El 5º Simposio de Viticultura Regenerativa presenta avances para combatir el cambio climático
El 5º Simposio de Viticultura Regenerativa ha reunido en Vilafranca del Penedès (Barcelona) a expertos en gestión del suelo y captura de carbono para mostrar cómo este sector puede ayudar a frenar la crisis climática. Impulsada por la Asociación de Viticultura Regenerativa (AVR) y el Clúster Vitivinícola Catalán (INNOVI), la jornada ha contado con intervenciones en las que se han dado a conocer diversas estrategias para que el cultivo de la viña tenga un impacto positivo en el balance global de carbono.
Presentado y conducido por Eloi Montcada, Clúster Manager de INNOVI, la bienvenida institucional ha ido a cargo del alcalde de Vilafranca del Penedès, Francisco Romero, y el director general del Instituto Catalán de la Viña y el Vino (INCAVI) de la Generalitat de Catalunya, Joan Gené, que han destacado la «visión» de poner en marcha el Simposio en su momento, muestra «la vitalidad y el compromiso del sector». Romero ha aprovechado para recordar que el ayuntamiento de la ciudad organizará próximamente, junto a la Universidad Rovira i Virgili (URV), la primera Cátedra vinculada con el cambio climático.
La presidenta de INNOVI y socia fundadora de la AVR, Mireia Torres, ha recordado que la entidad que empezó hace cuatro años con 4 socios, ya tiene 125 socios de 8 países. Una red colaborativa que fomenta prácticas sostenibles siguiendo lo que ha calificado «uno de los mejores modelos agrícolas que existen en un escenario de cambio climático». Torres ha señalado que «queremos poner en valor los vinos procedentes de viñedos con prácticas regenerativas. Por ello, es importante la certificación en este tipo de viticultura».
El doctor ingeniero agrónomo, Luis López Bellido, ha iniciado las ponencias destacando el potencial enorme de la agricultura para almacenar carbono, capacidad que hace de ella un sector económico único. En el suelo hay entre 2 y 3 veces más que en la atmósfera y la vegetación, pero las prácticas del siglo XX han dañado este sistema natural y hay que mejorar su gestión para recuperar capacidad capturadora. El objetivo es que cada hectárea cultivada retire entre 0,8 y 4,5 toneladas al año de CO2 equivalente, y para ello «es necesario conocer los mecanismos complejos que rigen el carbono orgánico».
Créditos de carbono
El jefe del Servicio de Políticas Transversales y Acción Exterior del Departamento de Agricultura de la Generalitat de Catalunya, Salvador Samitier, ha abordado un aspecto relevante de la acción contra el cambio climático: los créditos de carbono, un «sistema de comercio» que puede ser útil ante la crisis climática, pero que es complejo. Al respecto, ha comentado que, de momento, hay dos grandes mercados desconectados: el de los créditos obtenidos por cumplimiento de normativas y el de los obtenidos por prácticas voluntarias.
A continuación, el biólogo especializado en fertilidad y manejo sostenible del suelo, Carlos Alberto Torres, y la ingeniera agrónoma Diana Jiménez de Santiago, del centro BETA de la Universidad de Vic, han subrayado que son necesarios mecanismos unificados para evitar doble contabilidad de créditos, certificaciones equivalentes y garantizar tanto la rentabilidad de los créditos como su durabilidad en el tiempo. Además, hay que asegurar que no se generan perjudicando otros aspectos del medio ambiente ni incumpliendo derechos laborales y humanos. Con unos actores financieros cada vez más activos y una demanda creciente de créditos de origen natural, este es un aspecto importante.
Cultivos más sanos y resistentes
La segunda y última parte del Simposio se ha centrado en el suelo y los mecanismos para regenerarlo. Las técnicas y los objetivos son compartidos: reducir el labrado, evitar los pesticidas, integrar la ganadería en los cultivos y aumentar la presencia de carbono en el suelo, restaurar el ciclo biológico de los nutrientes y mejorar la percolación del agua.
La ingeniera agrónoma y microbiología, Isabella Tomasi, ha abierto el bloque anunciando una nueva técnica que supone «saltos cualitativos muy interesantes» en la salud de las raíces y las plantas basada en el equilibrio pH/potencial redox del suelo. Respirar oxida, también en el caso de las plantas. Pero la oxidación se puede reducir si la planta recibe más energía solar y si el suelo que la rodea mantiene un equilibrio adecuado entre el pH y el potencial redox. Un pH neutro ligeramente alcalino (entre 7,2 y 7,5) y un potencial redox reducido (entre 430 y 450 mV en el suelo) son las condiciones ideales para favorecer una fisiología vegetal resiliente y activa. Esta combinación favorece la actividad microbiológica beneficiosa, estimula la síntesis de compuestos orgánicos y refuerza las defensas de la planta.
Los suelos con estas características, además, contienen más oligoelementos, enzimas, vitaminas y antioxidantes naturales, que no sólo contribuyen a la vitalidad del viñedo, sino que también pueden reducir las emisiones de carbono de las plantas. Tomasi apuesta por el uso de bioestimulantes lactofermentados o compuestos ricos en materia orgánica, como herramientas para corregir desequilibrios y estimular la actividad de la microbiota.
Estudios en marcha
Amaia Nogales, investigadora del IRTA, especializada en biología vegetal e interacciones planta–microorganismo, ha hablado del papel de los hongos micorrízicos, que establecen simbiosis con las raíces y les aportan nutrientes y agua a cambio de compuestos de carbono. Las prácticas de agricultura intensiva, sin embargo, destruyen estos hongos y alteran los ciclos biológicos del suelo. Es por ello por lo que Nogales ha presentado los primeros resultados de un estudio en curso sobre la inoculación de hongos y la combinación con cubiertas vegetales para mejorar la micorrizoesfera, entre los que destaca el aumento de la presencia de hongos beneficiosos. Un trabajo que se complementa con Regenera.cat, un proyecto del CREAF que ha sido explicado por Xavier Domene. La iniciativa se orienta a la mejora de la biodiversidad de los suelos de una manera más general, tanto en superficie como en el interior (depredadores de plagas, polinizadores...). Esto también debe aplicarse a los hábitats adyacentes, beneficiando a los cultivos como parte de un gran ecosistema. En el proyecto (2024–2025) se han analizado cuatro cultivos diferentes, entre los cuales vid con la participación de Familia Torres.
Para concluir, Marc Viñas, investigador en el programa de sostenibilidad en biosistemas del IRTA, ha hablado de Vitiregenere, un proyecto en el que participan Familia Torres, Jean León, Can Feixes y Clos Mogador para la mejora de la biodiversidad del entorno y evaluar el impacto de la gestión del viñedo y el suelo en los parámetros fisicoquímicos y la diversidad microbiana de este último. Por su parte, Felicidad De Herralde, del programa de fruticultura del IRTA, ha presentado dentro de Vitiregenere un manual de buenas prácticas de viticultura regenerativa, que ya está disponible y que contiene indicaciones para quien quiera orientar su actividad a este modelo que promueve la regeneración del suelo y la captura de carbono.