Andreu Francisco, presidente del Consorcio DO Alella
Entrevista publicada en el nº 13 de Enoviticultura
“La cuestión de la identidad es muy importante, nos gusta que se pueda catar un vino a ciegas y afirmar es un Alella”
[[{"type":"media","view_mode":"media_large","fid":"1595","attributes":{"class":"media-image alignright wp-image-2122","typeof":"foaf:Image","style":"","width":"170","height":"237","alt":""}}]]¿Qué aportación hace el Consorcio DO Alella?
El Consorcio agrupa 15 ayuntamientos de los 18 municipios que integran la DO Alella más el Consejo Regulador de la DO. Las acciones que desarrollamos, en este momento, se agrupan en tres grandes bloques: trabajar el sentimiento de pertenencia de la ciudadanía al territorio DO Alella, la promoción y divulgación de la DO y la creación de productos enoturísticos.
Ser una de las DO más pequeñas de la península ¿tiene ventajas o desventajas?
Imagino que, como todas las cosas, tiene ventajas y desventajas. La principal desventaja es que sólo ocho bodegas integran la DO Alella. Esto hace que el presupuesto que las mismas pueden aportar para hacer promoción conjunta sea bastante limitado. La creación del Consorcio DO Alella tiene como objetivo, entre otros, paliar esta limitación. En el capítulo de las ventajas, creo que las reducidas dimensiones de esta DO tienen muchas lecturas positivas. Ya hace muchos años que las bodegas de la zona se dieron cuenta de que no podían competir en cantidad con las otras zonas vinícolas de Cataluña y del resto del Estado y decidieron apostar firmemente por la calidad. Esta apuesta sitúa hoy a los vinos de la DO Alella en primera línea mundial en lo que se refriere a calidad. La prueba son los diversos galardones a nivel internacional que nuestros vinos van acaparando año tras año; y lo mejor de todo es que, aunque esta zona es conocida por sus vinos blancos, los tintos, dulces y espumosos también están recibiendo muchos premios. Otra de las ventajas de disponer de un territorio de tan sólo 314 hectáreas es la uniformidad del “terroir”. En un espacio tan pequeño, y a pesar de que el clima y la geología son ligeramente distintos a ambos lados de la Serralada Litoral, el comportamiento de la viña en toda la DO es muy parecido. Esto hace que el consumidor pueda apreciar ciertas características comunes en todos los vinos DO Alella. Para nosotros la cuestión de la identidad es muy importante, nos gusta que puedas catar un vino a ciegas y afirmar “es un Alella”.
La Pansa Blanca es el “buque insignia” de la DO, pero ¿por qué elegir un vino con esta variedad?
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Porqué será un vino de calidad y será diferente de aquellos que estén elaborados en otras zonas, con otras variedades o incluso con Xarel·lo. Esto enlaza con lo que decía antes de la identidad. Hace cientos, quizá miles de años que la Pansa Blanca está adaptada a este territorio, al “sauló”, a la falta de agua, al sol, a las lluvias torrenciales... Este es el lugar donde esta variedad da los mejores resultados y es la que mejor permite identificar una tradición milenaria. Es la máxima expresión de nuestra identidad.
Contáis con bodegas que son referencia en cultivo ecológico ¿puede ser una seña de identidad de la DO?
Ahora mismo la mitad de las ocho bodegas que elaboran vino en la DO Alella trabajan con agricultura ecológica. Si entendemos el paisaje como patrimonio y apostamos por su conservación, tiene sentido pensar que el camino lógico a seguir sea el de la agricultura ecológica y el de la elaboración de vinos cada vez más naturales. Esto también permitirá al territorio y a las variedades expresar sus características con más intensidad. Al final, todo nos conduce hacia la potenciación de la identidad de esta zona. De todos modos, desde el Consorcio apostamos por la promoción turística del territorio y de los productos que elaboran nuestras bodegas. Corresponde a las propias bodegas la toma de decisiones sobre qué productos elaborar y la forma de hacerlo.
Con un consumo cada vez menor ¿hacia dónde se debería enfocar la promoción? ¿Al consumo privado o a mejorar el canal HORECA?
Yo soy partidario de la promoción de ambas. Y creo que una de las claves para conseguirlo es trabajar el sentimiento de pertenencia del ciudadano a este territorio. Todavía hay muchas personas que viven en el territorio de la DO Alella y no lo saben. Desde hace unos meses, en la entrada de cada municipio consorciado hay una gran banderola que informa que ese municipio pertenece a la DO Alella. Si conseguimos que el ciudadano sienta suyo lo que se produce en su territorio, cuando vaya a la tienda a comprar un vino, elegirá más fácilmente un DO Alella. Si, además, trabajamos para convencer al restaurador de esta zona de la conveniencia de apostar por los vinos producidos aquí, al mismo tiempo que su cliente también le expresa su deseo de encontrarlos en la carta, aumentaremos el consumo de vinos DO Alella dentro del territorio de la misma, que es lo que sucede con normalidad en la mayoría de zonas vinícolas del mundo.
Si miramos un par de años atrás, ¿cómo han evolucionado las ventas en la DO? ¿Se apuesta por la exportación?
En general, desde todas las bodegas nos llega el mensaje que las ventas han bajado ligeramente en el mercado interior, especialmente en los productos de más gama alta. Pero parece que todas ellas han afrontado la bajada de ventas apostando por vender en el extranjero, donde valoran especialmente los productos de gama alta. Las exportaciones crecieron en 2010 y lo han vuelto a hacer en 2011. En la DO Alella no se producen millones de botellas, con lo que la representación de nuestros vinos a nivel mundial no es muy significativa pero si, sobre un mapamundi, pintáramos del mismo color todos los países en los que se distribuyen vinos de nuestras bodegas, nos encontraríamos con un mapa de color sorprendentemente uniforme. Además, nos sentimos especialmente orgullosos de contar con referencias DO Alella en las cartas de los mejores restaurantes del mundo.
Con Barcelona y su gran abanico de ofertas culturales y de ocio tan cerca ¿os beneficia para la promoción del enoturismo? ¿Se asocia a vuestra DO con la ciudad?
Sí, claro que nos beneficia. Barcelona es un foco mundial de atracción de turistas. Esta ciudad la visitan muchos millones de personas cada año; entre esas personas hay cientos de miles que se sienten atraídas por el mundo del vino. Debemos apostar fuerte para que esas personas sepan que a sólo 15 quilómetros de la ciudad se encuentra una zona donde se producen vinos de calidad. Una zona en la que hay ocho bodegas visitables donde catar y comprar vinos, donde disfrutar de espectaculares vistas de las viñas sobre el mar. Donde conocer una bodega modernista (un altísimo porcentaje de turistas que visitan Barcelona se interesan por Gaudí y el modernismo). Una zona donde se producen vinos desde hace miles de años y en la que visitar una bodega de época romana. Pero no sólo hay que llegar al turista extranjero. Cuando el habitante de Barcelona sea consciente de todo lo que tiene al alcance de su mano a tan sólo 10 o 15 minutos de su casa, conseguiremos que visite la zona y que aprenda a apreciar los vinos DO Alella. Cuando los aprecie, será más fácil que los sienta como propios y los consuma con frecuencia.
Por último, ¿cómo valoráis la vendimia de este 2011?
Según las informaciones que nos han ido llegando desde las diferentes bodegas, parece que después de un año climáticamente bastante extraño, la mayoría de los enólogos afrontaron la vendimia con prudencia y sin tener muy claro cuál sería el resultado de esta añada. Se acercaba el momento de recoger la uva y, a pesar de contar con una sanidad impecable, el grado no aumentaba como era deseable. Con toda la uva recogida y el vino en producción, los enólogos seguían mostrándose cautos pero más optimistas. Hoy, con algunos vinos 2011 ya en el mercado y otros evolucionando, todas las dudas están disipadas y todo parece indicar que nos encontramos ante una añada de calidad.