España es el cuarto proveedor de vinos a Estados Unidos en volumen, con más de 67,3 millones de litros exportados, y el séptimo en valor con ventas superiores a los 362 millones de euros en 2024, según ha informado la Organización Interprofesional del Vino de España (OIVE). Estas cifras hacen que los aranceles del 20% anunciados esta semana por el presidente norteamericano, Donald Trump, aunque esperados, hayan supuesto un jarro de agua fría para el sector vitivinícola de nuestro país, en particular, y el agrario, en general, que están expectantes y en alerta ante la evolución de la situación.
La OIVE ha señalado que «las disputas comerciales nunca benefician a ninguna de las partes, especialmente entre países con profundos lazos históricos y una relación comercial consolidada durante décadas. España ha mantenido un intercambio estable con Estados Unidos, donde nuestros vinos han ganado reconocimiento». Además, «esa estabilidad en las relaciones comerciales es clave para continuar fortaleciendo la competitividad del vino español en los mercados internacionales». Por ese motivo, desde la interprofesional confían que «la Unión Europea y Estados Unidos llegue a buen entendimiento. Y, en todo caso, que el vino se mantenga al margen de este tipo de disputas que son ajenas al sector».
Asimismo, la OIVE ha valorado positivamente las medidas de apoyo presentados por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante los efectos del incremento de aranceles del 20% anunciados por Trump. «El plan de respuesta y relanzamiento comercial» trabaja en aspectos clave para el vino español como uno de los productos más afectados por la escalada proteccionista. Así, «destacan todas las medidas de apoyo a la internacionalización de las empresas y la promoción de los productos vinícolas, fuera y dentro de España».
Finalmente, la Interprofesional del Vino de España ha subrayado «la importancia de que tanto las administraciones española y europea adopten una postura coordinada y pone en valor también el paquete de medidas presentado por la Comisión Europea el pasado 28 de marzo para apoyar al vino europeo, lo que demuestra el papel estratégico del sector».
Perjuicio también para los consumidores norteamericanos
Por su parte, el director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luis Benítez, ha manifestado que «los aranceles anunciados por EE. UU. están totalmente injustificados en el caso particular del vino si tenemos en cuenta que actualmente la diferencia arancelaria que hay entre las tarifas que aplican la UE y EE. UU. es mínima». Y ha añadido que esta medida «perjudicará a las bodegas españolas y europeas, pero también a los consumidores estadounidenses, que consumen más vino del que producen, y provocará incertidumbre económica y aumento de precios en Estados Unidos y en la UE».
Benítez ha apuntado que los nuevos aranceles perjudican especialmente a las pymes, que son el 99% de las bodegas españolas, ya que «tienen menor capacidad para diversificar sus exportaciones y dependen más de los principales mercados de exportación, además de que tienen menor capacidad económica para afrontar situaciones complicadas como esta».
Cabe destacar que los sectores vitivinícolas de la UE y de EE. UU. mantienen desde hace años una estrecha cooperación y han apoyado firmemente el comercio libre y justo y un mercado abierto para el vino entre ambos bloques. Esta colaboración «se tradujo en 2020 en la firma de la Declaración de Principios UE–EE. UU. sobre el Comercio en el Sector Vitivinícola, que aboga por la importancia del comercio libre y justo en el sector desde ambos lados».
«El mercado de EE. UU. es fundamental para la sostenibilidad económica del sector vitivinícola de la UE y no existe ahora mismo un mercado vitivinícola alternativo que pueda compensar la pérdida», ha asegurado el director general de la FEV. «Abogamos por eliminar total, inmediata y simultáneamente todos los aranceles sobre el vino en ambos bloques y acelerar cuanto antes la ratificación de otros acuerdos como el de Mercosur que faciliten la diversificación de mercados en un momento trascendental», ha concluido Benítez.
Ruptura de las reglas de comercio internacional
La respuesta del sector a nivel europeo no se ha hecho esperar. Así, la European Federation of Origin Wines (EFOW), organización que representa a las denominaciones de origen europeas ante las instituciones de la UE, y la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV), en representación de las DD. OO. de vino a nivel nacional, han comentado que «estos aranceles son una pésima noticia para las economías de la Unión Europea y del propio país norteamericano, así como para sectores con vocación exportadora como el vino». Y no solo porque afecten a uno de los principales destinos de los vinos europeos y españoles, «sino porque supone una ruptura de las reglas del comercio internacional de las que el mundo ha disfrutado en las últimas décadas y por la escalada de medidas y contramedidas que esto pueden conllevar y que hará que las economías nacionales tiendan a protegerse más y, por tanto, a imponer más barreras al comercio».
Las denominaciones de origen han resaltado que estos aranceles llegarían, además, «en un contexto ya difícil para el sector vitivinícola, que se enfrenta a una disminución del consumo y a una bajada de comercialización en mercados exteriores en los últimos años, lo que ha hecho que la competencia en estos sea cada vez más fuerte».
Por todo ello, estas medidas amenazan con tener graves consecuencias económicas para muchas regiones vitivinícolas europeas y de nuestro país. Al mismo tiempo, «esos aranceles conllevarán un aumento de la inflación a ambos lados del Atlántico, lo que redunda en pérdida de poder adquisitivo de los consumidores y de ingresos para las empresas. Lo que está en juego es la pérdida de empleos en zonas rurales, la paralización de inversiones, el cierre de empresas y, en definitiva, un daño significativo a las economías rurales y a sus habitantes».
Además, «no se puede subestimar la urgencia de la situación», ya que muchas importaciones de vinos europeos y españoles ya están suspendidas, tras el llamamiento que realizó hace unos días la US Wine Trade Alliance (USWTA), que representa a los importadores, mayoristas, minoristas, restaurantes y productores estadounidenses, «aconsejando a sus miembros que detengan sus compras de vinos europeos hasta que se clarifique la situación arancelaria».
EFOW y CECRV insisten en que este desarrollo pone de relieve «la necesidad crucial de un compromiso diplomático inmediato y consideran que es imperativo continuar el diálogo con el fin de proteger al sector del vino y negociar una solución sostenible en el tiempo».
Sin respiro para la especulación
En la misma línea de estas dos organizaciones, el secretario general de COAG, Miguel Padilla, ha afirmado que «la guerra comercial iniciada por Trump es un despropósito sin sentido que no va a beneficiar a nadie, empezando por los propios consumidores de EE. UU. Supone una auténtica revolución para la Organización Mundial del Comercio». «Obviamente, los aranceles del 20% para los productos de la UE van a afectar directa e indirectamente a nuestros agricultores, especialmente a los productores de vino y aceite de oliva, cuyas exportaciones suponen unos 1.000 millones de euros anuales al mercado estadounidense», ha apuntado.
Desde esta organización agraria han dejado claro que «no vamos a tolerar que ningún eslabón de la cadena agroalimentaria especule con esta situación y utilice de manera injustificada los aranceles para presionar a la baja los precios pagados en el campo».
Por todo ello, Padilla ha indicado que «pedimos un ejercicio de realismo y responsabilidad. El perfil del consumidor americano de aceite de oliva y vino español tiene poder adquisitivo suficiente para absorber el impacto de los aranceles, y valora la calidad y las propiedades saludables de nuestro aceite por encima del precio. En 2024, con precios altos en aceite de oliva, España ha ganado un 4% de cuota de mercado al aceite italiano en EE. UU. Por lo tanto, hay preocupación por la incertidumbre generada pero no podemos magnificar los efectos».