Entrevista a José Enrique Sanz, gerente de la IGP Cítricos Valencianos

Entrevista a José Enrique Sanz, gerente de la IGP Cítricos Valencianos

‘Echo de menos que el sector citrícola no se vuelque más en la IGP y cree una cuota para promoción’

La climatología, la sanidad vegetal, el ‘cold treatment’ (tratamiento de frío) en las importaciones procedentes de terceros países son algunos de los temas que preocupan al sector citrícola de nuestro país. De todo ello, y otros aspectos de interés, hemos hablado con José Enrique Sanz, gerente de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Cítricos Valencianos, cuando la campaña actual ya está marcha, en la que la previsión de aforo elaborada por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación estima una disminución del 15,6% respecto a la anterior.

 

¿Cómo se presenta la campaña de este año para los cítricos valencianos?

Con condicionantes marcados, sobre todo, por la climatología y con la incógnita del volumen que pueda venir de países terceros. Si estos países no tienen demasiada carga de producto en noviembre y nuestra ‘Navelina’ puede salir y defenderse bien, la tendencia de la campaña será buena.

Para los cítricos valencianos, ¿Sudáfrica es como una piedra en el zapato?

Sí lo es, por el volumen de cítricos de ese país que ha llegado a entrar en la Unión Europea, que debería defender más su producto, cosa que echamos de menos. Si todo se lleva con sentido común y el producto de países terceros entra en Europa en junio, pero sobre todo en julio, agosto y septiembre, incluso octubre, no se solapa con nuestras naranjas, pero en noviembre sí. No se entiende que en noviembre aun pueda quedar producto en los lineales procedente de estos países, como es el caso de Sudáfrica, y que nuestra naranja esté en los árboles.
Otro tema es el fitosanitario, las plagas, el riesgo que conlleva el poco control que hay a nivel de fronteras. Ahora ya se puede exigir el ‘cold treatment’, eso va a condicionar que se cumpla la entrada de producto sano. A partir de allí, que mande la ley del mercado.

El abandono de muchos campos, ¿lo complica todo aún más?

Sí, porque el cítrico valenciano también tiene una parte importante de tradición en el minifundismo, que defendemos desde la IGP. Los problemas de los costes hacen tirar la toalla antes al pequeño agricultor que a las grandes fincas por lo que, evidentemente, el minifundismo ha tenido un mayor abandono.

Y la IGP, ¿cómo se encuentra?

La IGP está en una tendencia creciente desde hace unos años. Hay cada vez más almacenes que se dan de alta en nuestra indicación, sobre todo porque existe una mayor demanda por parte de la gran distribución y ese aspecto es donde radica nuestro éxito, el convencerla de poder distinguir el producto. También se ha creado una necesidad por todo el contexto que estamos hablando con fruta procedente de países terceros o, incluso, de otros orígenes a nivel nacional, hasta el punto de que en tu propia comunidad autónoma productora puede haber producto a la venta que sea de otras zonas.

‘La IGP está en una tendencia creciente desde hace unos años’

Como IGP, ¿no notan a faltar la cultura que hay en otros países respecto a los productos con label de calidad?

En la pregunta anterior me he centrado en el mercado nacional, pero la IGP también tiene nichos de mercado en Europa. Los que apuestan claramente son el consumidor francés y el italiano, que es el que más cultura y tradición tiene de denominaciones de origen protegidas e indicaciones geográficas protegidas. Al consumidor italiano no se le tiene que explicar que es una IGP; al menos sabe que detrás está una distinción de calidad en origen. Una vez se acaba el calendario de cítricos en Italia, especialmente de clementinas, se abren muchas puertas a nuestras clementinas y mandarinas de segunda campaña con distintivo IGP. En Francia también hay demanda porque se reconocen las siglas y, además, es un país muy consumidor del cítrico valenciano, que aprecia el sabor y la calidad de nuestro producto.

Ustedes están presentes en muchas ferias, como Fruit Attraction, ¿pero no falta más promoción y también el apoyo de la Administración?

Podemos llegar al consumidor con promociones fuertes tanto con dinero de la Administración como del sector. La Administración podría ayudar más, aunque hasta ahora existen ayudas que da a los Consejos Reguladores, pero son limitadas. No obstante, echo de menos que el sector citrícola no se vuelque más en la IGP y cree una cuota para promoción, para que con dinero del propio sector se pueda llegar de manera más directa al consumidor. De hecho, funcionan mejor que nosotros los productos que crean una D.O. nueva, sin tanta tradición, que involucran al 100% a sus agricultores y a los operadores, porque aportan más dinero y tienen un mayor presupuesto para promoción.

El tema varietal ¿cómo está?, ¿hay variedades obsoletas?

La realidad es la que es, pero también el minifundismo hace que el agricultor no apueste por las variedades que tienen royalties, que son muchísimo más caras. Con dinero de fondos o con fincas grandes es más fácil apostar por este tipo de variedades que si eres un pequeño agricultor. Aun así el agricultor valenciano ha sido emprendedor y ha innovado, si bien algunas veces ha apostado por variedades que han funcionado mal. Pero sí que es verdad que el minifundismo está impidiendo en nuestra zona la renovación varietal.

‘El imaginario del consumidor lo tenemos ganado, pero el sector, en general, no lo cuida’

Y el futuro, ¿cómo se presenta, con el tan hablado cambio climático…?

Pienso que, de alguna manera, el cambio climático existe, aunque hay gente que lo exagere y lo utilice a su favor. Y nosotros, en campo, lo vemos. El calor se desplaza hasta bien entrado noviembre y al final el calendario vegetal, los árboles, lo notan, el fruto madura de un modo distinto y la calidad de la piel puede quedar perjudicada. Pero es un tema más de confección, de postcosecha.

Una ventaja que tienen es que al hablar de naranjas el País valenciano es un referente, ¿no? El imaginario del consumidor lo tenemos ganado, pero el sector, en general, no lo cuida. En cambio, en la IGP sí lo hacemos y esa es nuestra arma. Nuestro producto lleva su propio control y a alguno eso le incomoda. Pero, sí es verdad que no se aprovecha la reputación centenaria que tenemos y es una lástima. 

Isidre Font, Madrid.

Publicado en Revista de Fruticultura nº90

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