En una jornada celebrada en Sant Sadurní d’Anoia se han expuesto diferentes técnicas y soluciones para evitar la muerte prematura del viñedo
«Todas las cepas no son iguales. Cada una requiere una poda propia», «las viñas se cuidaban más antes», «ahora se prima más la producción», «hay que tener respeto por la planta», «un robot no puede podar unas viñas en las que hay que poner cariño». Estas son algunas de las frases y expresiones que aparecen en el documental de 10 minutos titulado ‘Las podas olvidadas’ con el que Julián Palacios Muruzábal, director técnico de Viticultura Viva –que se define a sí mismo como ‘un cuidador de viñas’ de San Martín de Unx (Navarra)–, ha iniciado su exposición ‘Reaprendiendo a podar para limitar la incidencia de las enfermedades de la madera en la viña’, durante la jornada ‘¿Cómo alargar la vida de la cepa? Técnicas de poda y lucha contra las enfermedades de la madera’, celebrada a principios del pasado mes de diciembre en la Escuela Agraria de Viticultura y Enología Mercé Rosell Doménech, situada en el barrio de Espiells de la localidad barcelonesa de Sant Sadurní d’Anoia.
Palacios, un declarado defensor de la poda respetuosa, ha indicado que, además de controlar y regular tanto vegetativa como productivamente la cepa, «la poda es la principal herramienta que tenemos los viticultores para limitar la incidencia de las enfermedades de la madera en viña (EMV), obteniendo así viñedos más longevos y equilibrados». Entre los principios básicos de la poda destaca que todos los años debe existir un crecimiento y este ha de ser ordenado; debe respetarse la circulación de savia (carrera de verdes y secos) para favorecer el desarrollo y la edad de la cepa. Esto último «es clave y el gran olvido de estas últimas décadas», ha puntualizado el director técnico de Viticultura Viva. Para ello, los cortes de poda en la cepa se hacen siempre por el mismo lado para que todas las heridas o ‘secos’ queden en ese lado (carrera de secos), mientras que el contrario queda libre de cortes y, por tanto, de cicatrices (carrera de verdes). Además, hay que limitar al máximo el número de corte, realizándolos de un tamaño pequeño y siempre que sea posible sobre madera de 1 o 2 años, respetando las yemas de la corona; dejar madera de protección en todos los cortes, para que el cono de desecación no afecte al flujo de savia, y llevar a cabo el sellado de heridas para evitar contaminación, pues estas son una vía abierta a las esporas de los hongos. Sobre el cono de desecación Palacios ha explicado que «la planta de vid para cerrar una herida genera un cono de desecación, que será más o menos profundo en función del diámetro del corte. Cuanto mayor sea este, más profundiza la madera seca, en torno a 1–1,5 vez el diámetro del corte. Esa madera seca interrumpe la circulación de savia».
Para el ‘cuidador de viñas’, «el viñedo en vaso es la mejor formación a nivel de respeto de flujo de savia. Habría que ver cómo trasladar esto a formaciones en cordón Royat o Guyot».
Julián Palacios ha manifestado que «la esperanza de vida del viñedo en los últimos años es dramática. Antes de la filoxera, un viñedo podía vivir más de 100 años y ahora no. Las vides que se están plantando, sobre todo en espaldera o guyot, difícilmente alcanzarán los 30 años de vida. Luego, algo estamos haciendo mal. Parece que los principales culpables de esto son una serie de hongos que provocan las enfermedades de la madera de la vid (EMV) como la yesca, eutipiosis, decaimiento del viñedo por Botryosphaeria o enfermedad de Petri». Cabe señalar que parte de los hongos están en suelo/raíces, en el material de plantación y en las heridas de poda, y por eso son importantes las distintas tareas que se realizan, entre las cuales la poda, «que posiblemente sea la labor en la que más ha cambiado todo a peor en los últimos años, donde las innovaciones no han sido para mejor. Por ello pienso que es en la que más necesario es mirar atrás y adaptar a los tiempos actuales lo que se hacía antes. Hay que reaprender a podar», ha subrayado el experto.
Asimismo, ha señalado que «el viñedo viejo está cada vez más prestigiado y eso es una gran noticia. Pero hay que buscar los porqués. Y lo que hemos visto es el respeto; la cepa es un ser vivo. En el video se ve, e incluso lo dice mi padre, que antes las viñas las tenías que cuidar mucho, entre otras cosas porque costaba mucho quitarlas y volverlas a plantar. Hace años había respeto por las plantas y, además, el viticultor estaba todos los días en el viñedo, casi era como el pastor que se conocía a todas las ovejas, él se conocía todas las cepas».
Para subrayar que es muy importante también donde se encuentra un viñedo. «El abuelo decía que hay tres aspectos importantes a tener en cuenta para que un viñedo tenga éxito: dónde situarlo, dónde situarlo y dónde situarlo», ha afirmado.
Respecto a la mecanización de la poda, ha comentado que «actualmente se están desarrollando máquinas para podar las viñas en base a sensores; es un robot que las poda sin ningún criterio. Pero, ¿cuántos años vivirán esas viñas? Pues pocos». Para añadir que «ese modelo de negocio está ahí, pero si yo quiero otro, quiero plantar un viñedo que dure 80 años, y para eso tendría que mirar hacia atrás y aprender de lo de antes. Y ese modelo no es que lo proponga yo, sino que es recuperar el conocimiento acumulado durante 2000 años por nuestros antepasados. Si un viñedo vivía 80 años y los de ahora hay que arrancarlos cada 25 años, resulta que en lo que vivía un viñedo hemos tenido que arrancar tres. Eso es menos sostenible, y por ello hay que evitar la muerte prematura del viñedo».
El director técnico de Viticultura Viva ha explicado que «este modelo actual no funciona o solo lo hace de una manera productivista con un mínimo coste, pero también existe y ahí está. Cuando alguien se plantea algo diferente, hay que mirar hacia atrás, hacia nuestros antepasados, pero con unos criterios técnicos rigurosos. Lo que estamos percibiendo es que cada vez hay más interés por el tema y cuando hace siete años decía que iba a dar una charla de poda la gente se reía. Ahora, se ha producido un cambio de mentalidad, sobre todo porque se está viendo que el modelo en el que estamos no vale, hay que volver a poner en valor los viñedos de más de 50 años».
Palacios también ha dicho que «deberíamos reflexionar sobre los planes de reestructuración. No puede ser que hayan servido y sigan sirviendo para arrancar viñedos viejos y poner nuevos con un objetivo superproductivo, que no aporte valor al sector. Igual habría que plantearse ayudas al mantenimiento de viñedos de una determinada edad o a la formación». En este sentido, Julián Palacios ha destacado la excelente labor que está llevando a cabo la Academia de Poda.
Sobre el cambio climático ha comentado que «lo que vemos es que cada vez hay más extremos. Más que influir en la poda, todos estos extremos lo que hacen es que la planta esté soportando mayores situaciones de estrés en menos tiempo, más continuas. Por ello cobra mayor relevancia tratar bien la planta y eso es lo que hace la poda que respeta las cepas».
Como conclusión de su charla, Palacios ha señalado que «la poda es clave para que podamos tener viñedos longevos. Debemos quizás a revisar el modelo de producción actual».
Una técnica agresiva
Roc Gramona, director técnico de Bodegas Gramona y de la Academia de Poda, y como Julián Palacios gran defensor de la poda respetuosa, ha participado en la jornada presentando la técnica ‘Curetage’, una práctica aplicada en el campo para limitar la expresión de los síntomas de las EMV, y los ensayos y experiencias realizados en países como Francia e Italia. Se trata de una intervención de limpieza del tronco de la cepa algo agresiva y costosa, tanto técnica como económicamente, para paliar los efectos de la yesca y la Botryosphaeria. El objetivo es eliminar la podredumbre, las partes enfermas; cuanto más superficiales sean los síntomas, más efectiva es esta técnica.
Gramona ha explicado que en esta innovadora técnica «primero se socava el tronco con la sierra grande para luego ir limpiando el interior afectado con una más pequeña. La finalidad con el raspado es solamente quitar la madera muerta, teniendo en cuenta de no cortar el flujo de savia. De todas formas, una vez el patógeno está dentro es difícil hacer limpio del todo».
Para añadir que «simplemente, he querido exponer que esta técnica existe y que ofrece unos resultados eficientes. Lo que hace es dar aire al hongo y debilitarlo. Hay que vigilar al aplicarla, ya que se puede dañar la cepa, en lugar de sanarla».
Roc Gramona ha indicado que, por las condiciones climáticas, «la mejor época para aplicar esta técnica, que hace años que se realiza en Francia, pienso que es entre noviembre y diciembre». Si los síntomas reaparecen, es posible realizar una segunda limpieza a lo largo del año.
Una academia para formar podadores
Aprovechamos la presencia de Roc Gramona en la jornada para hablar de la Academia de Poda, de la cual es director técnico y que se centra en la poda que respeta la cepa. El Clúster Vitivinícola Catalán, INNOVI, es el impulsor de esta academia, nacida en 2015 de la necesidad con la que se encontraban las empresas vitivinícolas asociadas a este clúster de tener el personal con la formación necesaria para podar las vides, debido a que la poda tiene un alto impacto en la vida de estas y, consecuentemente, en su productividad. Es un proyecto que tiene como finalidad básica ayudar a todas las personas implicadas en la viticultura sostenible y en los procesos de poda.
El centro imparte un curso de Buenas Prácticas, destinado a personas sin ningún tipo de experiencia en el mundo de la poda; y tres grados: el Grado 1, dirigido a los trabajadores que participen en la poda; el Grado 2, para jefes de grupo y encargados de la viticultura en las empresas; y el Grado 3, para formar formadores en poda. Cualquiera de ellos, basados en la poda respetuosa, permite obtener a la persona que lo ha cursado un carnet de podador/a certificado/en viña, cada vez más solicitado en las empresas vitivinícolas.
El director técnico de este centro formativo ha subrayado que la base de su éxito es que «estamos enseñando técnicas antiguas que son respetuosas con el medio, pero desaprendidas en la conversión, sobre todo, del cordón Royat y la fase de mecanización. Cada vez somos más conscientes de los problemas existentes y la gente tiene más sensibilidad y, al tenerla, busca soluciones y una de estas es la poda que respeta las cepas con la que se prioriza la calidad a la cantidad».
Para añadir que «antes, la formación era lo que decía el abuelo e iba de boca a boca. Además, había mucha observación en el viñedo que se ha perdido con la mecanización. En este sentido, el paso de la formación en vaso al cordón Royat es el más sintomático de esta mecanización extrema del viñedo, y es un paso que una generación ha olvidado».
Roc Gramona ha reconocido que el de la poda «siempre ha sido un trabajo olvidado» y, por este motivo, «cuesta encontrar gente que esté formada para podar e incluso hasta encontrar gente». Por ello, «hay que reivindicar este trabajo, que en otras zonas como en Francia está muy bien valorado. Además, hemos pasado de que los podadores eran los propios propietarios de las parcelas a un modelo de viticultura donde el agricultor es más tractorista y subcontrata la tarea de podar. En consecuencia, las viñas están más mal podadas, lo que es extrapolable a las bodegas, que subcontratan esta tarea y después pasa lo que pasa».
Además de cursos en Cataluña la academia ha realizado formación en zonas como Ribera del Duero y la Rioja, y se ha planteado hacer algún curso próximamente en el Sur de Francia. Entre los asistentes hay «mucho agricultor particular, también empresas privadas que quieren formar a sus trabajadores, y ETTs que quieren formar a sus trabajadores para ofrecer un servicio un poco mejor con un carnet que nosotros avalamos de que esta persona tiene una formación mínima y una sensibilización; es decir, mejoramos la calidad de poda y, al mismo tiempo, damos un servicio no ofrecido hasta ahora».
I.F.–S.P., Sant Sadurní d’Anoia.
Publicado en Enoviticultura nº62