Huelva es la provincia con mayor producción de arándano en España y la mayor zona productora de Europa para cosecha temprana de primavera, donde se cultivan unas 3.000 hectáreas aproximadamente de este fruto que se encuentra en expansión continua. La campaña actual viene con cierto retraso sobre todo en las variedades tardías, mientras que las tempranas ya se están recolectando. Se espera una fruta de calidad y la maduración de la fruta será la correspondiente a cada una de las variedades.
Por este motivo no es de extrañar que esta provincia andaluza haya acogido ayer, 21 de marzo, la IV Jornada del Cultivo del Arándano, punto de encuentro y de puesta en valor de este fruto entre agricultores y técnicos, que ha llegado a su cuarta edición.
Julio Volante, delegado del Colegio de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Andalucía Occidental de Huelva (COITAND), entidad organizadora del evento, ha dicho que «el cultivo del arándano de Huelva tiene su propio estilo y es diferente al de otras zonas productoras, principalmente porque está adaptado a la metodología de producción de otros frutos rojos que se cultivan en la provincia. También se caracteriza por ser una producción temprana, con una buena rentabilidad en el mercado, ya que no coincide con la producción del resto de países europeos».
En la inauguración de las jornadas han intervenido José Manuel Pérez, concejal de Agricultura del Ayuntamiento de Palos De La Frontera; Pedro Pascual Hernández, delegado Territorial de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía; Jacinto Mata, director de la Escuela Técnico Superior de Ingeniería; Julio Volante, delegado Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Andalucía Occidental de Huelva y Antonio Vergel, presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Agrícolas de Andalucía Occidental.
Juan Carlos García, técnico del Serida, ha explicado las posibilidades y beneficios que puede aportar la técnica del injerto al cultivo del arándano. En este sentido, ha afirmado que «el cambio de variedad en cultivo mediante el injerto es una técnica que se está aplicando en plantaciones comerciales en distintas partes del mundo, sin tener que arrancar y volver a plantar de nuevo, lo que reporta importantes ventajas económicas. Puede tener otras aplicaciones como la utilización de patrones específicos, que sean más tolerantes o resistentes a algunas enfermedades y/o tipos de suelo. Además, permite cultivar plantas en tronco único, para su mejor adaptación a la cosecha mecánica, como demuestran los ensayos realizados».
Rocío Rodríguez, científica titular en el departamento de Fitoquímica de Alimentos en el Instituto de la Grasa (CSIC), ha señalado que el arándano de Huelva es un producto estrella dentro de los alimentos saludables, ya que no solo es un fruto de exquisito sabor, aroma y textura, sino también es un alimento funcional de alto valor añadido.
María Lourdes Hernández, profesora titular en el departamento de Química Agrícola y Bromatología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid, ha comentado en su ponencia que en plantas acumuladoras de silicio, como pueden ser ciertas variedades de arándano, se está comprobando que la adición de este elemento al suelo puede condicionar la absorción de otros nutrientes como hierro o zinc, por lo que, aunque aún queda mucho por investigar, ha recomendado su aplicación por vía foliar.
Luis Manuel de Avelar Camarinha, representante en el área mediterránea de Legro, ha expuesto la experiencia de su empresa que ha desarrollado un sustrato para producir arándanos en periodos de 2, 4, 6 y 8 años después del trasplante. Asimismo, ha destacado que para desarrollar el sustrato correcto se deben tener en cuenta varios factores como «la certificación en RHP y el sistema de calidad en cadena para desenvolver la mezcla correcta».
José María Oleaga, representante de Bynse, ha señalado en su ponencia que «la transformación digital iniciada en las empresas del sector agroalimentario parece una tendencia imparable y existen varios motivos para subir al carro de la toma de decisiones basadas en datos». «Desde la siembra hasta la cosecha se suceden unos meses, y ese es el tiempo para lograr el producto esperado: en cantidad y calidad. Y son «pocas las acciones sobre el cultivo que pueden marcar la diferencia», ha añadido.