina, Cuzcurrita…), poblaciones que siguen el curso del Ebro, donde se han observado descensos, de entre 60 y 120 mm anuales. Y esto sucede, según la investigadora, “porque las precipitaciones muestran una gran variabilidad interanual y aunque se consideren períodos de 30 años, al compararlos entre sí, las diferencias no son significativas”. 

En el proyecto también se ha analizado si ha habido cambios en la distribución estacional de estas precipitaciones. Tradicionalmente las mayores precipitaciones sucedían en invierno y otoño, observando que la tendencia es a disminuir en ambas estaciones, aunque no sucede de forma significativa. Diago ha comentado que “está lloviendo menos en invierno y en otoño, pero no especialmente, mientras que en verano y en primavera no ha habido cambios reseñables. Los números de días cálidos, superiores a los 35º, han aumentado, las heladas han disminuido y, la fecha de las últimas heladas, también ha sufrido cambios”. 

 

Caracterización de las zonas vitícolas
Trabajar con el Índice de Winkler sobre la integral térmica, ha servido para caracterizar las zonas vitícolas. Según este índice, las regiones 1 son las más frías y las  2, 3 y 4, cada vez, más cálidas. La Investigadora ha subrayado que “en la primera treintena evaluada, Rioja Alta tenía de promedio una mayoría de región 1 y 2 y el resto de la denominación estaba en la zona 2, y una pequeña parte de La Rioja Oriental (entonces Rioja Baja) en zona 3, pero ahora ha habido un salto a una región de temperatura superior; por ello la región 1 ha pasado a 2, y una buena parte de las zonas calificadas como región 2 han pasado a 3, lo que es significativo. Por tanto, estamos en una región cada vez más cálida para el cultivo de la vid”.

Relacionado con todo esto y en colaboración con investigadores de viticultura de la Universidad Pública de Navarra se realizó una modelación matemática de las fechas de fenología, para brotación, floración y envero de dos variedades de uva: 'Tempranillo' y 'Garnacha'. “Y lo que se ha observado es que hay adelantos notables para las tres fechas. En el caso de 'Tempranillo', para el estado fenológico de yema, hay un adelanto entre 2 y 4 días, para 'Garnacha', entre 3 y 5 días de adelanto. En la floración, de 3 a 7 días en las dos variedades y en el envero, se ha adelantado 6 y 12 días, para las dos variedades, por lo que se vendimia más pronto que hace años”, ha afirmado María Paz Diago.

Por lo que se refiere a la parte sociológica de la investigación de este proyecto, liderada por Sergio Andrés Cabello, del Departamento de Ciencias Humanas y el área de Sociología de la Universidad de La Rioja, se han realizado 480 encuestas a pie de campo, se ha contado con 2 grupos de discusión de 15 personas cada uno, y con un conjunto de entrevistas en profundidad a más de 20 personas del sector vitivinícola de la D.O.Ca. Rioja

Diago ha manifestado al respecto que “se demostró que efectivamente entre el 80 y el 90% de los encuestados no niegan el cambio climático; el 64% asume que ha aumentado el coste de la actividad vitícola en sus explotaciones, sobre todo por temas de implantación de riego, de contratación de seguros o inversiones en bodegas”. Para añadir, que las demandas de los encuestados se centran en reclamar a las administraciones públicas “una formación para la adaptación de medidas para el cambio climático, y que no todo se quede en múltiples jornadas aquí y allá, además de pedir ayudas económicas”. Finalmente, “el 70% no tienen una visión catastrofista de lo que va a pasar, sino que indican que se podrán adaptar a las nuevas condiciones”.

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