Plagas

Las restricciones normativas han provocado que en los últimos 15 años los productos destinados a sanidad vegetal se hayan reducido a la mitad, a pesar de que la demanda del mercado aumente.

 

El Symposium Nacional de Sanidad Vegetal, celebrado la semana pasada en Sevilla, fue el marco escogido por la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA) para la presentación de los resultados del Informe Low Yield llevado a cabo por la consultora Steward Redqueen a instancias de European Crop Protection (ECPA). Su objetivo: analizar los efectos socioeconómicos que una legislación basada en la peligrosidad de los productos fitosanitarios conlleva para la agricultura y el suministro agroalimentario europeos.

La viabilidad de la agricultura europea está sometida a una fuerte presión. La tendencia comunitaria de legislar teniendo en cuenta la peligrosidad de los productos, obviando los beneficios que un correcto uso de los mismos puede ofrecer a nuestra sociedad, puede provocar que 75 de las 400 sustancias activas actualmente disponibles para proteger los cultivos europeos, sean prohibidas. Como resultado, los agricultores europeos no dispondrían de la variedad de soluciones necesaria para garantizar la viabilidad de sus explotaciones, la agricultura europea perdería competitividad y por extensión, los efectos sobre la economía, el empleo y el medio ambiente en Europa serían muy negativos.

Hedda Eggeling, representante de la consultora Steward Redqueen y coautora del informe, presentó las principales conclusiones del estudio llevado a cabo en 9 países comunitarios –Alemania, Austria, España, Francia, Irlanda, Italia, Países Bajos, Polonia y Reino Unido–, analizando 7 cultivos básicos y 24 especializados. Entre los efectos directos sobre la producción agraria, se identifica una disminución de entre un 10–20% de rendimiento en cebada, trigo, colza y maíz; de entre un 30–40% en patata y remolacha y un 20% en viña.

En el caso de España, la producción de los cultivos analizados –tomate, al aire libre y bajo invernadero, cítrico, olivo, viña, cerezo, girasol, arroz y remolacha azucarera– es 11 Mt superior y genera un valor de 2.700 millones de euros más por año con las 75 sustancias en riesgo que sin ellas. El sector citrícola sería el más afectado con unas pérdidas cuantificadas en cerca de 1.500 millones de euros.

«Europa somete a sus agricultores a una injustificada presión a través de esta estricta y arbitraria legislación, omitiendo la profesionalidad demostrada por el sector», señaló Cristóbal Aguado, presidente de AVA ASAJA. Apuntó también que cada 9 meses entra una nueva plaga, por lo que la falta de soluciones para erradicarlas significa pérdida de competitividad. «La realidad es que el agricultor necesita proteger sus cultivos frente a plagas y enfermedades. La ciencia ha puesto a nuestro alcance eficaces herramientas para garantizar la salud de los alimentos que producimos y que llegan a la mesa de los consumidores. Los utilizamos cuando resulta necesario y siempre respetando las recomendaciones establecidas. Somos los primeros interesados en aplicar estas tecnologías de manera correcta, y eso es algo que nuestra sociedad parece desconocer. Debemos comunicarlo, solo así el consumidor conocerá el trabajo responsable llevado a cabo para garantizar un suministro suficiente de alimentos sanos y seguros», añadió.

La organización COPA COGECA acogió positivamente esta investigación, por entender que sus conclusiones confirmaban las negativas consecuencias que para ellos conlleva la pérdida de disponibilidad de fitosanitarios.

La falta de materias activas complica además la necesaria alternancia de soluciones fitosanitarias, como ocurre con los medicamentos, lo que sumaría un problema añadido a la pérdida de productividad, la aparición de resistencias.

«Las decisiones que tomen hoy las Autoridades pueden tener un impacto inmediato y significativo en nuestro aprovisionamiento de alimentos, y por extensión en la capacidad de las generaciones futuras para acceder de forma segura, saludable, asequible y sostenible a estos», ha declarado Carlos Palomar, director general de AEPLA, quien añadió: «debemos permitir a nuestros agricultores producir más alimentos de forma eficiente, usando menos suelo y menos recursos naturales. Los políticos, la industria y la sociedad necesitan trabajar de manera conjunta para desarrollar soluciones integradas y sostenibles. Y para alcanzar estos objetivos la tecnología, la ciencia y la investigación resultan esenciales».

La colaboración de organizaciones y cooperativas agrarias (en España: Cooperativas Agroalimentarias, AVA ASAJA, AIMCRA, COEXPHAL, ACOPAEX, UPA y DCOOP), institutos técnicos e industria fitosanitaria en este estudio, han facilitado la más amplia recopilación de datos sobre la actividad agraria disponibles a todos los niveles.

Ver infografía que resume los resultados del estudio.

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