La Federación Española del Vino (FEV) ha anticipado que la vendimia 2025 estará marcada por un carácter inusual: será más corta de lo habitual, de gran calidad y adelantada en el calendario. Así lo expuso la Comisión Ejecutiva de la organización tras su reunión en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona).

Según las previsiones, la producción nacional de vino y mosto se situará entre un 10% y un 15% por debajo de la campaña anterior, que cerró con 36,8 millones de hectolitros. Esta cifra queda lejos de los más de 40 millones alcanzados en 2021 y 2022. No obstante, el impacto varía de forma notable entre regiones, «con caídas que en algunos casos podrían llegar al 40% o 50% por la combinación de olas de calor, sequía y enfermedades como el mildiu».

La FEV ha subrayado que estos datos reflejan la fuerte dependencia de la viticultura de la climatología y reitera la necesidad de medidas de adaptación frente al cambio climático para garantizar la sostenibilidad del sector.
 

Cumplimiento de la Ley de la Cadena

En paralelo, la federación ha querido responder a las críticas vertidas por parte de algunas organizaciones agrarias y ha defendido el cumplimiento generalizado de la Ley de la Cadena Agroalimentaria por parte de sus bodegas asociadas.

Este año, «los recortes de producción han impulsado un aumento significativo en el precio de la uva con el objetivo de cubrir el coste efectivo de producción, lo que repercute en toda la cadena de valor».

La FEV ha reclamado a la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) una mayor flexibilidad en la aplicación de la normativa, ya que la imposibilidad de revisar al alza los precios pactados tras la entrega de la uva puede generar situaciones injustas. Según la organización, esta rigidez podría perjudicar tanto a bodegas –que arriesgan incumplir la Ley de manera involuntaria– como a viticultores, que acabarían percibiendo menos de lo que la bodega estaría dispuesta a pagar.