La probabilidad de que el coronavirus pueda transmitirse a través del vino es cero, según diversos estudios

Diferentes estudios científicos demuestran que las características intrínsecas del vino hacen que este no pueda propagar el nuevo coronavirus, SARS-CoV-2 (Covid-19), y que “su consumo es seguro, siempre con moderación”. Gracias a su ciclo, desde la vendimia, la elaboración y el almacenamiento y distribución, es un producto seguro, según ha informado el INCAVI.

Recientemente, un equipo del centro IRTA-CReSA ha desarrollado una recopilación de información con consejos dirigidos a personas que trabajan de cara al público durante el confinamiento, con información también sobre la persistencia del virus en diferentes tipos de superficie. El INCAVI, que colabora en muchos proyectos de investigación con el IRTA, se ha puesto en contacto con este equipo experto para contar con más información, así como recomendaciones para el sector del vino, viticultores, trabajadores y consumidores.

Así, el doctor en Ciencias Biológicas y jefe de la Unidad de Alta Biocontención del IRTA-CReSA, Xavier Abad, ha explicado que “la materia prima del vino, la uva, tiene poca afectación de actividad humana para que, una vez recogida, comienza el procesado y elaboración con muy poca intervención manual”. También, con la fermentación alcohólica “se generan efectos perniciosos para la persistencia viral en general y del virus SARS-CoV-2 en particular”.

En concreto, en el producto final, el vino, al tener unas condiciones de pH ácido y quedar sometido a unas temperaturas concretas durante un periodo de tiempo bastante prolongado, semanas o meses para su crianza, “una hipotética contaminación de SARS-CoV-2 durante el proceso de producción no tendría ningún efecto porque el virus se inactiva mucho antes en la tina o en botella”.

Hay otros estudios, como ha señalado Abad, que demuestran que coronavirus como el SARS-CoV-2 o el SARS-CoV-1 se inactivan a pH habituales del vino en un período de un par de semanas, periodos mucho más cortos que los asociados a la elaboración, distribución y consumo. Por lo tanto, ha afirmado el investigador, “el vino sería un producto del todo seguro, en este aspecto.

Por lo que se refiere a las empresas elaboradoras, estas deben tener como foco el trabajador ya que es la fuente de la posible contaminación del coronavirus hacia el vino u otro trabajador. Por lo tanto, se aconseja “distanciamiento social, mascarillas de tela, quirúrgicas o idealmente FFP2, y guantes preferentemente de nitrilo.

En cuanto a las tiendas de vino, el foco de contagio no será el vino, que llevará semanas en la bodega y en la tienda, “si no en el vidrio o la etiqueta de la botella que pueden estar en contacto con personas portadoras”. Por lo tanto, sería recomendable proporcionar gel hidroalcohólico en la entrada de la tienda o guantes de nitrilo. Otra opción sería permitir la manipulación libre, pero entregar las botellas al comprador después de frotarlas con papel o textil empapado con etanol o propanol al 70%, efectivos desinfectantes para el SARS-CoV-1 y SARS-CoV- 2. De todos modos, Abad ha puntualizado que sí, desgraciadamente, la botella se contamina por un dedo cargado de virus de un infectado, “este habría dejado de ser infeccioso en poco menos de una semana a temperatura ambiente, en el peor de los casos.

En definitiva, “el vino no tendrá ningún papel en la transmisión del Covid-19 teniendo en cuenta su origen, o proceso de fabricación y los escasos riesgos se concentrarían en el momento de la distribución, debido a la manipulación de clientes y comerciantes; unos riesgos, por otra parte, fácilmente gestionables y eliminables

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