Sanidad Vegetal

Investigadores del Departamento de Protección Vegetal Sostenible del Centro Ifapa La Mojonera (Almería) han publicado un trabajo en la revista científica Plos One en el que establecen qué factores climáticos determinan la incidencia del patógeno Verticillium dahliae en el olivar. Este estudio demuestra que los modelos que incluían variables climáticas integradoras de diferentes aspectos del clima a múltiples escalas temporales, como la isotermalidad (índice de variabilidad de la temperatura anual) y la estacionalidad de las lluvias, explicaron mejor el patrón espacial de la Verticilosis en el olivar que los modelos que incluían sólo variables climáticas que miden tendencias anuales, como la Tª o la precipitación media.

Los resultados del trabajo sugieren que el patógeno fue más frecuente en zonas con una mayor amplitud térmica anual, es decir, en zonas donde la diferencia térmica entre los períodos más fríos y más cálidos es mayor que la diaria. También, que para el desarrollo del patógeno no fue importante la cantidad de lluvia total, sino cuándo se produjo esa lluvia, que debe coincidir con la primavera y el otoño, que son los periodos donde se dan las temperaturas óptimas para el desarrollo del patógeno. En particular, los resultados mostraron que «la estacionalidad de las lluvias moduló el efecto negativo de la isotermalidad, que se hizo más negativo a medida que disminuía la estacionalidad». Esto indica que «el patógeno fue más frecuente en aquellos olivares donde se combina la baja estacionalidad de las lluvias y una alta diferencia de temperaturas entre estaciones».

Finalmente, se proporcionan nuevos hallazgos sobre la relación entre el clima y el riego en el olivar, al mostrar cómo el riego puede mitigar el efecto negativo de la isotermalidad. Desde el punto de vista aplicado, los riegos en el olivar deberían reducirse en primavera y el verano, sobre todo en aquellas zonas donde existe mayor diferencia de temperatura entre estaciones.

Este trabajo ha sido financiado por La Fundación Caja Rural Granada, y en él han colaborado Boise State University (EE. UU.), la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC), la Universidad de Granada y el Centro Andaluz para el Seguimiento y Evaluación del Cambio Global de la Universidad de Almería (CAESCG).

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El Comité de Gestión de Cítricos (CGC) ha exigido a la Comisión Europea (CE) que actúe con carácter de urgencia para frenar la ola de importaciones de cítricos procedentes de Turquía con problemas de residuos de plaguicidas. Según ha señalado esta entidad en un comunicado las incidencias detectadas se refieren a partidas de limones, naranjas, pero sobre todo de mandarinas turcas en las que los inspectores oficiales acreditan que bien superan el límite máximo de residuos permitido, bien han sido tratadas con sustancias activas prohibidas en la UE por su alta toxicidad y/o por ser poco respetuosas con el medio ambiente. Así lo reflejan los datos oficiales del sistema RASFF –la red de alerta rápida para alimentos de la UE–, que ya en 2020 registró una cifra récord de rechazos en frontera en cítricos turcos –hasta 54, cinco veces superior a la de 2019, que fue de 11– pero cuya evolución se ha agravado, más si cabe, hasta cuotas insospechadas durante las últimas semanas de este mismo año.

Cabe resaltar que desde el 1 de enero y hasta el día 29 del mismo mes, 57 lotes de cítricos procedentes de este país hicieron saltar una alarma por sufrir anomalías al pasar alguna de las inspecciones programadas: la inmensa mayoría –hasta 43 de ellas– por acreditarse a través de pruebas de laboratorio la presencia de fitosanitarios no autorizados.

El CGC ha subrayado que la situación es especialmente preocupante en el caso de las mandarinas turcas por varios motivos. De un lado, porque tanto durante 2020 como en lo poco que llevamos de año acaparan la mayor parte de las alertas: en 2020 fueron 26 los lotes rechazados por problemas fitosanitarios, pero es que en sólo 29 días de enero se ha superado tal cantidad (hasta 27). Por otro, porque las mandarinas (y las naranjas) fueron incluidas por primera vez en el listado de alimentos de ‘especial vigilancia’ de la UE hace relativamente poco tiempo –concretamente, en mayo de 2020 (Reg. De Ejecución 2020/625 de la Comisión) y fue a partir de entonces cuando se estableció que la frecuencia de los controles en frontera fuera del 5% de los lotes. Un porcentaje mínimo frente al 10% que se impuso también entonces a las naranjas, que contrasta con el 40% de los lotes que llegaron a revisarse en su (peor) momento para los limones y pomelos turcos o incluso con el 50% que se impone a aquellos alimentos asociados a países de procedencia que son considerados como de extremo riesgo. Es, por tanto, «un umbral muy bajo para haber registrado tan ingente cantidad de rechazos en frontera». Por todo ello, el CGC reclama a la Comisión que eleve ‘de inmediato’ este umbral mínimo de inspección en el caso de las mandarinas hasta el 30 o el 40% o incluso «advierta a las autoridades turcas de un posible veto temporal a la importación de la UE hasta que no se acredite que pueden cumplir con la normativa vigente».

Asimismo, este comité ha indicado que «las alertas desatadas durante estos meses confirman las deficiencias en el sistema de control de determinados pesticidas sujetos a especial vigilancia. Es el caso de sustancias como el clorpirifos y metil–clorpirifos –prohibidos en la UE– o de otros tantos para tratamientos de postcosecha, como el esfenvalerato o el prochloraz que, en el mejor de los casos, duplican en muchas de las alertas notificadas los LMR permitidos».

La situación contrasta con el esfuerzo del sector citrícola español «por adaptarse a retiradas tan traumáticas como la del citado clorpirifos que –pese a no tener alternativa posible en la lucha contra plagas tan graves como la del Cotonet de Sudáfrica– no ha provocado ni una sola alerta desde que fue retirado del mercado europeo».

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El próximo 11 de febrero, el Instituto Catalán de la Viña y el Vino (INCAVI) y el Clúster Vitivinícola Catalán INNOVI organizan una jornada técnica en línea sobre los avances y retos de las variedades resistentes por hibridación a enfermedades fúngicas en viña en Cataluña, cuyo programa puedes consultar aquí.

Y es que, tras una campaña 2020 muy afectada por el mildiu, los organizadores creen que es necesario dar un impulso a nuevas estrategias que sirvan para prevenir campañas con pérdidas, en algunos casos, de hasta el 75% de cosecha.

Una de las opciones que el sector está investigando desde hace años es el uso de variedades resistentes por hibridación a plagas y enfermedades, así como al cambio climático. Por ello, para poder diseñar una estrategia común dentro del sector en cuanto al uso de este material vegetal, el INCAVI y el INNOVI reunirán en un único espacio tanto a expertos europeos que ya hace años que las están utilizando, como a empresas y entidades que están estudiando su uso en esa comunidad autónoma.

Por último, verán los retos administrativos que tienen estas variedades y cómo se están enfocando.

La jornada es gratuita, pero es necesario inscribirse previamente (aquí).

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LA UNIÓ de Llauradors, organización que pertenece a la Unión de Uniones, ha reclamado una mayor información sobre la nueva plaga foránea detectada en plantaciones de cítricos de Huelva, un trips denominado Scirtothrips aurantii, y ha solicitado a la Generalitat Valenciana que informe al sector sobre las medidas que va a adoptar para evitar que se introduzca en la citricultura de esta comunidad autónoma.

Como ya informabamos hace unos días, la Junta de Andalucía ha confirmado la presencia de esta nueva plaga importada, cuyo origen proviene de Sudáfrica, y que ataca sobre todo a las naranjas cuando son pequeñas y les provoca una gran cicatriz alrededor del pedúnculo, que se va ensanchando conforme crecen los frutos y dejándolas sin ningún tipo de valor comercial.

LA UNIÓ insiste en el riesgo existente para la citricultura española y de la Comunitat Valenciana con las importaciones de cítricos de terceros países y la posible entrada de plagas. Por ello, ha señalado que los datos del total de interceptaciones en la Unión Europea (UE) de organismos nocivos introducidos a través de la importación de cítricos procedentes de países terceros, correspondientes a 2020, «ponen de manifiesto su peligro ya que se ha vuelto a producir un incremento del 42% en relación al año anterior, al pasar a 233 interceptaciones el pasado año por las 164 de 2019. Por ejemplo, en el año 2017 fueron 88 y en 2018 se detectaron 100, lo que indica que es un problema que va al alza».

La organización agraria ha reiterado que las producciones provenientes de países que tengan la presencia de plagas de cuarentena «deben tener inspecciones en origen antes de salir los contingentes y recibir un tratamiento en frío durante su transporte para destruir con eficacia la plaga y evitar su propagación en un futuro por el territorio europeo».

En este sentido, Carles Peris, secretario general de LA UNIÓ, ha indicado que «los protocolos de importación de cítricos de fuera deben ser más eficaces pues su laxitud provoca que se introduzca una nueva plaga como la detectada en Andalucía». Para añadir que «no podemos continuar así y la Comisión Europea debe asumir y garantizar unas relaciones comerciales estables y seguras para los productores con objeto de evitar posteriormente el coste innecesario de fondos públicos para investigación y control de plagas. Prevenir bien es por tanto la mejor herramienta y eso debe entrar en la cabeza de las autoridades comunitarias».

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El Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa), organismo dependiente de la consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía, ha presentado en la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales tres nuevas variedades de olivo, especialmente recomendables en áreas con alto riesgo de verticilosis ya que presentan una mayor resistencia a esta enfermedad. En concreto, uno de estos nuevos tipos de olivo procede de la variedad ‘Koroneiki’, mientras que los otros dos son el resultado del cruce entre ‘Frantoio’y ‘Arbosana’.

Además, estos árboles obtenidos gracias al trabajo de los profesionales de este organismo, poseen otras características agronómicas interesantes para la obtención de aceite de oliva como, por ejemplo, una alta productividad y un elevado rendimiento graso.

Este descubrimiento se enmarca en el proyecto ‘Inmegeo’, centrado en la mejora genética del olivo y que se dirige desde las instalaciones del centro Alameda del Obispo (Córdoba). Esta iniciativa cuenta con la cofinanciación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder).

Cabe subrayar que la verticilosis del olivo, enfermedad causada por un hongo de suelo ('Verticillium dahliae Kleb'), representa en la actualidad el mayor riesgo fitopatológico en numerosas áreas de olivar entre las que se encuentran importantes zonas productoras andaluzas. Teniendo en cuenta que una de las medidas más recomendadas para el control de esta enfermedad es apostar por variedades de mayor resistencia, desde el Ifapa se ha animado tanto a los agricultores particulares como a las empresas del sector del olivar de la comunidad autónoma a ponerse en contacto con este organismo público para participar en el proyecto mediante la adhesión de su explotación a las zonas de experimentación.

Para poder obtener las nuevas variedades ha sido necesario cumplir con un complejo procedimiento iniciado con el cruce de las variedades iniciales (parentales) y que, tras la selección y registro final de los nuevos tipos de olivo, debe completarse con una serie de pruebas dirigidas a comprobar la eficacia en el campo. Al mismo tiempo, para poder analizar el comportamiento de los nuevos materiales ante la enfermedad, los técnicos del instituto realizarán ensayos de inoculación en condiciones controladas, análisis en microparcelas inoculadas artificialmente y pruebas de campo en condiciones naturales.

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La Dirección General de la Producción Agrícola y Ganadera de la Junta de Andalucía ha declarado oficialmente en la comunidad autónoma la existencia de una nueva plaga de cuarentena Scirtothrips aurantii Faure, un insecto de la orden de los Tisanópteros, familia Thripidae, sometido a regulación dentro de la Unión Europea. Lo ha hecho en una resolución publicada en el BOJA el 21 de diciembre del año pasado.

La Junta de Andalucía ha confirmado así la presencia de este trips originario de Sudáfrica en plantaciones de naranjos y de diversos frutos rojos –fresas, frambuesas, moras y arándanos– de la provincia de Huelva. Han observado que Scirtothrips aurantii ataca sobre todo a las naranjas cuando son pequeñas, ocasionándoles una amplia cicatriz alrededor del pedúnculo, que se va ensanchando conforme crecen los frutos, quedando sin valor comercial. En el caso de las berries, por el momento, no afecta a los frutos, pero sí a las plantas debilitándolas, lo que merma la producción.

Los primeros ataques se vieron en los municipios onubenses de Lepe y Cartaya, pero enseguida se extendieron a otros colindantes como Ayamonte, Punta Umbría, Gibraleón, Bollullos, San Bartolomé, San Silvestre, Villanueva de los Castillejos, Lucena del Puerto… Por ello, la Consejería de Agricultura de Andalucía ha extendido su Plan de Vigilancia Fitosanitaria sobre esta plaga a la provincia de Sevilla, al temerse que prosiga su expansión y acabe llegando, como ha pasado en otras ocasiones, a otras zonas citrícolas como la Comunitat Valenciana.

Hasta ahora constaba su presencia en Yemen y 16 países africanos, entre ellos Sudáfrica, Egipto, Etiopía, Zimbabue o la isla francesa de Reunión.

 

Especies en las que se ha constatado la presencia
Nombre común Nombre científico
Naranjo Citrus sinensis
Mandarino Citrus reticulata
Fresa Fragaria x ananassa Duch.
Frambuesa y mora Rubus sp.
Arándanos Vaccinium sp.

Fuente: Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía.

 

 

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Un equipo investigador del Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG) y del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) ha conseguido identificar con precisión la región del genoma donde se encuentra la resistencia al oídio en melocotonero, una enfermedad que causa grandes pérdidas económicas y un notable impacto ambiental debido a los fungicidas necesarios para controlarla. El estudio, publicado en la revista científica Horticulture Research, también proporciona nuevas herramientas moleculares que se están utilizando para desarrollar e identificar variedades de melocotonero resistentes y lograr así una disminución en la aplicación de fungicidas durante la producción.

Cabe señalar que en 2018 se produjeron más de 24 millones de toneladas de melocotón a nivel mundial, siendo España el cuarto país productor. Los cultivos comerciales de este fruto de hueso son susceptibles a la enfermedad del oídio, causada por un hongo llamado Podosphaera pannosa, que infecta frutos, hojas y brotes, afectando directamente la calidad del fruto y la capacidad de producción del árbol, y que se puede controlar preventivamente mediante fungicidas, pero la aplicación de estos productos resulta muy costosa y perjudicial para el entorno. Una alternativa ambientalmente segura a los fungicidas es el desarrollo de variedades de melocotón resistentes a través de la mejora vegetal, y los resultados del nuevo trabajo desarrollado en el CRAG proporcionan una valiosa información para lograr un manejo integrado y más sostenible de esta enfermedad.

«Antes de este estudio, y gracias al uso de cruzamientos interespecíficos, habíamos podido localizar un gen de resistencia a Podosphaera pannosa procedente del almendro, una especie genéticamente muy similar al melocotonero. Ahora, gracias al uso de herramientas genómicas como la secuenciación masiva, conocemos con más precisión la posición de este gen y cuál podría ser su función», ha señalado Iban Eduardo, investigador del IRTA en el CRAG y que lidera el trabajo.

Dada la similitud genética entre el almendro y el melocotonero se pueden obtener híbridos fértiles entre estas dos especies, hecho que el equipo investigador había aprovechado para descubrir la resistencia al oídio en estudios anteriores. Con el objetivo de localizar de forma más precisa el gen de resistencia, en el presente trabajo analizaron el ADN de más de 700 híbridos e identificaron aquellos que contenían una recombinación y, por tanto, aportaban información útil. En estos híbridos seleccionados se evaluó la resistencia al hongo, lo que llevó a obtener una lista de 27 genes candidatos para los cuáles se estudiaron las diferencias entre el almendro y el melocotonero, y se examinó su expresión en las hojas de los híbridos durante la infección por parte del hongo. Mediante el uso de todas estas técnicas, el gen llamado RGA2 es el que más evidencias presentó para ser el gen responsable de la resistencia al oídio.

 

Cruzamientos dirigidos
Una vez localizado el gen de resistencia al oídio procedente del almendro, este se puede introducir en las variedades comerciales de melocotón a través de cruzamientos dirigidos y su posterior selección mediante el uso de marcadores moleculares. Actualmente, ya se han iniciado los cruzamientos en el programa de mejora genética del melocotonero del IRTA, y el personal investigador está trabajando para desarrollar nuevas variedades resistentes.

«Los marcadores moleculares descritos en este estudio nos están sirviendo para seleccionar los melocotoneros resistentes entre todas las plantas resultantes de los cruzamientos. También proponemos usar estos programas de mejora genética para combinar distintos genes de resistencia a plagas y enfermedades y aumentar así la durabilidad de la resistencia y la sostenibilidad de los cultivos», ha concluido Neus Marimon, primera firmante del artículo.

Este estudio ha sido posible gracias al apoyo económico del Ministerio de Economía y Competitividad (becas INIA y programa ‘Severo Ochoa’ para Centros de Excelencia en I+D), del Programa CERCA de la Generalitat de Catalunya (subvención AGL2015–68329–R) y del Fondo Europeo de Desarrollo Regional–FEDER (proyecto RIS3CAT, COTPA–FRUIT3CAT).

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Investigadores del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (IFAPA) Alameda del Obispo, ubicado en Córdoba, han descubierto variaciones genéticas relacionadas con la resistencia a la Verticilosis en distintas variedades de olivo, según ha informado la Fundación Descubre.

Esta enfermedad, también conocida como ‘la Seca’, está causada por el hongo de suelo Verticillium dahliae que penetra en la planta a través de las raíces y tapona su sistema vascular marchitándolo. Hasta el momento no se han encontrado tratamientos eficaces y rápidos para combatir su infección, por lo que identificar los genes que están implicados en la resistencia a la Verticilosis ayuda en la creación de marcadores que faciliten el proceso de selección e identificación de nuevas variedades.

En el trabajo titulado ‘Nucleotide diversity analysis of candidate genes for Verticillium wilt resistance on olive’, publicado en la prestigiosa revista Scientia Horticulturae, los investigadores han observado que hay múltiples genes implicados en la respuesta a la infección por Verticillium dahliae e incluso diferentes mecanismos de respuesta. Por ello, no se puede hablar solo de un gen en el olivo, sino de un conjunto de genes que se encargan de construir distintas barreras protectoras y que puede variar entre los distintos genotipos.

Para su análisis, los expertos que han realizado el estudio han comparado 77 genotipos (plantas genéticamente diferentes) procedentes del Banco de Germoplasma Mundial de Olivo (BGMO), localizado en el Centro IFAPA Alameda del Obispo, selecciones del programa de mejora para resistencia a Verticilosis e individuos de las subespecies guanchica (endémica de las Islas Canarias) y cerasiformis (Isla de Madeira). Así, los investigadores han reunido un conjunto de genotipos representativos de la variabilidad genética de la especie O. europaea.

 

Previamente evaluados
La mayoría de estos genotipos habían sido previamente evaluados para su respuesta a la Verticilosis mediante inoculaciones artificiales en cámaras de cultivo y clasificados en función de su resistencia al hongo en diferentes categorías (extremadamente susceptible, susceptible, moderadamente susceptible, resistente y altamente resistente).

Los científicos andaluces han analizado las diferencias genéticas en 7 regiones de genes implicados en los mecanismos de defensa de las plantas contra V. dahliae. Tras las pruebas, los expertos han señalado que los genes TLP1 y PFN2 han mostrado variaciones genéticas propicias para usarlas en futuros trabajos de selección. El primero, por su utilidad para diferenciar otras subespecies y el segundo, por estar potencialmente relacionado con la resistencia a la enfermedad. La investigadora de IFAPA y autora del estudio, Alicia Serrano Gómez, ha explicado a la Fundación Descubre que «estos hallazgos revelan la necesidad de crear una colección amplia de genotipos, de diferente procedencia y con respuesta a la Verticilosis bien caracterizada, con la que validar la utilidad de dichas variaciones genéticas, con la que validar la utilidad de dichas variaciones genéticas».

Algunas de estas respuestas pueden ser barreras físicas, como la lignina, una sustancia que se encuentra en las paredes celulares y evita que el hongo penetre en la planta. Asimismo, se pueden aplicar barreras bioquímicas, que inhiben el crecimiento de este patógeno, como los fenoles, compuestos bioactivos también presentes en los aceites de oliva vírgenes.

Aun así, los investigadores han insistido en la importancia de llevar a cabo trabajos de evaluación en distintas condiciones antes de seguir profundizando en los estudios genéticos. En este sentido, Serrano ha manifestado que «en otro trabajo que hemos publicado recientemente hemos observado cómo algunas variedades resistentes que se habían evaluado en cámaras de cultivo, resultaron ser susceptibles a la enfermedad en condiciones naturales».

Este estudio se ha enmarcado dentro del proyecto de Investigación e innovación en mejora genética de olivo (INMEGEO), financiado por el Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias (INIA) y por el IFAPA, cofinanciados al 80% por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, dentro de los Programas Operativos FEDER de Andalucía 2014–2020.

 

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A finales del mes de octubre, los socios del consorcio NOVATERRA se reunieron telemáticamente para lanzar oficialmente un nuevo proyecto de investigación e innovación cuyo objetivo es la creación de un enfoque de 360º para garantizar la seguridad alimentaria, así como el acceso a una alimentación sana para una población creciente, siguiendo las directivas y prioridades de la Unión Europea (UE) en materia de uso sostenible de pesticidas. Para ello, el proyecto cuenta con un presupuesto de 5,5 millones de euros y ha recibido una ayuda de más de 4,8 millones de la Comisión Europea, a través del programa Horizon 2020.

Sus promotores han informado que mediante diversos casos de estudio en campos de olivos y viñedos mediterráneos, se desarrollarán nuevas estrategias sostenibles e integradas, que sean viables técnica y económicamente para distintos sistemas de cultivo, con el fin de eliminar o reducir el uso y el impacto negativo de los pesticidas más perjudiciales.

Con el objetivo fundamental de reducir la contaminación ambiental y el daño causado a organismos no-objetivo, así como mejorar la sostenibilidad económica de los agricultores mediterráneos, expertos de 6 países (España, Portugal, Francia, Italia, Grecia y Bélgica) abordarán un plan de trabajo que se ha estructurado en tres enfoques clave:

- Productos naturales y alternativos para la protección de las plantas (biopesticidas y biocontrol).

- Una plataforma de agricultura inteligente para una mayor precisión en la aplicación de pesticidas.

- Nuevas técnicas de gestión de suelos, estrategias de biodiversidad funcional y robótica para la gestión de malas hierbas.

Además, NOVATERRA creará una red de ‘stakeholders’ (partes interesadas) involucrando, no solo a agricultores, sino también a otros agentes del sector del vino y el olivar para que puedan participar a lo largo del proyecto, aportando sugerencias y recomendaciones específicas.

El consorcio ha añadido que “las soluciones previstas estarán alineadas con las necesidades actuales del mercado, la sensibilidad de los consumidores, la legislación europea actual y venidera, así como con la capacidad de inversión tan diversa existente entre los agricultores y productores de las distintas regiones mediterráneas”. Por este motivo, NOVATERRA ha señalado que “se adaptará a distintas regiones edafoclimáticas, permitiendo que los agricultores puedan mejorar sus estrategias de manejo integral de plagas, protegiendo sus viñedos contra mildiu, botritis y polilla del racimo, así como a sus olivos contra el repilo, la mosca de la fruta, polilla de la oliva y la cochinilla negra”.

El consorcio NOVATERRA está liderado por el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA), que trabajará durante los próximos 4 años con otras 18 entidades, entre las que se encuentra la Plataforma Tecnológica del Vino (PTV) al frente de la comunicación y difusión de los resultados en España. Además, NOVATERRA cuenta con el apoyo de la consultora Artica Ingeniería e Innovación (artica+i) en la concepción de la idea y diseño de este proyecto.

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El Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (DARP) de la Generalitat de Catalunya ha ordenado el pago de 473.281 euros a los agricultores afectados por el virus de la sharka M en las Tierras del Ebro. Se trata de indemnizaciones por el arranque de plantaciones de melocotonero y nectarino afectadas por el virus durante este último verano. Las prospecciones de campo han sido realizadas por personal técnico del Servicio de Sanidad Vegetal (SSV) con la colaboración de la Agrupación de Defensa Vegetal (ADV) de la zona afectada.

Vista la situación fitosanitaria actual de esta plaga, que afecta gravemente a los frutales de hueso de determinados municipios de las Tierras del Ebro, hay que tomar medidas de prevención y lucha en contra. Es por este motivo que, además de las prospecciones intensivas y las medidas de lucha basadas en el arranque de las plantaciones afectadas, el Departamento de Agricultura concede ayudas a los agricultores a quienes se haya obligado a arrancar y destruir plantaciones de melocotonero y nectarina afectadas por el virus de la sharka M, destinados a subvencionar la implantación de cultivos no huéspedes de esta enfermedad. Estas ayudas para las parcelas obligadas a arrancar los años 2019 y 2020 han sido solicitadas por 19 agricultores y el importe concedido ascenderá a 79.000 €. Esta ayuda pretende continuar los próximos años en la zona como medida para evitar la propagación de este virus.

Asimismo, y para mejorar la sanidad vegetal en Cataluña y fomentar la gestión integrada de plagas, el DARP aumentará el próximo año las ayudas a las Agrupaciones de Defensa Vegetal. Las subvenciones, que este año han ascendido a 1.800.000 euros, aumentarán para las actuaciones del año 2021 a 1.900.000 euros, destinadas a las 120 ADV que hay actualmente en Cataluña. Próximamente, se publicará la nueva orden de bases de estas ayudas.

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