María Naranjo «mostrar los vinos españoles en Barcelona, en la BWW, es jugar en casa y eso en términos futboleros es un punto a nuestro favor»

Del 7 al 9 de febrero de 2022 se celebrará en el recinto de Montjuïc la segunda edición de Barcelona Wine Week (BWW), certamen que, tal como han señalado sus organizadores, se reafirma como un ‘gran escaparate’ para las bodegas y el vino español con la presencia de un gran número de operadores internacionales, así como un gran centro de negocios. La feria ha sido presentada en rueda de prensa presencial celebrada en la sede del ICEX (España Exportación e Inversiones) en Madrid y, también, ha podido ser seguida online.

El Salón reunirá a 600 bodegas, la práctica totalidad de las Denominaciones de Origen españolas –unas 40–, las marcas más consolidadas del mercado y 20.000 compradores. La edición de 2022 cuenta ya con una importante parte de su espacio reservado (cerca del 80%) y con la confirmación de participación de más de 400 empresas y firmas distribuidoras. Para el presidente de BWW, Javier Pagés, «la excelente acogida comercial que el sector está dispensando a BWW, con un ritmo de contratación a niveles de prepandemia, constata que el mercado del vino da signos de reactivación». A su favor juega la ventajosa posición del evento en el calendario internacional de ferias de sector, ya que BWW será el primer certamen del año 2022, tanto en España como en sus mercados de influencia, «lo que le otorga una importante ventaja competitiva respecto a otras convocatorias del sector», ha subrayado.

Pagés, en la línea de lo apuntado, ha señalado que «España tiene la obligación de tener una feria del vino de calidad que sea un referente a nivel mundial», y por este motivo ha pedido al sector vitivinícola de nuestro país que «se implique en el proyecto».

Por su parte, el director del salón, J. Antonio Valls, ha puesto en valor «la grandeza y riqueza vitivinícola española, que es única en el mundo». Sobre la feria, que pretende ser un viaje por el territorio, ha comentado que se fundamenta en cuatro ejes principales: plataforma internacional, exposición, hub como espacio para el conocimiento y la cultura, y gastronomía. Y ha añadido que «BWW es un escaparate del vino nacional para los operadores internacionales».

En este sentido ha anunciado que el programa BWW Hosted Buyers invitará a más de 350 compradores internacionales de más de 40 países para llevar a cabo más de 4.000 reuniones de negocios con las empresas expositoras.  Además de esta delegación de profesionales internacionales -procedentes mayoritariamente de EE. UU, Canadá, Alemania, Reino Unido, Bélgica y Holanda-, el programa VIP Buyers convocará a cerca de 1.300 profesionales nacionales del sector con poder de decisión de compra en la distribución, la hostelería y el comercio acreditado.

También ha intervenido el director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luis Benítez, quien ha reiterado que este año «hemos crecido en ventas, pero no en valor. Hay que dignificar el vino español». Además, ha reivindicado el papel de las pequeñas bodegas y microempresas, que representan un 75% del sector vitivinícola español, frente al 24% de empresas medianas y el 1% de grandes.

Benítez ha indicado que en las ponencias de las jornadas de la BWW se tratarán temas de actualidad como el cambio climático, la recuperación del patrimonio vitivinícola con variedades tradicionales autóctonas, la sostenibilidad, la digitalización y vino y salud. Y es que «BWW es también la plataforma para contar las cuestiones que preocupan al sector», ha subrayado.

Por último, María Naranjo, directora de Industria Alimentaria del ICEX, que ha defendido la marca España para los productos agroalimentarios, ha afirmado que «mostrar los vinos españoles en Barcelona es jugar en casa y eso en términos futboleros es un punto a nuestro favor». Para añadir que en nuestro país «hemos de quitarnos muchos complejos de encima y abordar temas como los nuevos consumidores y nuevos formatos para el vino». La apuesta pasa por la diversificación de mercados, la diferenciación de la producción y la digitalización.
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