Tomàs Cusiné, propietario del grupo Tomàs Cusiné y enólogo

Tomàs CusinéEntrevista
Tomàs Cusiné, Propietario del grupo Tomàs Cusiné y enólogo

‘Queremos que en 2020 todas nuestras viñas sean ecológicas’

Llegó al mundo del vino con 22 años, cuando su padre adquirió Castell del Remei y se ha hecho su propio nombre, Tomàs Cusiné. Con él inició un proyecto en solitario en Costers del Segre desde el que ha saltado a otras denominaciones con vinos en Conca de Barberá, Montsant y sin renunciar a la D.O. Catalunya y que le ha permitido hacerse con la gestión de Castell del Remei. Un 40% de su producción ya es ecológica. El porcentaje seguirá creciendo hasta llegar a la totalidad. Cultiva 165 hectáreas de viña y exporta la mitad de su producción.

 

¿Cómo empezó en el mundo del vino?
En 1982 mi padre compra la finca Castell del Remei y nos encontramos con la bodega y apostó por invertir en el mundo del vino. Plantamos viñas y empecé a trabajar con 22 años, sin una voluntad clara de dedicarme a este sector hasta que me cautivó.

¿Cómo recuerda su primer vino?
Como en Castell del Remei había mucha cantidad, seleccioné las mejores barricas entre 2.000 para el primer Gotim Bru.

¿Qué diferencia esas primeras botellas del actual?
No tiene nada que ver. Aquél era de mucha crianza y bastante evolución, con un compendio de uvas o de vinos de diferentes zonas. Actualmente, es un Gotim Bru mucho más fresco, más amable, con menos crianza.

Después comienza un proyecto en solitario.
En 1985 empecé en Castell del Remei al 100%, en 1997 compramos fincas en La Pobla de Cérvoles para entrar en la viticultura de montaña y viñas de altura buscando más calidad, más estructura, más corpulencia, buscando altos niveles de percepción. Cérvoles fue la bodega que nos dio la primera oportunidad de hacer calidad. En Castell del Remei se hacían buenos vinos, pero era difícil hacer grandes vinos. Castell del Remei 1780 nace cuando se incorpora Cérvoles. Y después, en 2003, me voy e inicio como Tomàs Cusiné un proyecto desde cero en El Vilosell, un proyecto en solitario plantando viñas y comprando uva a productores de la zona.

¿Cuándo piensa en embotellar en Vimbodí y Poblet?
Con la cosecha 2012, después de unos años gestionando unas viñas en la zona de Vimbodí y Poblet, junto a Xavier Cepero empezamos el proyecto Cara Nord. Es otra denominación de origen, otra zona en la Conca de Barberà, lo que pretendíamos era crecer en otra D.O. Tenemos otro vino en Montsant, Mineral. Y en 2014 volvemos a Castell del Remei. Ahora llevamos todo conjuntamente profundizando mucho en las diferencias de cada una de las bodegas porque no tienen nada que ver desde el punto de vista del terroir, el terruño, del suelo.

¿Si tuviera que elegir un vino de cada zona cuáles serían los que presentaría?
Hay muchos vinos que estimo. Hablaría de un blanco Auzells de Costers del Segre porque tiene el compendio de muchas variedades (Macabeo, Sauvignon blanco, Chardonnay, Riesling, Albariño), de Finca Racons (Macabeu). De Cérvoles, Garnatxa, que para mí es el vino del futuro en la zona; variedad autóctona, sin madera, muy directo. De Castell del Remei un Gotim Bru y de Conca de Barberà ahora sacaremos dos monovarietales: un Garrut y un Trepat.

Este año, un 40% de la vendimia ha sido ecológica. ¿Se plantea que sea el 100% en el futuro?
Sí. Tengo el objetivo que sobre 2020 todas nuestras viñas sean ecológicas. Estamos notificándoselo a todos los agricultores a los que les compramos para que hagan la conversión a producción ecológica.

Hace unos meses anunció que Castell del Remei, en Penelles, se potenciará como enclave turístico con la creación de un centro de interpretación musealizado que contará la historia de este lugar de Lleida concebido por la familia Girona a mediados del siglo XIX, que fue una colonia agrícola y que cuenta con un castillo, un santuario, talleres y otros edificios. ¿Cómo va el proyecto?
Para nosotros era obligatorio recuperar la historia. Tenemos una inmensa cantidad de maquinaria; antes todos los toneles se hacían en Castell del Remei, todo se reparaba aquí. Era un pueblo que tenía su propia cultura y queremos poner en valor su colonia agrícola, dar un buen servicio al visitante. Llevamos dos años haciendo un recopilatorio de memoria gráfica y oral, ya hemos editado su historia y preparamos otro libro. Creemos que se merece un reconocimiento histórico.

Rosa Matas, Lleida.

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