Enología

Entrevista a Josep Gual, propietario y gerente de MAGUSA

‘Le damos importancia al cliente en sí, no a su volumen’

Maquinaria Gual es una empresa familiar fundada en 1975 que, en el 2002, coincidiendo con un cambio generacional, pasó a denominarse MAGUSA. Empezó como una empresa de instalación y reparación de maquinaria vinícola y con los años se ha ido transformando en fabricante. Este 2025 cumple medio siglo de vida, motivo por el cual hemos conversado con su propietario y gerente, Josep Gual, para que nos explique la trayectoria en profundidad.

 

¿Había una experiencia previa?

Había una experiencia, pero muy, muy previa. Mi padre era operario en una empresa que se dedicaba más o menos a esto. Su inquietud y su visión de negocio en aquel momento fue creciendo y lo hizo en dos ámbitos: la recepción de vendimia, que es nuestra especialidad desde siempre, y la otra división, que se incorporó más tarde, que se ha dedicado a la fabricación de tanques de acero inoxidable.

¿En 50 años ha cambiado mucho el mundo del vino y los materiales utilizados?

Si, se ha producido una evolución total y absoluta. Los vinos de hace 50 años no se parecen en nada a los de ahora. Y la maquinaria que se fabricaba en aquel momento hoy estaría prohibida porque era todo en hierro, bronce, latones… Nosotros hemos crecido gracias a nuestros clientes, y con ellos, porque tenemos clientes de hace 50 años que si ves lo que hacían y lo que hacen hoy, y donde estaban y donde están, no tiene nada que ver. Por eso digo que hemos crecido y evolucionado todos juntos, a un nivel que en la actualidad es Top. En nuestro caso, somos un referente y uno de los tres fabricantes nacionales de maquinaria de recepción de vendimia.

Además, con un bagaje detrás…

Sí, y vivir las cosas en primera persona. Para nosotros es fundamental estar cerca del cliente, ver cómo le funciona la máquina que le hemos vendido, o si ha habido un cambio de última hora, o en la uva, porque todas las campañas son diferentes.

Es un sector muy diverso, con pequeñas bodegas, medianas y grandes, con necesidades distintas, ¿no?

Hace un momento he saludado a unos clientes que son de los más grandes de Cataluña y un poco antes a uno que es muy pequeño, al que también le hemos montado toda la bodega. Al final, le damos importancia al cliente en sí, no a su volumen. A diferente escala, todos tienen la misma necesidad, necesitan un asesoramiento y un acompañamiento, cuando tienen un problema estar a su lado con un técnico, un comercial, un mecánico o con quien requieran. Y eso es lo que nos ha hecho crecer.

¿Cuántos trabajadores tienen?, ¿Cuál es su mercado?

Empezó con un trabajador, mi padre. Hemos ido creciendo, y dependiendo de la época estamos en torno a los 40 trabajadores. Además, hemos realizado cinco cambios de ubicación en estas cinco décadas, y ahora nos encontramos en Vilafranca del Penedès. Primero trabajábamos a nivel comarcal y por la zona de Tarragona, luego ya abarcamos Cataluña y con posterioridad todo el país. En cuanto a nivel internacional estamos exportando sobre todo a Latinoamérica y Centroamérica, y la idea es seguir creciendo en este campo, porque vemos que a nivel nacional ya no se puede crecer más.

¿Les afecta el acuerdo Unión Europea–Mercosur?

En el caso de Mercosur siempre nos ha afectado, ya que al final cada país tiene sus aranceles. Había países que tenían libre comercio, por ejemplo, en Chile y en México hemos trabajado mucho y muy bien; Argentina nos ha costado, porque siempre ha protegido mucho a su industria, No cambiará nada, seguirá siendo igual de difícil, pero al final se trata de ir introduciéndose en cada país e ir aumentando nuestra presencia.

¿Cuál es la máquina que tiene mayor salida?

La maquinaria cada vez más se está convirtiendo en un equipo muy intuitivo con la aplicación de tecnologías digitales que antes no existían, ya que todo eran botones: En la actualidad lleva pantallas táctiles, un autómata programable, conexión vía wifi, señales, alarmas, avisos, conexiones con técnicos extranjeros… tenemos todas esas tecnologías que vamos aplicando. Pero para nosotros lo más importante sigue siendo la recepción de vendimia, es algo en lo que nos hemos enfocado siempre y donde cada año invertimos una cantidad importante de dinero en I+D.

Nuestras máquinas van evolucionando y creemos firmemente que, aunque todo evolucione hacia la parte electrónica, no podemos dejar de fijarnos en la uva. El cambio climático, por ejemplo, nos ha afectado mucho en la calidad de la maquinaria. Los últimos años en los que no hemos tenido mucha lluvia o muy poca, nos llega una uva más dura, mucho más exigente a la hora de prensar. Y allí es cuando se ve si una máquina es de calidad o no. Ciertos sectores de mercado tienen problemas porque no llegan a poder tratar la uva como esta merece, debido a que las máquinas están muy al límite.

En numerosas ocasiones nos hemos fijado en el precio y esa ha sido nuestra política totalmente contraria. No somos los más baratos, nos gustaría llegar a ser los más caros, pero también los mejores. Esto te enfoca en un mercado, en un cliente que valora la calidad, y en una estructura que lo pueda atender a todos los niveles. Eso lo tenemos, lo hemos forjado durante 50 años con un equipo humano espectacular que no se hace de hoy para mañana, sino que es fruto de una trayectoria e ir introduciendo personas que han trabajado en la empresa, se han jubilado en ella y han dado relevo a otra generación más joven. Al final esa es la clave.

¿El servicio post–venta es importante?

Siempre digo que casi nunca viajamos en avión porque no tenemos ningún cliente ni en Zaragoza capital, ni en Bilbao, ni en Sevilla, ni en Málaga, ni en Barcelona, ni en Madrid, donde es fácil llegar en un avión, en un AVE. Viajamos en coche porque vamos a una finca, a un pueblecito pequeño, a una pedanía o a una zona rural. Eso hace que la estructura de la empresa sea muy grande, para dar servicio y atención durante solo 25-30 días al año. Eso es lo que los clientes valoran. Son días críticos, la uva está en la bodega y hay que procesarla. Y hay un tiempo máximo para hacerlo.

Muchos años firmas un contrato con un cliente, porque la vendimia será el 15 de agosto, en el que indicas que el 10 estará todo montado, y ese año se inicia el día 5. Y el cliente te llama para que el 5 esté todo preparado, eso multiplicado por 200 proyectos de promedio que llevamos a cabo. Hay años que tenemos que adelantar esos 200 pedidos una semana, y eso supone un esfuerzo humano y logístico, y nuestro equipo está mentalizado, ya que no se puede fallar.

¿Y el mantenimiento?

Por eso somos fabricantes, ya que fabricamos casi por obligación, porque tenemos una plantilla muy amplia y la hemos de mantener ocupada en invierno. Por ello fabricamos en esa época del año ciertas partes claves de las máquinas para después montarlas cuando llega el pedido. Y ocupamos todo el personal que está en vendimia, en servicio técnico para puesta en marcha y asistencia para fabricar lo mencionado.

I.F., Zaragoza.

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Raimat (D.O. Costers del Segre) ha iniciado el 5 de agosto la vendimia 2025, una de las más tempranas de Europa gracias a las buenas temperaturas registradas durante la primavera. La campaña, marcada por un equilibrio climático más favorable que en años anteriores, se espera de excelente calidad y llega acompañada de importantes avances medioambientales por parte de la bodega ilerdense, pionera en viticultura regenerativa y recientemente certificada como empresa B Corp.

Entre las novedades de este año destacan la reducción de un 20% en el consumo de agua en el viñedo, gracias a la combinación de riego de precisión y riego enterrado, y la puesta en marcha de una planta propia de compostaje, que permitirá valorizar los residuos orgánicos del viñedo y la bodega.

La previsión de Raimat es recoger alrededor de seis millones de kilos de uva 100% ecológica, un volumen ligeramente superior al de la campaña pasada, ya que no se han registrado daños por heladas ni pedrisco. La maduración más lenta y equilibrada de la uva anticipa una cosecha de calidad excepcional.

«Aunque este julio ha sido más fresco de lo habitual, el cambio climático es una realidad, por lo que debemos seguir trabajando para minimizar su impacto mediante técnicas más sostenibles, apostando por la agricultura regenerativa, la innovación tecnológica y un uso cada vez más eficiente de recursos clave como el agua y la energía», ha afirmado Joan Esteve, director de Raimat.

La recolección, manual, ha comenzado con variedades blancas como ‘Chardonnay’ y ‘Xarel·lo’, continuará con ‘Albariño’ y ‘Godello’, y finalizará en octubre con variedades tintas como ‘Pinot noir’, ‘Tempranillo’, ’Garnacha’ y ‘Cabernet sauvignon’.

Por segundo año, Raimat vendimiará uva de cinco hectáreas de viñedo sin ningún pesticida, ni siquiera ecológico, gracias a un sistema pionero basado en luz ultravioleta tipo C, que permite controlar enfermedades fúngicas como el oídio y el mildiu.

«Este sistema, que se aplica durante la noche, evita el uso de productos químicos u orgánicos, reduce la huella de carbono y los costes, y ha dado lugar a uvas más limpias y sanas». Esta tecnología, con base científica en estudios de la Universidad de Cornell (EE. UU.), representa un avance clave hacia una viticultura más sostenible.

«Poder prescindir incluso de los fungicidas ecológicos sin comprometer la sanidad de la planta es un gran paso hacia adelante", ha señalado Esteve. "Estamos ante una innovación que podría revolucionar el cultivo ecològico tal com lo conocemos hoy». Raimat estudia ahora la futura aplicación de la luz UV a todos sus viñedos.

Reducción del consumo de agua

En un contexto de sequía estructural como el del Pla de Lleida, la eficiencia hídrica es una prioridad. Raimat ha logrado reducir en un 20% el consumo de agua en sus viñedos mediante la instalación de sistemas de riego localizado, como el subsuperficial, que lleva el agua directamente a las raíces a 40 cm de profundidad, evitando la evaporación.

Este sistema se complementa con otras prácticas sostenibles como el riego de precisión con teledetección, cubiertas vegetales y mulching orgánico, lo que ha permitido una gestión más eficiente de los recursos hídricos.

Además, están en marcha las obras de un sistema de lagunaje de flujo vertical para el tratamiento de las aguas residuales de la bodega. Este sistema, basado en procesos naturales y de mínimo consumo energético, depura el agua mediante filtros plantados con juncos y contribuye a la mejora de la biodiversidad del entorno, creando nuevos hábitats naturales.

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LA UNIÓ Llauradora anticipa una campaña vitivinícola 2025 de producción normal y uva de gran calidad en la Comunitat Valenciana, tras varias campañas marcadas por fuertes mermas a causa de la sequía. A pesar de ciertas adversidades climáticas como tormentas, pedriscos o daños provocados por fauna silvestre, las lluvias puntuales y el buen estado vegetativo del viñedo hacen prever una cosecha positiva.

La organización señala que la campaña presenta un retraso generalizado en el envero de entre una y dos semanas respecto al año anterior, lo que condiciona cualquier estimación más precisa a estas alturas. Aun así, las lluvias han supuesto un alivio para muchos viñedos duramente afectados por la sequía de años anteriores, lo que, en palabras de la organización, «permite anticipar una uva de buena calidad, aunque la evolución dependerá de la climatología de las próximas semanas».

En cuanto al mercado, las existencias de vino al cierre de mayo eran de 33,8 millones de hectolitros, un millón menos que en la misma fecha del año pasado. Este descenso genera cierto optimismo para la campaña actual, y LA UNIÓ espera que se traduzca en una mejora sustancial de los precios, especialmente para las uvas tintas, “que son las que más están sufriendo la falta de rentabilidad», según la organización. En el caso de las uvas blancas, confían en que «los precios se mantengan o incluso suban, especialmente en la zona de la D.O. Cava de Requena, donde se ha reducido el rendimiento por hectárea de 12.000 kilos/hectárea a 10.500, lo que podría limitar la oferta».

Uno de los principales retos de esta vendimia será, una vez más, la escasez de mano de obra tanto para la recolección como para las tareas en bodega. El sector vitivinícola de la Comunitat Valenciana genera más de 32.000 empleos directos e indirectos, pero la falta de personal cualificado se ha convertido en un problema estructural.

Luis Javier Navarro, vicesecretario general de LA UNIÓ, ha subrayado que «la mano de obra cada vez es más escasa y debemos recurrir a personas migrantes. Nosotros en la organización disponemos de una bolsa de personas trabajadoras y en el caso de la uva existirá aún más demanda este año porque muchas hectáreas afectadas por la DANA se deberán recoger de forma manual ante la imposibilidad de entrada de las máquinas por el estado de las explotaciones».

Además, ha reiterado el compromiso de la organización con los derechos laborales: «Desde nuestra organización seguimos preparados para atender las demandas de los empresarios agrícolas para una correcta recogida de la uva y para que las personas recolectoras tengan como siempre las mejores condiciones laborales y sociales posibles».

Por último, LA UNIÓ lamenta que el Gobierno de España aún no haya desarrollado la ayuda directa y excepcional prevista en la Ley de Prevención de Pérdidas y Desperdicio Alimentario. Esta ayuda, dotada con 85 millones de euros a nivel nacional, estaba destinada a compensar la caída de ingresos sufrida por sectores como el viñedo y el olivar a causa del aumento de costes productivos y la merma de cosechas por la sequía. Según denuncia la organización, ya han pasado los dos meses de plazo fijado sin noticias de su publicación.

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La Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE), en colaboración con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), ha promovido y obtenido la homologación de dos modelos de contrato tipo: uno para la compraventa de uvas con destino a vinificación y otro para la venta de vino. Ambos estarán vigentes desde el 1 de agosto de 2024 hasta el 31 de julio de 2027.

Aunque su uso es voluntario, estos contratos tipo están disponibles para todos los operadores del sector vitivinícola español. Se aplican a cualquier tipología de uva o vino (con o sin DOP/IGP), y permiten que las partes acuerden libremente criterios esenciales como calidad, precio, plazos, trazabilidad o resolución de discrepancias.

Promovidos desde 2015 y homologados inicialmente en 2019 (uvas) y 2020 (vino), estos modelos han evolucionado para alinearse con la normativa más reciente (Ley 12/2013 y Real Decreto 686/2000), garantizando marco legal y operatividad efectiva.

La OIVE recomienda encarecidamente que los operadores del sector adopten estos modelos, dado su impacto positivo en la profesionalización de las transacciones, la transparencia de las operaciones y el fortalecimiento de la cadena de valor.

Asimismo recuerda que no deben confundirse los contratos tipo homologados (Ley 2/2000, de 7 de enero) por el MAPA y de uso voluntario que se ofrecen en esta sección con el Registro Contratos Alimentarios (Real Decreto 1028/2022, de 20 de diciembre) suscritos con los productores primarios y las agrupaciones de estos, cuya inscripción en el registro de contratos alimentarios es de carácter obligatoria.

Los modelos de contrato tipo homologados están disponibles para su descarga en https://interprofesionaldelvino.es

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La práctica cada vez más frecuente de introducir especies no–Saccharomyces como cultivos iniciadores adicionales, en combinación con Saccharomyces cerevisiae tiene diversos objetivos. Inicialmente se trataba de recuperar características sensoriales de vinos obtenidos por fermentación espontánea. Pero cada vez se incorporan objetivos y criterios más específicos de selección. Entre ellos la reducción del grado alcohólico, que es otra de las líneas de trabajo del grupo MicroWine del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV).

 

Tanto los resultados de laboratorio como la experiencia en la industria muestran que la utilización de nuevos cultivos iniciadores, que deben combinarse con S. cerevisiae para asegurar el final de fermentación, «va más allá de los compuestos que producen directamente». Así, las interacciones entre diferentes especies de levaduras contribuyen al éxito (o no) de la fermentación, tanto desde el punto de vista tecnológico como de su calidad.

Estas interacciones «pueden ser de varios tipos y responder a diferentes mecanismos biológicos». El grupo MicroWine se ha especializado en estudiar las interacciones más directas. En un trabajo previo, el grupo demostró que las vesículas extracelulares de M. pulcherrima (una especie no–Saccharomyces) de uso creciente en enología, «eran capaces, por sí solas (en ausencia de células vivas de la levadura correspondiente), de inducir cambios en la expresión génica de ‘S. cerevisiae’».

En este nuevo estudio se demuestra que «las vesículas extracelulares de otras especies enológicas de levaduras son también capaces de inducir este tipo de efecto». El estudio de los cambios de expresión génica revela características distintivas para cada especie no–Saccharomyces, pero también algunos aspectos comunes.

Entre ellos cabe destacar la aceleración de la síntesis de proteínas y mayor preferencia por los azúcares principales del mosto. Con una mirada antropocéntrica diríamos que S. cerevisiae apuesta por acelerar el crecimiento cuando percibe la presencia de levaduras competidoras a través de sus vesículas extracelulares. Cuanto mejor se conozcan estos mecanismos de interacción, «más herramientas se tendrán para diseñar cultivos iniciadores mixtos que respondan a las demandas del sector y del consumo».

www.icvv.es

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El proyecto ‘Actuación integral frente al abandono de viñedos en la provincia de Teruel (ACTIVITé)’ ha comenzado sus primeros pasos con la prospección de cepas singulares de la provincia de Teruel, que sean variedades desconocidas, minoritarias, resistentes a enfermedades o con propiedades especiales, productivas o sensoriales.

Coordinado por Pedro Marco, investigador del departamento de Ciencia Vegetal del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), el proyecto aborda la necesidad de revertir la drástica disminución del viñedo en Teruel, una provincia que ha experimentado una pérdida del 56% de su superficie cultivada desde el año 2000, reduciéndose de 3.866 hectáreas a solo 1.709 en 2020 (Fuente: MAPA, 2020).

Esta regresión ha tenido un impacto negativo en la economía local, así como en el patrimonio cultural, el paisaje, y la biodiversidad. Además, «la pérdida de viñedos ha contribuido al abandono de tierras y a la disminución de la resiliencia de los ecosistemas agrarios, factores que han debilitado el atractivo turístico y las oportunidades de desarrollo rural en la región».

El objetivo principal del proyecto es revitalizar el sector vitivinícola turolense mediante la recuperación y conservación de cepas autóctonas, la implementación de técnicas de viticultura regenerativa, y la mejora de la resiliencia del viñedo frente al cambio climático. Para alcanzar estos objetivos, el proyecto «se centrará en identificar y caracterizar genéticamente las cepas singulares de la región, preservando así la diversidad genética, crucial para la producción vitivinícola y la sostenibilidad a largo plazo».

Asimismo, se realizará una monitorización detallada de las condiciones edafoclimáticas y se evaluará el impacto del cambio climático en los viñedos, lo que permitirá adaptar los sistemas de cultivo a las nuevas realidades climáticas.
 

Caracterización genética y sanitaria del viñedo

Las acciones clave del proyecto incluyen la caracterización genética y sanitaria del viñedo a través de técnicas avanzadas de secuenciación de ADN, y análisis fenotípicos. Se creará un banco de germoplasma para conservar el material vegetal singular, lo que «garantizará la preservación de las cepas autóctonas en riesgo de desaparición».

El proyecto también se enfocará en la implementación de prácticas de viticultura regenerativa, tales como el uso de cubiertas vegetales y acolchados, la incorporación de materia orgánica y el uso de microorganismos beneficiosos (hongos y bacterias), con la finalidad de mejorar la salud del suelo y la biodiversidad en los viñedos. Estas prácticas permitirán lograr un equilibrio entre productividad y sostenibilidad ambiental.

El proyecto también incluye la creación de una red de intercambio de conocimientos que involucrará a los viticultores, bodegas y expertos del sector que siguen apostando por este cultivo, especialmente en el Valle del Jiloca, Bajo Aragón y Matarraña. Esta red facilitará la transferencia de tecnología y buenas prácticas, permitiendo a los actores del sector adoptar innovaciones que mejoren la eficiencia y la calidad de la producción vitivinícola. 

Aprovechando esta estructura, «se realizará un estudio socioeconómico para determinar qué factores influyen en la sostenibilidad y competitividad del sector, y para diseñar estrategias que impulsen el desarrollo de este».

Los resultados esperados incluyen la conservación de la biodiversidad vitícola, la mejora de la sostenibilidad y productividad del viñedo y el fortalecimiento de la resiliencia frente al cambio climático, en línea con las nuevas políticas agrícolas. La red de conocimiento promoverá la colaboración y la adopción de estas prácticas sostenibles, contribuyendo a revertir el abandono del viñedo y revitalizando el patrimonio cultural y natural de la provincia.

Las parcelas demostrativas cedidas por la Asociación para la Recuperación del Viñedo y el Patrimonio Vitícola del Valle del Jiloca, que colabora activamente en el proyecto, en las que se va a trabajar están ubicadas en Baguena, San Martín del Rio y Gea de Albarracín.

Para poder participar en el proyecto se puede llamar al teléfono 626 133 038 o a través de este formulario https://forms.office.com/e/WibXtnW0WD?origin=lprLink

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La sectorial del viñedo, celebrada en las oficinas de Apag Extremadura Asaja en Mérida, ha puesto sobre la mesa los primeros datos que apuntan a que la vendimia de este año será de menor producción respecto a 2024, pero de calidad excepcional. En concreto, una cosecha un 20% inferior en uva blanca y hasta un 35% menos en uva tinta en esta Comunidad Autónoma, lo que supondrá una producción de alrededor de 2,5 millones de hectolitros frente a los 3,34 millones de 2024.

Las lluvias primaverales favorecieron al viñedo, pero las altas temperaturas de los últimos días han mermado el potencial productivo y la evolución final «dependerá de las temperaturas de las próximas semanas». No obstante, «el estado fitosanitario es muy positivo, y todo apunta a que los caldos de esta vendimia alcanzarán una calidad excelente».

La organización agraria ha recordado que no existen en la actualidad grandes reservas en las bodegas, «no hay stock, lo que, sumado a la menor producción, debería propiciar una subida de precios». Además, las cotizaciones de tintos y blancos se sitúan por encima de las de la pasada campaña, por lo que «no se aceptarán» precios por debajo de los costes para los viticultores.

Por este motivo, Apag Extremadura Asaja ha exigido a la Consejería de Agricultura de la Junta de Extremadura que «oficialice los costes de producción para hacer cumplir lo establecido en la Ley de la Cadena Alimentaria y evitar prácticas abusivas contra los agricultores». Además, ha insistido en que la uva destinada a cava producida en Almendralejo «debe recibir el mismo precio que en otras zonas amparadas bajo la Denominación de Origen Cava, como Cataluña o la Comunidad Valenciana».

Entre los problemas persistentes que afectan al sector, se encuentran la falta de mano de obra, los bajos precios percibidos por los agricultores en campañas anteriores, enfermedades como la yesca o la incidencia del mosquito verde, para los que «aún no se han obtenido respuestas eficaces por parte de las diferentes administraciones».

Asimismo, se ha valorado de manera positiva la propuesta legislativa del denominado ‘paquete vino’, presentada por la Comisión Europea el pasado 28 de marzo, así como la necesidad de contar con un presupuesto extraordinario que «permita aplicar medidas como el arranque definitivo de viñedo o la destilación de crisis».

Por último, Apag Extremadura Asaja considera que en esta vendimia «se dan las condiciones para garantizar precios justos que permitan la viabilidad del sector vitivinícola extremeña».

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Según el Instituto da Vinha e do Vinho (IVV), la producción de vino en Portugal durante la campaña 2025/26 se estima en 6,2 millones de hectolitros, lo que representa una disminución del 11% respecto a la campaña anterior y un 12% menos que la media de los últimos cinco años.

Las caídas más importantes se esperan en tres regiones clave: Douro (–20%), Lisboa (–15%) y Alentejo (–15%), con una pérdida conjunta de aproximadamente 679.000 hectolitros. En contraste, se prevén aumentos en regiones como el Dão (+15%), Beira Interior (+10%) y Azores, donde la producción podría más que duplicarse (+105%).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El descenso general se atribuye a condiciones meteorológicas inestables en primavera, con lluvias intensas y temperaturas suaves que favorecieron el desarrollo de enfermedades fúngicas como el mildiu. Además, el riesgo de golpes de calor en los próximos meses será determinante para la cantidad y calidad final de la cosecha.

Las vendimias comenzarán, en general, con adelantos o retrasos leves según la región. En la Beira Interior, por ejemplo, se iniciarán en la primera semana de septiembre, mientras que en regiones como la Península de Setúbal se espera un retraso de hasta dos semanas respecto a 2024.

A pesar del descenso global, el estado sanitario de las viñas es en muchos casos aceptable, y se confía en una buena calidad de las uvas si las condiciones meteorológicas se mantienen estables hasta la recolección.

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La práctica cada vez más frecuente de introducir especies no–Saccharomyces como cultivos iniciadores adicionales, en combinación con Saccharomyces cerevisiae, tiene diversos objetivos. Inicialmente se trataba de recuperar características sensoriales de vinos obtenidos por fermentación espontánea. Pero cada vez se incorporan objetivos y criterios más específicos de selección. Entre ellos la reducción del grado alcohólico, que es otra de las líneas de trabajo del grupo MicroWine del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV).

Tanto los resultados de laboratorio como la experiencia en la industria muestran que la utilización de nuevos cultivos iniciadores, que deben combinarse con S. cerevisiae para asegurar el final de fermentación, «va más allá de los compuestos que producen directamente». Así, las interacciones entre diferentes especies de levaduras contribuyen al éxito (o no) de la fermentación, tanto desde el punto de vista tecnológico como de su calidad.

Estas interacciones «pueden ser de varios tipos y responder a diferentes mecanismos biológicos». El grupo MicroWine se ha especializado en estudiar las interacciones más directas. En un trabajo previo, el grupo demostró que las vesículas extracelulares de M. pulcherrima (una especie no–Saccharomyces) de uso creciente en enología, «eran capaces, por sí solas (en ausencia de células vivas de la levadura correspondiente), de inducir cambios en la expresión génica de ‘S. cerevisiae’».

En este nuevo estudio se demuestra que «las vesículas extracelulares de otras especies enológicas de levaduras son también capaces de inducir este tipo de efecto». El estudio de los cambios de expresión génica revela características distintivas para cada especie no–Saccharomyces, pero también algunos aspectos comunes.

Entre ellos cabe destacar la aceleración de la síntesis de proteínas y mayor preferencia por los azúcares principales del mosto. Con una mirada antropocéntrica diríamos que S. cerevisiae apuesta por acelerar el crecimiento cuando percibe la presencia de levaduras competidoras a través de sus vesículas extracelulares. Cuanto mejor se conozcan estos mecanismos de interacción, «más herramientas se tendrán para diseñar cultivos iniciadores mixtos que respondan a las demandas del sector y del consumo».
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Bodega Matarromera ha lanzado al mercado Melior de Matarromera Albillo Mayor Cuvee 2023, un vino con gran personalidad con una producción muy limitada de 3.466 botellas, que recientemente ha obtenido 90 puntos en la Guía Peñín.

Para su elaboración se ha empleado uva procedente de la Finca Los Bancales, ubicada en San Bernardo de Valbuena (Valladolid), a orillas del río Duero, con una altitud de 715 metros sobre el nivel del mar, orientación sur y con suelos franco-arenosos con buen drenaje, pobre en nutrientes y un calentamiento rápido, que ayuda a que la uva madure de forma más temprana.

La bodega ha indicado que «después de una meticulosa selección, el vino permaneció en barricas de roble francés, donde realizó su fermentación, y posteriormente realizó una crianza sobre sus propias lías en depósito ovoide de hormigón para aportarle toques minerales».

El resultado de este proceso ha sido «un vino blanco elegante, afrutado y sabroso. En la cata se puede observar un color amarillo pajizo con destellos brillantes; en nariz se aprecian notas a flor blanca, bollería y especias obtenidos por su paso por barrica. Tiene un fresco y elegante final con recuerdo de frutas y ahumados». En definitiva, «es un vino muy gastronómico, perfecto para el aperitivo o ideal para acompañar pescados, carnes blancas o ensaladas».

La añada 2023 se caracterizó «por haber tenido un otoño lluvioso y templado, que retrasó la caída de la hoja, y un invierno seco y templado. Una primavera lluviosa retrasó la brotación de la viña y, finalmente, tras un verano seco en principio y muy lluvioso en las primeras semanas de septiembre llegó la vendimia (algo tardía) con una uva de excelente calidad».

https://matarromera.es/

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