Precios

Los gremios de productores y exportadores de banano de Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Perú y República Dominicana, han identificado que Lidl (Alemania) se encuentra ofreciendo a los consumidores a 0,89 euros un kg de banano de origen latinoamericano.

El Cluster Bananero&Platanero del Ecuador ha indicado en un comunicado que como representantes del sector bananero «rechazamos continuamente las prácticas de los supermercados y tiendas de descuento de ofrecer banano de origen latinoamericano en promociones que desvalorizan los esfuerzos de sostenibilidad de los productores y exportadores locales con la intención de atraer a los consumidores hacia otros productos». En este sentido, «los precios ofertados por Lidl son 0,90 euros inferiores a los anunciados por Rewe y Edeka».

Esta reducción del 47% del precio ofertado por Lidl «demuestra el escaso compromiso de los minoristas con la sostenibilidad causando que todos los esfuerzos de los productores y exportadores de banano por llevar un producto de alta calidad y sostenible sean nulos».

Sin acciones concretas por parte de los minoristas como Lidl para cambiar sus prácticas comerciales lesivas hacia la industria, «la sostenibilidad se mantiene en una promesa e intenciones vacías que no se materializan».

Al respecto, han señalado que la idea de sostenibilidad para los minoristas «es únicamente exigir de imponer de manera unilateral a los productores y exportadores requisitos mayores y costosos que ponen en riesgo la sostenibilidad económica de la actividad, mientras continúan sin asumir la responsabilidad compartida como parte de la cadena de suministro».

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Unió de Pagesos (UP) ha advertido, en rueda de prensa, que la sequía y las dificultades de riego en la zona del pantano de Riudecanyes (Tarragona) hacen difícil una previsión de cosecha de avellana, pero que esta no p

asará de las 2.000 toneladas (t). Cataluña cuenta con 11.500 hectáreas (ha) de avellano (datos de 2022 del Departamento de Agricultura de la Generalitat de Catalunya), de las cuales cerca de 3.381 ha son de regadío y unas 1.500 están en la zona de Riudecanyes, este año también sin recursos para regar. Las demás hectáreas de regadío han visto mermado considerablemente el capital de las minas y pozos. En este sentido, «el precio de Lonja debería subir ya que la cosecha será corta». El sindicato ha criticado el hecho de que «las cotizaciones de la Lonja de Reus se sitúan en torno a los 2 euros la libra cuando debería cotizarse a 2,5 euros la libra, como mínimo, según la relación de la demanda y la oferta de avellana en el país».

Asimismo, ha indicado que si la lluvia no permite la recuperación de la zona de Riudecanyes, «el avellano quedará comprometido». Como ha reclamado UP, «es necesario construir la infraestructura que permita la reutilización de las aguas de la depuradora de Reus para uso agrícola en el Camp de Tarragona, y que estas aguas puedan utilizarse rebajando la salinidad a niveles aceptables para los cultivos».
 

Almendra y algarroba

En cuanto a la almendra, el sindicato estima una previsión de la cosecha a la baja, con unas 22.000 t, dado que en 2023 fue de 34.500 t. En 2022 la producción fue irrelevante por las heladas de abril, mientras que en 2021 fue de 26.508 t.

En las comarcas leridanas se ha salvado la campaña por el riego, y en las tarraconenses, las fincas de regadío han cumplido con dificultad las exigencias hídricas de los almendros con el uso de pozos propios y de pequeñas comunidades de regantes. En Cataluña existen unas 13.000 ha productivas de regadío (datos de 2022 del Departamento de Agricultura). En regadío, también comienzan a producir las plantaciones intensivas y superintensivas que se han ido plantado en los últimos meses, lo que aumenta considerablemente las producciones.

En las fincas en secano (unas 25.909 ha con datos de 2022), las producciones según el sindicato han sido muy bajas, con un calibre muy pequeño y la aparición de la plaga de la avispa, y en algunas zonas no han podido ni cosechar. Hay árboles que pueden morir a causa de la sequía extrema y por la aparición de plagas como los escolítidos.

Por otro lado, la llegada de almendra americana, proveniente mayoritariamente de California, ha hecho bajar los precios entre un 11% y un 22% en Cataluña y en el conjunto del país, según la variedad, entre julio de 2023 y julio de 2024, según ha señalado la Lonja de Reus. El precio de variedades comunes el 24 de julio de 2023 era de 3,2 euros/kg grano, y el 9 de julio de 2024, de 2,85 euros/kg grano (11% menos). La ‘Larguilla’ ha pasado de 4,65 euros/kg grano en 2023 a 3,85 euros/kg grano en 2024 (17% menos), y la ‘Marcona’, de 6,25 euros/kg grano a 4,85 euros/kg grado (22,4% menos).

En cuanto a la cosecha de algarrobas, no ha empezado muy bien por la caída del precio. En septiembre de 2022 era de casi 1,5 euros/kg y dos años después se cotiza entre 40-41 céntimos el kg. Este año la cosecha será inferior (unas 4.000 t), porque el fruto es más delgado y, por lo tanto, con menos peso. Los árboles están agotados por la sequía.
 

Falta de transparencia

Por otra parte, UP ha denunciado la falta de transparencia de la Lonja de Reus, como ya sucedió también el año pasado. El sindicato ha señalado que esta lonja no puede registrar las operaciones mercantiles y que no quedan fijadas en ningún documento las operaciones de compraventa de avellana, almendra y algarroba. En este sentido, debería haber habilitado una figura legal que recogiera estas operaciones de forma interna para hacer las medias de las operaciones de compraventa y hacerlas públicas.

UP también ha criticado que muchas operaciones se realizan por vía telefónica y de forma totalmente opaca, ya que no hay constancia escrita y no queda ningún registro posterior. De esta forma es imposible saber la realidad de la compraventa para que quede reflejada en la hoja de cotizaciones que la Lonja emite cada semana. El sindicato recuerda que lleva años denunciando esta mala praxis. También ha alertado de la pasividad de las administraciones, que no han aplicado medidas frente a esta falta de transparencia.

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En medio de la dramática crisis de rentabilidad que sufren los agricultores de la comarca de Utiel–Requena, descapitalizados por las sucesivas campañas ruinosas en la uva para vinos tintos, la almendra y el olivar, los productores de uva para la elaboración de cava en el término de Requena vislumbran un rayo de esperanza. Tanto es así que la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA–ASAJA) prevé «unos precios históricos a pie de campo debido a la excelente sanidad y calidad de la uva, carente de enfermedades, pero sobre todo a la escasez de la producción nacional a causa de la sequía».

Las cotizaciones en origen de la uva para cava ya alcanzaron el año pasado los 0,70 euros por kilo (€/kg) en Requena, precisamente por la merma de cosecha en el conjunto de la Denominación de Origen Cava. La falta de lluvias a lo largo del pasado invierno y primavera en la cuenca mediterránea provocará un nuevo descenso de la oferta, que podría rondar el 20% respecto al potencial productivo, y agravará la disminución de stocks después de tres años consecutivos de mermas. Ante este panorama, Codorníu acaba de comunicar a los viticultores del Penedès que ofrecerá un precio medio de 0,80 €/kg, el más alto en la historia de la bodega, lo que supone un incremento del 30% sobre la campaña anterior.

La sectorial vitivinícola de AVA–ASAJA espera, en función de las previsiones de campaña y estos primeros movimientos de mercado, que los precios en origen de la uva para cava pueden sobrepasar los 0,80 €/kg ofrecidos inicialmente por Codorníu como estrategia para fijar un precio de referencia e, incluso, acercarse al euro por kilo.

El responsable de la sectorial del vino de AVA–ASAJA y productor de uva para cava en Requena, José Luis Robredo, ha recomendado a los viticultores que «defiendan un precio digno por su uva de cava que permita compensar la bajada de producción y el aumento de los costes de producción en los últimos años. Va a faltar producto, probablemente aún más que el año pasado, y el poco cava que haya disponible debe reportar una justa remuneración a todos los eslabones de la cadena de valor. Solo así podremos seguir disfrutando de un espumoso cada vez más admirado por los consumidores como es el cava de Requena».

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Unión de Uniones y PALCA (organización territorial en Canarias de Unión de Uniones) han señalado que, ante las presiones que se están produciendo desde ASPROCAN (Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias) a diferentes niveles para mantener al Plátano de Canarias fuera del ámbito de la Ley de la Cadena Alimentaria, abogan por que en una próxima revisión de la misma «los productores de este cultivo tengan igual nivel de protección que el resto de agricultores y puedan alcanzar precios justos».

Unión de Uniones, a través de PALCA, ha defendido durante los dos procesos de revisión de la Ley de la Cadena Alimentaria, para que «esta cuente con las herramientas que aseguren a los agricultores y ganaderos, también a los productores del plátano canario, que puedan defender unos precios que, al menos compensen los costes de producción».

La organización ha explicado que, en la pasada reforma de la Ley, fraguada en 2021, ASPROCAN «se distinguió por presionar para dejar al plátano canario fuera del ámbito de protección de la norma, lo que concluyó en una disposición adicional que establece una excepcionalidad en cuanto a la determinación de los costes de producción y su precio». Esta excepcionalidad permite que a los agricultores de la IGP se les descuenten todas las ayudas que reciben de sus costes productivos, lo que a su vez se traduce en una garantía de precio más bajo.

Desde Unión de Uniones consideran inexcusable que una asociación de organizaciones de productores como ASPROCAN esté luchando precisamente por el objetivo contrario; es decir, «para que se legitime a los compradores para pagar impunemente un precio del plátano por debajo de lo que cuesta producirlo». «El plátano canario no es el único que se enfrenta a importaciones agresivas y a unas condiciones de mercado que impiden en ocasiones alcanzar los precios que quisiéramos» han reflexionado desde Unión de Uniones, para apuntar que «quien se opone a que en una ley se contemple que un agricultor tiene derecho a que le paguen un precio justo por su trabajo, no sabemos a quién defiende, pero a los productores, desde luego, no».  Por ello, consideran que «ASPROCAN debe dedicarse a intentar que las producciones de sus socios se comercialicen en las mejores condiciones y no al revés».

Para añadir que «una asociación de organizaciones de productores, como lo es ASPROCAN, debe dedicarse a generar fórmulas y vías para la comercialización de los productos de sus socios en las mejores condiciones». Sin embargo, «durante los 15 meses consecutivos que el precio del plátano de Canarias ha estado hundido, ASPROCAN no solo no ha sido útil para revertir esa situación, sino que, además, con su presión de exceptuar al plátano de la Ley de la Cadena Alimentaria ha boicoteado la posibilidad de que los productores denuncien a los compradores por pagarles precios inferiores a sus costes de producción».

Por otro lado, Unión de Uniones recuerda que la representatividad del sector agrario recae sobre las organizaciones profesionales agrarias y que «el protagonismo representativo que se pretende arrogar ASPROCAN para hablar en nombre de los agricultores, no sólo no está justificado», sino que, «además, no se lo merecen».

PALCA ha indicado que actualmente, la IGP Plátano de Canarias «no está pasando por sus mejores momentos, entre otras causas, por una deficiente gestión de la misma, donde la credibilidad del Plátano de Canarias se está poniendo en peligro con las consecuencias que esto puede ocasionar a los más siete mil productores que la componen».

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Unión de Uniones ha pedido al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), durante la reunión de la Mesa sectorial de la fruta dulce, que tenga previstas medidas para responder rápidamente en caso de tensiones a la baja en el precio a las explotaciones.

Esta organización ha analizado junto al MAPA y las entidades del sector la campaña de comercialización de la fruta de pepita 2023/24 y el balance de la campaña de fruta de hueso 2023, así como las perspectivas de cara a la campaña 2024.

En relación a la fruta de pepita, los datos indican una recuperación de la producción en 2023, con una campaña para 2024 que estará en el entorno a una producción media normal. No obstante, la Unión ha alertado que, en el caso de la pera, «la floración está teniendo algunos problemas en zonas importantes productoras como Lérida y la cosecha puede verse mermada». Respecto de la fruta de hueso los datos son aún provisionales, pero es reseñable que se exporte la mitad de la producción, con un 85% de las ventas al exterior con destino a la UE.

Unión de Uniones ha pedido al MAPA que «esté prevenido y tenga lista la norma que permita, en el caso de que se produzca crisis de precios en origen, el pago en especie a la industria transformadora en la retirada de la fruta dulce con destino a beneficencia, para que esta herramienta de gestión de mercados, contemplada por la UE, sea útil tanto para el sector organizado como para las entidades benéficas receptoras».

Este instrumento consiste en retirar fruta del mercado y destinarlo gratuitamente a entidades benéficas y es el más utilizado por las organizaciones de productores. Unión de Uniones ha puesto de manifiesto que «las entidades benéficas no tienen capacidad para recibir y poder distribuir grandes cantidades de fruta dulce en fresco, pero sí pueden hacerlo si esa fruta se ha transformado en zumo». Por ello ha pedido al ministerio tener prevista la norma legal para disponer de forma permanente de esta herramienta que, hasta ahora, sólo se ha habilitado temporalmente en algunas campañas

Por otra parte, Unión de Uniones ha puesto de manifiesto el «deterioro» en las condiciones del seguro agrario que han sufrido los productores de fruta dulce afectados por las heladas de 2022 y por las granizadas de años anteriores y posteriores; que se ha traducido en limitaciones de kilos asegurables por debajo del rendimiento real de las plantaciones y un encarecimiento del coste del seguro. La organización presentará sus propuestas para que se reviertan estas condiciones en el Grupo de Trabajo para analizar el Seguro Agrario constituido por ENESA.

En la mesa sectorial se ha alertado también de las dificultades para encontrar mano de obra en las campañas de recolección de fruta, así como la falta de medios fitosanitarios eficaces para el control de la mosca de la fruta y se ha pedido al MAPA que «se estudie extender a todas las zonas productoras la liberación de machos estériles para combatirla igual que en la Comunidad Valenciana».

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Creciente volumen de importaciones, alteraciones por cambio climático y macro-explotaciones de fondos de inversión han hundido los precios por debajo de los costes de producción.

 

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha denunciado la grave situación del sector productor de limón. La organización agraria ha manifestado que la «campaña actual pasará a la historia como la peor en términos de rentabilidad hasta la fecha, con precios por debajo de los costes de producción para la inmensa mayoría de las personas productoras, lo que está derivando en graves pérdidas económicas en las principales zonas de producción e incluso abandono de explotaciones y el arranque de árboles».

«Los citricultores y citricultoras hemos asumido el coste de sacar adelante nuestra producción anual y ahora, para nuestra desgracia, estamos asumiendo el coste de tirar los limones al suelo, sin ningún tipo de ingresos. Es decir, estamos gastando alrededor de 30 cts./kg de limón para no obtener nada a cambio», ha señalado Pedro Gomáriz, responsable del sector citrícola de COAG. Para añadir que «sin contar con los kilos que se han mal pagado a quienes producimos, si sólo tenemos en cuenta las 400.000 t de fruta que se ha quedado en los campos estaríamos hablando de unas pérdidas de más de 120 millones de euros».

Esta organización ha denunciado que «nos encontramos ante un mercado altamente especulativo, con un creciente grado de integración en sustitución de un modelo social de citricultura, y sin elementos precisos para la gestión de las crisis más graves, como es el caso de la actual». Asimismo, «el creciente volumen de importaciones que hunden los mercados europeos, las alteraciones de cambio climático y las enfermedades y plagas, en ocasiones también importadas, así como el aumento de superficie de los últimos años, han derivado en esta penosa situación». Según los últimos datos publicados por la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos de España, elaborada por el Ministerio de Agricultura (MAPA), la superficie del limonero en regadío ha aumentado un 51% (+16.800 ha), principalmente por la conversión de superficie de otros cítricos, de frutales no cítricos o de hortalizas.

Por ello, además de adoptar medidas urgentes y estructurales para paliar y revertir la situación presente, «se debe trabajar de cara a futuras campañas y para el medio-largo plazo del sector». COAG se encuentra a la espera de respuesta por parte del MAPA a una solicitud de reunión urgente en la que poder trasladar una serie de propuestas y conocer su visión sobre la situación actual y las posibles actuaciones que se estén planteando.
www.coag.org

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En el último año los precios de la naranja han descendido en el campo, pero han aumentado en los lineales de los supermercados, según figura en un estudio elaborado por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA–ASAJA), a partir de los datos de la Lonja de Cítricos de Valencia y el observatorio de precios de ASAJA Nacional. En concreto, la ‘Navel Lane Late’, en fase avanzada de recogida y comercialización, registra unas cotizaciones medias en origen de 0,26 euros por kilo (€/kg), lo que supone un 18% menos que el precio medio de hace un año, cuando los agricultores percibieron 0,31 €/kg en una campaña con un volumen de cosecha similar. Por el contrario, los consumidores están pagando por esa variedad de naranja un 15% más que hace un año, pasando de un promedio de 1,65 €/kg en 2023 a 1,89 €/kg en 2024.

AVA–ASAJA, que ya había denunciado la brusca caída de los precios de los cítricos, ha reclamado al Gobierno central que «ponga en marcha una investigación a fondo para esclarecer los motivos que hay detrás de esta dispar evolución de las cotizaciones en origen y en destino». La organización, presidida por Cristóbal Aguado, ha advertido al ministro de Agricultura, Luis Planas, de que «sus 2, 18 o 43 propuestas son insuficientes si no aporta transparencia y equilibrio a la cadena de valor que es donde se juega la rentabilidad de los productores y donde hay que estar vigilante para garantizar unos precios justos».

Aguado ha lamentado que «de las propuestas del ministro la mayoría son declaraciones de intenciones que no dependen de Madrid, sino de Europa, y lo que necesitamos urgentemente son realidades. Planas debe ponerse las pilas para aplicar rápidamente las medidas que son de su competencia directa y para presionar ante Bruselas sobre otras iniciativas que resultan indispensables como la revisión de los acuerdos comerciales con terceros países, la reciprocidad, el control de plagas y enfermedades, etc.». Asimismo, ha subrayado que «es curioso lo que está pasando con la naranja y otros productos agrarios, pero esta es la realidad. Mientras las personas que producen los alimentos perciben menos dinero en el campo y las personas que compran esos mismos alimentos pagan más en la tienda, es evidente que hay eslabones de la cadena alimentaria que están ganando más a costa de productores y consumidores. Y un Gobierno responsable debe velar por una cadena alimentaria justo»

AVA–ASAJA ha reiterado a las administraciones nacional y autonómica que lleven a cabo una intensa campaña de inspecciones de oficio a los principales operadores comerciales y cadenas de distribución «para descartar prácticas anticompetitivas, ya que, con los datos disponibles, ningún factor técnico por sí solo puede explicar de manera decisiva la pérdida del precio de venta de los citricultores, cuando se incrementan los precios a los consumidores». Asimismo, ha instado a la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA), dependiente del Ministerio de Agricultura, que «investigue, y en su caso sancione, cualquier contrato de compraventa de cítricos cuyo precio esté por debajo de los costes medios de producción».

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La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA–ASAJA) pide a las administraciones autonómica y nacional que lleven a cabo una investigación a fondo para esclarecer las causas de la brusca caída de los precios en origen de los cítricos. Según la Lonja de Cítricos de Valencia, las cotizaciones de las naranjas han llegado a desplomarse hasta un 30% en el último mes, pasando en el caso de ‘Navel Lane Late’ de 0,36 a 0,25 euros por kilo (€/kg). En variedades más tardías, la ‘Valencia Late’ ha arrancado sus operaciones con 0,21 €/kg, una cifra que también se sitúa por debajo de los costes de producción. Respecto a las mandarinas, las variedades que mayor descenso de valor han sufrido a pie de campo son ‘Orri’ (–22%) y ‘Ortanique’ (–17%).

La organización agraria exige una intensa campaña de inspecciones de oficio a los principales operadores comerciales y cadenas de distribución «para descartar prácticas anticompetitivas, e incluso un posible contubernio, ya que, con los datos oficiales disponibles de la Comisión Europea, ningún factor técnico por sí solo puede explicar de manera decisiva este desplome tan acusado de los precios que perciben los productores». Asimismo, insta a la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA), dependiente del Ministerio de Agricultura, que «investigue, y en su caso sancione, cualquier contrato de compraventa de cítricos cuyo precio esté por debajo de los costes medios de producción».

El pasado enero se produjeron los primeros coletazos de la crisis citrícola, cuando algunas variedades de mandarinas como la ‘Clemenvilla’ o la ‘Hernandina’ tuvieron graves problemas de comercialización e, incluso, hubo muchos campos que se quedaron sin recolectar por falta de demanda. La organización presidida por Cristóbal Aguado insiste en «un acuerdo global de la interprofesional Intercitrus que incluya, entre otros asuntos como la promoción, medidas contundentes para acabar cuanto antes con el problema de la ‘pinyolà’ que ocasiona una pérdida de consumidores, especialmente entre los más jóvenes».

 

Importaciones de países terceros

Además, gran parte de las naranjas, que venían percibiendo precios razonables, desde febrero «también han caído por debajo del umbral de rentabilidad». Voces del sector, sobre todo del comercio privado y el cooperativismo, «echan toda la culpa a un factor externo como son las importaciones foráneas». De acuerdo con los datos de la Comisión Europea facilitados por Ailimpo, «las importaciones de naranjas a la UE procedentes de países terceros desde octubre hasta febrero fueron 263.437 toneladas, un 5% menos que en el mismo periodo del año anterior». Las exportaciones de naranjas de España a la UE ascendieron a 580.337 t, «lo que mantiene la cuota de mercado en torno al 70% en una campaña con merma de cosecha a causa de adversidades climáticas».

A pesar de ello, AVA–ASAJA reitera su «indignación ante la estrategia comercial de la UE que fomenta la competencia desleal de países terceros, a costa de sacrificar a sus productores, y destaca el enorme potencial de crecimiento de Egipto», el cual ha superado por primera vez a Sudáfrica en envíos de naranjas durante este tramo de la temporada con 115.022 t, lo que supone un incremento del 56% respecto al ejercicio precedente.

En este sentido, la organización agraria reclama a Bruselas que revise el acuerdo comercial que tiene suscrito con Egipto, así como con Sudáfrica, Turquía y Marruecos, con la finalidad de «evaluar el impacto presente y futuro sobre el sector citrícola europeo, teniendo en cuenta el incremento de superficie que han plantado en los últimos años, y evitar la entrada de nuevas plagas y enfermedades a Europa». 

Por último, AVA–ASAJA advierte de que «las movilizaciones continuarán mientras las políticas agrarias y medioambientales impulsadas por todas las administraciones nos resten competitividad y nos echen de nuestros campos y granjas».

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Una caída de la producción de entre el 20 y 40% por sequía y unos costes de producción al alza no justifican las tablas de precios presentadas, que en algunas regiones recogen bajadas de hasta un 30% respecto a 2022. 

 

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha pedido a la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) que «actúe de oficio y realice una campaña exhaustiva de inspecciones sobre los contratos de compra-venta de uva de vinificación presentados por las grandes bodegas de referencia».

Esta organización agraria ha indicado que «obviando la incuestionable subida de los costes de producción para el viticultor y la reducción de cosecha prevista, (la más baja de los últimos 10 años), los precios de la uva ofertados se sitúan claramente por debajo de los costes, incumpliendo la Ley de mejora de la Cadena Alimentaria». Además, «dependiendo de la zona y la variedad de uva, los precios presentados recogen bajadas de hasta un 30% respecto a 2022».

Con estas cotizaciones, los cálculos realizados por los Servicios Técnicos de COAG, apuntan que un viticultor tipo perdería de media en torno a los 900€ por hectárea en el caso de uva blanca ‘Airen’ y 1.200€ en tinta ‘Tempranillo’. Según este estudio, «los costes de producción se elevan a 0,43€/kg para la variedad blanca ‘Airén’ y 0,52€/kg para la tinta ‘Tempranillo’, muy por encima de los precios presentados (0,20 €/kg para ‘Airén’ y 0,36 €/kg para ‘Tempranillo’)». 

Joaquín Vizcaino, responsable del sector vitivinícola de COAG, ha manifestado al respecto que «es intolerable que las grandes bodegas se salten a la torera la ley y obliguen a los agricultores a vendimiar a pérdidas. No vamos a consentir ni que haya viticultores que no tengan dónde entregar sus uvas, ni que a otros les obliguen a firmar contratos a sabiendas de que sus costes de producción no se cubren con los precios ofertados. Sacar adelante uvas de calidad no se puede hacer a cualquier precio».

 

Los ejemplos de La Rioja, Toro y Castilla La Mancha

COAG ha ofrecido diversos ejemplos para exponer la situación. Así, «una gran bodega, perteneciente al Grupo Rioja, presentó contratos a sus proveedores para que acepten precios de 0,54 €/kg para las tintas y 0,60 para las blancas. Si la propia Consejería de Agricultura de La Rioja fija costes de producción medios para 2022 en 0,70 €/kg, una rebaja del 23% es absolutamente imposible que cumpla con la más mínima rentabilidad».

En la D.O. Toro, «la oferta de una gran bodega para la presente campaña, que suele ser el referente para la fijación del precio de compra de la uva para el resto de las bodegas de la denominación, es de 0,20 € para la uva de las variedades ‘Malvasía’ y ‘Garnacha’ y de entre 0,37 € (grupos 3 y 4) y 0,43 € (grupo 2) para la ‘tinta de Toro’, ofreciendo 0,58 € (grupo 1) por la uva de esta variedad procedente de viñedos viejos».

La organización ha recordado, asimismo, que en Castilla La Mancha, que supone el 50% de la producción vitivinícola nacional, «los dos grandes grupos bodegueros de referencia, Félix Solís y Garcia Carrión, han presentado unos precios que en el mejor de los casos mantienen las cotizaciones del año pasado pero que en otros se sitúan por debajo». En blanca ‘Áirén’, para la presente campaña Solís presenta 0,20 €/kg mientras que en 2022 el precio recibido por los productores fue de 0,20 €/kg. En la ‘Tempranillo’ con D.O.P., se reduce 6 céntimos por kilo, de 0,42 €/kg en 2002 a los 0,36 presentados para 2023 y en ‘Tempranillo’ sin D.O.P. la bajada es de tres céntimos, de 0,26 a 0,23 €/kg.

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Hasta que no arranca la vendimia los viticultores no empiezan a saber los precios que las bodegas pagarán por las uvas, lo que sucede cuando ya no tienen capacidad de maniobra para elegir comprador. Hasta la fecha solo se conocían contadas operaciones entre bodegas y sus proveedores habituales, ligeramente por encima de los costes de producción, pero se acaba de conocer que una gran bodega, perteneciente al Grupo Rioja, ha presentado contratos a sus proveedores para que acepten precios de 0,54 €/kg para las tintas y 0,60 €/kg para las blancas.

Ante este anuncio, la Unión de Agricultores y Ganaderos de la Rioja (UAGR–COAG) se ha puesto en contacto con la consejera de Agricultura «para poner en su conocimiento este grave insulto a los viticultores riojanos: Si la propia consejería fija costes de producción medios para 2022 en 0,70 €/kg, una rebaja del 23% es absolutamente imposible que cumpla con la más mínima rentabilidad. Teniendo en cuenta, además, que esta campaña no solo se han incrementado los costes de producción respecto a la de 2022, sino que además los rendimientos que los viticultores pueden entregar por hectárea se han reducido».

Esta organización ha denunciado «esta posición abusiva de la bodega, ya que los viticultores se ven obligados de esta forma a firmar contratos presuntamente ilegales ante la amenaza de tener que dejar sus uvas colgando en las cepas». Por este motivo, ha solicitado a la consejera de Agricultura que afronte este asunto, dado que la «autoridad competente» en La Rioja para hacer cumplir la Ley de la Cadena Alimentaria es la Dirección General de Desarrollo Rural, perteneciente a su consejería.

Asimismo, la UAGR ha denunciado «esta insostenible situación» ante la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA), a través de la Delegación del Gobierno en La Rioja y de la coordinadora estatal COAG. También lo ha comunicado a la Organización Interprofesional del Vino de la Rioja. De todos estos organismos la Unión «reclama compromiso y actuaciones urgentes, por ejemplo, con multas realmente disuasorias para que este tipo de prácticas no salgan rentables a determinadas bodegas que operan en la D.O.Ca. Rioja».

El presidente de la UAGR–COAG, Óscar Salazar, ha comentado que «no vamos a consentir ni que haya viticultores que no tengan donde entregar sus uvas, ni que a otros les obliguen a firmar contratos sabiendo que sus costes de producción no se cubren con los precios ofertados. Producir uvas de calidad, como exige una D.O.Ca., no se puede hacer a cualquier precio».

Por último, esta organización agraria ha recordado que sigue dispuesta «a transmitir denuncias como esta a la AICA, con precios claramente muy por debajo de los costes de producción, guardando el pertinente anonimato de los viticultores afectados».

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