Miguel A. Torres Riera, presidente de Familia Torres
Entrevista
Miguel A. Torres Riera, presidente de Familia Torres
‘22 bodegas de todo el mundo estamos dispuestas a actuar para alcanzar el Net Zero antes de 2050’
Miguel Torres, presidente de Familia Torres, ha recibido el premio a la trayectoria en los Premios Vinari 2021, por ser, según el jurado, un visionario por su implicación y liderazgo en nuevos métodos de cultivo para combatir el cambio climático.
¿El mundo del vino está haciendo sus deberes? ¿Qué tiene pendiente?
El mundo del vino ha avanzado mucho en los últimos años, tanto en el ámbito de la enología como de la viticultura. Pero la amenaza que tiene todavía es el cambio climático. Ya no solo es cuestión de adaptarse, sino de implicarse para reducir al máximo las emisiones de CO2 y ayudar a descarbonizar la economía. Hay que actuar y destinar recursos para implementar energías renovables, medidas de eficiencia energética y economía circular, movilidad sostenible, tecnologías CCR (captura y reutilización del CO2). Es nuestra obligación, como sector que vive de la tierra, hacer cuanto esté en nuestras manos para garantizar que las generaciones futuras puedan continuar elaborando vino. Está en juego el futuro de la viticultura, y el futuro del planeta. La política también debería actuar en este sentido.
¿Qué le ha aportado como empresa y como persona el programa Torres & Earth?
Cuando vi el documental de Al Gore ‘Una verdad incómoda’ en 2007 y fui consciente de la gravedad del cambio climático, planteé al consejo de administración la necesidad de intensificar las actuaciones medioambientales y dedicar recursos para llevarlas a cabo. Este compromiso se concretó con el programa Torres & Earth, que se estructura en tres líneas de actuación: adaptación, mitigación y concienciación. Hemos intentado concienciar a nuestros colaboradores y proveedores para que reduzcan sus emisiones, y también al resto del sector. Recientemente, hemos constituido la asociación International Wineries for Climate Action (www.iwcawine.org), junto a la bodega californiana Jackson Family Wines, y ya somos 22 bodegas de todo el mundo dispuestas a actuar para alcanzar el Net Zero antes de 2050. Este compromiso serio me da esperanzas pero debemos sumar muchas más bodegas para que el impacto sea realmente notable y que el vino llegue a ser un símbolo de la rebelión contra la situación actual.
¿Cuánto ha invertido su compañía en energías renovables y en reforestación y qué partidas tiene previstas para 2022?
Llevamos una inversión acumulada de 17 millones de euros en actuaciones relacionadas con el cambio climático, tanto en términos de mitigación (que incluye la instalación de energías renovables y la reforestación) como de adaptación al cambio climático, del 2008 al 2021. Los principales proyectos de este año han sido la reforestación de nuestra finca en la Patagonia y la instalación de un sistema pionero para capturar y reutilizar el CO2 de la fermentación del vino. El año que viene tenemos previsto instalar más placas fotovoltaicas; actualmente, ya cubrimos el 30% de nuestras necesidades energéticas con energía verde.
¿Qué ha aprendido el sector de la pandemia de la Covid–19?
La pandemia ha impactado en todos los sectores, incluido el sector del vino, con una reducción importante de las ventas. Gracias a las nuevas tecnologías, nos hemos podido adaptar rápidamente a la situación y continuar con el negocio y hemos introducido una nueva manera de relacionarnos y acercarnos a nuestros clientes que perdurará más allá de la pandemia. Esta ha sido una crisis global sin precedentes pero saldremos adelante. Lo que es realmente preocupante es la crisis climática, que la pandemia ha puesto un poco de lado. Debemos encararla como la prioridad máxima a nivel global. Es una situación de extrema gravedad que debemos tomarnos en serio porque está en juego el futuro de nuestro planeta.
¿Las bodegas han tenido olvidados a los jóvenes?
El consumo de vino en España es bajo a pesar de ser un país productor y de que el vino es parte de nuestra historia y de nuestra cultura. Antes se tomaba vino en casa en todas las comidas, y los jóvenes lo veían como algo habitual. Ahora no se bebe tanto o al menos no en cada comida –aunque podríamos decir que se bebe mejor– pero el lenguaje y la comunicación del vino han alejado al consumidor joven. Lo ve demasiado complicado y existen muchas otras alternativas. Hay que volver a acercar el vino al consumidor joven, de una manera desenfadada, sin complicaciones.
‘Está en juego el futuro de la viticultura, y el futuro del planeta. La política también debería actuar en este sentido’
¿Qué le ha aportado a usted la cumbre de ONU sobre el cambio climático de Glasgow?
Me ha decepcionado. Los compromisos alcanzados no son lo suficientemente ambiciosos y estamos perdiendo el tiempo. Se habla mucho pero se concreta poco. Hay que escuchar más a los jóvenes y tenerlos en cuenta. Realmente estamos ante una crisis climática y esto requiere acción a todos los niveles, en todos los sectores y en todo el mundo. Debemos descarbonizar la economía a nivel global para contener el incremento de temperaturas entre 1,5 y 2ºC antes de finales de siglo.
¿En qué lugares del mundo cree que tendrá más recorrido la viticultura regenerativa?
La viticultura regenerativa puede funcionar en cualquier lugar. Es un cambio de paradigma en la gestión del viñedo que tiene la finalidad de incorporar carbono en el suelo gracias a los cultivos de cobertura. Esto permitirá capturar el CO2 atmosférico y fijarlo en el suelo y así contribuir a frenar el cambio climático. Este modelo de viticultura también busca recuperar la fertilidad natural de estos suelos, evitar la erosión y fomentar la biodiversidad.
¿Cómo es el relevo de la cuarta a la quinta generación Torres?
De eso hace casi 10 años. Mi hijo asumió la dirección general de la empresa y mi hija la dirección de I+D en el 2012 y hubo unos años de transición. Ahora la bodega la llevan ellos, y estoy muy orgulloso de lo que están haciendo. Yo me centro, prácticamente en exclusiva, en todo lo que tiene que ver con la lucha contra el cambio climático.
¿Qué libro está leyendo?
‘El despertar de la herejía’, de Robert Harris.
¿Con quién pasó sus últimas vacaciones, dónde y por qué eligió ese lugar?
Con mi esposa (Waltraud Maczassek) en la Costa del Sol, concretamente en Málaga, porque es una región que nos encanta por su gastronomía y su gente. Y porque tienen muchos rincones que todavía te pueden sorprender.
¿Qué consejo le daría al Miquel Torres Riera que se fue a estudiar Enología a Francia, y por qué le felicitaría?
Que mantuviera la mente abierta y la pasión por aprender. Para mí, estudiar en Francia en época de Franco, fue una de las mejores experiencias por la sensación de libertad y por el nivel de los estudios. Más tarde, regresé a Francia en un año sabático, a la Universidad de Montpellier, y la edad y experiencia me permitió codearme con los profesores y entablar conversaciones interesantes. Uno de los profesores de los que más aprendí fue el profesor Boubals. Gracias a él, cuando regresé al Penedès, inicié uno de los proyectos más apasionantes que hemos llevado a cabo en Familia Torres: la recuperación de variedades de uva ancestrales.
¿Cuáles han sido los últimos vinos que ha tomado y por qué los eligió?
En casa suelo tomar Gran Coronas para el día a día porque es un vino del que siempre me he sentido muy orgulloso. También aprovecho para probar todos los vinos de nuestros productores en las diferentes regiones.
Rosa Matas.
Publicado en Enoviticultura nº73