Suelos

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El Instituto Navarro de Tecnologías e Infraestructuras Agroalimentarias (INTIA) colabora en el proyecto LIVIÑG SOIL que busca integrar soluciones de manejo del suelo del viñedo que permitan aumentar de manera notable la sostenibilidad del cultivo de la vid en Navarra a través del incremento de la biodiversidad, y la reducción del uso de herbicidas y de la erosión.

El proyecto, que comenzó en enero de 2022, tiene una duración de 24 meses (concluirá el próximo diciembre), por lo que incluye dos campañas vitícolas completas. Estas dos temporadas «permitirán implementar el cambio de gestión del suelo del viñedo para mejorar su impacto sobre la biodiversidad y valorar la reducción en el uso de fitosanitarios, además de elaborar unas fichas de valoración completas sobre las implicaciones de las actuaciones realizadas, lo que permitirá una mejor implementación y transferencia».

INTIA se encarga de proporcionar la asistencia técnica en este proyecto, disponiendo de personal propio especializado en viticultura, habiendo realizado un trabajo destacado en los últimos años en la gestión sostenible de los suelos de viñedos a través del empleo de cubiertas vegetales. Es en este ámbito donde se enmarca la asistencia técnica dentro del proyecto. 

Además, está previsto que a finales de año se realice una jornada de divulgación para la presentación de los resultados obtenidos, que contará con la ayuda del instituto navarro. 

Bodegas Ochoa es la entidad coordinadora de este proyecto que cuenta con otras entidades socias: Bodega OtazuQuaderna Via, Bodegas Máximo Abete y la Universidad Pública de Navarra, esta última como organismo de investigación.

El proyecto LIVIÑG SOIL está financiado por el Gobierno de Navarra y el FEADER, ‘Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural: Europa invierte en zonas rurales’, en el marco de las Ayudas a la submedida 16.2 de apoyo para los proyectos piloto y para el desarrollo de nuevos productos, prácticas, procesos y tecnologías, del PDR de Navarra 2014–2020, convocatoria 2021. 

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Tras haberse pospuesto por la pandemia, ha regresado con fuerza la 5ª edición de la jornada técnica ‘Cómo cuidar los viñedos para que vuelvan a vivir 100 años’, que organizada por Julián Palacios Viticultura Viva se ha celebrado el 15 de marzo en el Centro temático del vino Villa–Lucía en el municipio alavés de Laguardia. Unos 230 profesionales del sector vitivinícola procedentes de distintos puntos del país han asistido al evento, que se ha centrado, en la primera parte, en el manejo de suelos y, en la segunda, en la gestión de plagas en el viñedo.

El alma mater de la jornada, Julián Palacios, ha manifestado a Enoviticultura que «después de mucho trabajo y recopilar un plantel de ponentes de primera línea, estamos muy satisfechos porque la respuesta a la jornada ha sido muy buena. Eso quiere decir que el tema importa». Para añadir al respecto que «no hay recetas para el manejo de suelos, ni para la gestión de plagas, pero lo que sí que hay son aspectos para reflexionar y aplicar el sentido común. Y eso se ha puesto encima de la mesa, y los ponentes nos han dado claves para pensar en eso».

Por su parte, Gonzaga Santesteban, profesor e investigador de Viticultura de la Universidad pública de Navarra, que también ha jugado un papel fundamental en la organización de la misma, ha señalado que «lo que es muy bueno del enfoque que se le da a esta jornada es que cada ponente aporta claves sobre el tema que trata. Y esto invita a que la gente asista al evento porque sabe que todos los ponentes les van a hacer reflexionar y a aportar algo. Eso es difícil de conseguir y no es fruto de la casualidad, sino del trabajo previo realizado».

En la primera parte de la jornada, la que ha tratado el manejo del suelo, han hablado Andreu Vila, técnico de campo de Arreu SCCL, sobre ‘Fertilidad de la tierra y gestión de la materia orgánica en el viñedo’; Manel Badia, propietario–director técnico de Manel Badía Keyline farm design, de ‘Diseño keyline; mejora del suelo y cosecha de agua’, y Ana Sagüés, jefa de la sección de Viticultura y Enología (EVENA) del Gobierno de Navarra, del ‘Manejo de suelo bajo cepas: alternativas a los herbicidas’. Este primer apartado ha concluido con una mesa redonda sobre ‘Manejo práctico de suelo de viñedo’, moderada por Bárbara Sebastián, de Julián Palacios Viticultura Viva, con Roberto Oliván, de Bodegas Tentenublo wines; Alfred Ferris, profesional y formador en trabajos agrícolas y forestales utilizando tracción animal, y Teresa Martínez, directora de Viticultura en la bodega Gramona.

Tras una pausa, la jornada se ha reanudado para abordar la gestión de plagas. Ha abierto este bloque Raquel Campos–Herrera, científica titular del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino–CSIC, que ha expuesto sobre el ‘Manejo del viñedo y su impacto en el control biológico por conservación’. Seguidamente, Alfonso Lucas, ingeniero técnico agrícola y asesor, ha hablado de ‘Nuevas plagas de la vid en un escenario de cambio climático’; L. Rubén Román, director técnico de Insectaria, de ‘Control biológico de plagas por conservación en viñedo’, y Joan Reyes, responsable de Estaciones de Avisos del Servicio de Sanidad Vegetal de la Generalitat de Catalunya, de ‘Estrategias para el seguimiento y control de enfermedades’.

A continuación, y antes de la clausura, se ha realizado una mesa redonda sobre Agroecología en la comercialización de uvas y vino titulada ‘Con una botella –y el viñedo– bajo el brazo’, moderada por Julián Palacios. Ha participado en la misma Roberto Oliván, Tao Platón, director técnico de Península Vinicultores, y Raúl Ripa, director técnico de Bodegas Quaderna Vía.

En el próximo número de la revista Enoviticultura ofreceremos más información en un amplio reportaje de la jornada.

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El próximo miércoles 15 de marzo se va a celebrar la V Jornada Técnica de Viticultura 'Cómo cuidar los viñedos para que vuelvan a vivir 100 años' titulada en esta edición ‘Manejo de suelos y gestión de plagas' y que cuenta con un interesante programa. En el bloque en el que se abordará el manejo, se contará con la presencia de Andreu Vila, Manel Badía, Ana Sagüés, Roberto Oliván, Alfred Ferris y Teresa Martínez. Y en el de gestión de plagas, participarán Raquel Campos, Alfonso Lucas, L. Rubén Román y Joan Reyes. Cerrará el evento un foro de debate moderado por Gonzaga Santesteban.

Se trata de la V edición de la jornada que organiza Julián Palacios, de Viticultura Viva, que apuesta por la práctica de una viticultura serena, sensata y razonada. El objetivo de la misma es compartir conocimiento y provocar la reflexión de los asistentes al respecto del manejo que se realiza en los viñedos. Una jornada que vuelve tras ser aplazada en 2020 por la pandemia.

Al igual que en ediciones anteriores tendrá lugar en el Centro temático del vino Villa–Lucía en Laguardia (Álava).

La inscripción a la misma puede hacerse a través del enlace: https://forms.gle/L5wmbnqCULAAcnGd6, siendo el coste de inscripción de 85€ (IVA incluido) y para los estudiantes de 50€ (IVA incluido).

www.julianpalacios.es

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El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) de la Generalitat de Catalunya ha lanzado AgriRegenCat y AgriCarboniCat, dos proyectos complementarios con una línea de investigación común: identificar las mejores prácticas agrícolas para incrementar los servicios ecosistémicos del suelo en distintos cultivos y condiciones climáticas y agrícolas. «Con proyectos como estos, ponemos el foco en el suelo, uno de los grandes olvidados hasta ahora», ha apuntado el director general del IRTAJosep Usall, mientras que Georgina Alins, investigadora del mismo instituto y coordinadora de AgriRegenCat, ha señalado que «apenas se ha cuantificado su impacto en los agroecosistemas».

El alcance de los dos estudios «es muy transversal», con una red de fincas en todo el territorio catalán, representativas de los principales cultivos, como manzano, viña, trigo, arroz, huerta y pastos. En cada cultivo se aplicarán diferentes técnicas y se evaluará su viabilidad ambiental, agronómica y económica. Tanto en parcelas del IRTA como en explotaciones comerciales, «muchas de las pruebas darán continuidad a proyectos de investigación precedentes». AgriCarboniCat,  proyecto que coordina Maite Martínez-Eixarch, monitorizará los efectos sobre el secuestro de carbono, mientras que AgriRegenCat se centrará en aspectos como la fertilidad y la biodiversidad del suelo y su capacidad para resistir eventos climáticos extremos. Las cubiertas vegetales se analizarán en varios cultivos, comparándolas con prácticas estándares. 

En el caso del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), que participa en ambos proyectos, y que aportará su experiencia a través de la finca Planeses en Girona, donde investigadores del centro implementan diversas prácticas de agricultura y ganadería regenerativa desde hace seis años. Javier Retana, investigador del CREAF y uno de los participantes del proyecto, ha comentado que «esta colaboración entre el IRTA y el CREAF es una oportunidad de consolidar diversas técnicas de agricultura regenerativa en el territorio catalán». Este conjunto de métodos, a menudo ausentes en la agricultura intensiva, se convierten en clave para proteger los suelos. 

El exceso en el uso de fitosanitarios o de laboreo compromete su biodiversidad (subterránea y en superficie) y, por tanto, la fertilidad natural. Sin embargo, «los beneficios de la agricultura regenerativa van más allá de la productividad de la tierra. Un suelo con buena estructura resiste más la erosión y contribuye a retener más agua, dos servicios esenciales para los ecosistemas». Por el contrario, la falta de materia orgánica le hace más vulnerable, «en la cuenca mediterránea, las lluvias torrenciales erosionan los suelos más desnudos. Se pierden toneladas por hectárea y año. Si desaparece, nuestros nietos no volverán a recuperarlo, no es renovable a escala humana», ha advertido Alins.

 

Aumentar el carbono en el suelo

El carbono es un elemento central en la ecuación de la sostenibilidad de la agricultura. Absorbido de la atmósfera en la fotosíntesis, el carbono entra en el suelo cuando las plantas mueren y es liberado por los organismos descomponedores. El manejo agrícola puede intervenir en ese ciclo. Es el caso de prácticas estudiadas en AgriCarboniCat. «Queremos aumentar la cantidad de carbono en el suelo, que sea difícil de descomponerse y quede bajo tierra, y que esto se produzca tanto por su naturaleza química como por la diversidad de microorganismos. En relación con los microorganismos, cuanto más tengan que competir entre ellos, más lenta será la degradación de la materia orgánica», ha indicado Martínez-Eixarch. 

Este proyecto del IRTA también quiere generar un nuevo conocimiento sobre los procesos de interacción entre cultivos, microbioma y suelo. Por eso, se hará una campaña de muestreos y análisis cualitativos. «Queremos saber qué organismos están involucrados en la dinámica de carbono en las diferentes condiciones agrícolas en Catalunya», ha explicado la investigadora.

Los cambios en los niveles de carbono son procesos muy lentos. Para captarlos mejor, AgriCarboniCat utilizará los datos recopilados sobre el terreno a fin de crear indicadores y testar modelos predictivos. Partiendo de los históricos disponibles, y en base a variables físicas (como el fraccionamiento de los agregados del suelo) o biológicas (diversidad microbiana y fúngica), podría medirse la evolución del carbono. Además, el proyecto propone integrarlo en el cálculo de la huella de carbono y el análisis de ciclo de vida de productos alimenticios. No es una ponderación inútil: pese a su duración, la retención y estabilización de carbono bajo los campos de cultivo es capital para descargar la atmósfera. De hecho, se estima que el secuestro neto de carbono en suelo agrícola podría compensar el 4% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero. «No sólo se trata de preparar la agricultura para adaptarse al cambio climático o reducir sus efectos, sino directamente de combatirlo», ha dicho Martínez-Eixarch.

 

Finalización en 2025

AgriCarboniCat y AgroRegenCat concluirán en el año 2025, después de una fase de transferencia de las buenas prácticas agrícolas, con jornadas sectoriales o actividades de sensibilización ciudadana. Ambos son proyectos coordinados por el IRTA, con la participación del CREAF y financiados por el Fondo Climático de Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural. La Universidad de Lleida (UdL) participa en la investigación en AgriCarboniCat. Los proyectos disponen, para su ejecución, entre 2022 y 2025, de un presupuesto de 2,6 millones de euros. 2 millones para el de agricultura regenerativa (AgriRegenCat) y 600.000 euros por el centrado en la agricultura del carbono (AgriCarboniCat). Todos los aporta íntegramente el Departamento de Acción Climática de la Generalitat, a través del Fondo Climático, que se nutre con el 50% de los ingresos obtenidos con el impuesto sobre las emisiones de CO2 de los vehículos de tracción mecánica y el 20% de la recaudación del impuesto sobre las instalaciones que inciden en el medio ambiente.

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La alianza alcanzada entre MAAVi Innovation Center de Kimitec, hub de innovación biotecnológica de Europa con 15 años de experiencia en la investigación de fuentes naturales aplicadas a la agricultura y la industria alimentaria, y Biome Makers, empresa norteamericana de Agtech centrada en el estudio de la biología del suelo y la microbiología, permitirá a Kimitec profundizar en su entendimiento sobre la composición y el comportamiento de la microbiota del suelo y desarrollar una nueva generación de probióticos adaptados a las necesidades específicas de cada cultivo y zona geográfica. Al respecto, Félix García, CEO de Kimitec, ha manifestado que «todos los suelos agrícolas a nivel mundial están en un desequilibrio microbiológico, lo que buscamos con esta alianza estratégica es, desde el conocimiento y el dato, llevarlos al equilibrio y contribuir con ello a un impacto real en la agricultura».
Esta alianza, que acaba de ser anunciada, «está llamada a revolucionar el mercado de las soluciones personalizadas de base biotecnológica para la agricultura natural, que constituyen actualmente un importante avance mundial al mejorar la sostenibilidad real, la productividad y la rentabilidad de los agricultores, con un impacto directo en el medio ambiente». 

Entender la vida microbiológica del suelo

Esta alianza estratégica permitirá entender en profundidad la vida microbiológica de los suelos y decodificarla con la ayuda de la tecnología patentada BeCrop®, desarrollada por Biome Makers, «para aumentar su fertilidad y mejorar la productividad y propiedades nutricionales de las cosechas, así como frenar la pérdida de suelo agrícola cultivable y mejorar la resiliencia al cambio climático gracias al desarrollo de una nueva generación de probióticos específicos con un enfoque multifactorial: cultivo, clima, lugar y tiempo». 
Por otro lado, «ambas empresas se centrarán en el descubrimiento de nuevos patrones de comportamiento y relaciones entre microorganismos para restituir la vida en los suelos agrícolas». En este sentido, «es sabido que existe una serie de microorganismos (denominados Keystone taxa) que rigen el comportamiento de todo el sistema microbiológico de un suelo determinado. Hoy sabemos que la degradación de los suelos puede eliminar estos microorganismos y, como consecuencia, romper todo un ecosistema microbiológico del suelo, provocando su pérdida de productividad acelerando su degradación». 

Por último, esta alianza permitirá incrementar el aprendizaje del área ‘Discovery’ de LINNA, la plataforma de Inteligencia Artificial de MAAVi Innovation Center de Kimitec, gracias a los datos aportados por el sistema de identificación de microorganismos de suelo ‘BeCrop®’ de Biome Makers. Así, las empresas «acelerarán el descubrimiento de nuevos microorganismos de suelo, y nuevos usos para estos, así como de patrones desconocidos hasta el momento, haciendo que ambos sistemas se retroalimenten y se autoajusten a partir de los datos adquiridos». Los primeros beneficiados «serán los grandes productores clientes de Kimitec, con acuerdos MAAVi Lab en curso, con una repercusión directa en la productividad de sus cultivos». 

https://kimitec.com/

https://biomemakers.com/es/inicio

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El nuevo espacio Ricote Valley HUB acaba de ser inaugurado con el objetivo de convertirse en el centro de referencia para la formación, divulgación e innovación sobre el uso de la biotecnología aplicada al sector agroalimentario. La iniciativa, impulsada por Agromarketing España, se encuentra en la localidad de Villanueva del Río Segura (Región de Murcia), e involucra a una veintena de empresas de referencia en la investigación y el desarrollo de productos a base de microorganismos beneficiosos para la protección del suelo agrícola.

El acto de inauguración contó con un centenar de asistentes en un evento que fue presentado por Arturo Soler (socio fundador de Agromarketing) y conducido por el ingeniero agrónomo Pedro Fernández. Además, contó con la participación del director del INFO Murcia, Joaquín Gómez; Carlos Franco, del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI); los investigadores Carlos García y Francisco Tomás-Barberán, presidente del Panel Agroalimentario de la Agencia Estatal de Investigación, así como con Emilio Duró, padre de la psicología positiva en España que impartió una charla de liderazgo y motivación.

Las nuevas instalaciones cuentan con una sala polivalente diseñada para acoger jornadas y eventos de intercambio de conocimiento e incorporarán un Living Lab de 2 hectáreas para la realización de ensayos in situ que permitan observar en campo la actividad de los laboratorios.

Ricote Valley HUB también será una oficina de captación de fondos europeos y la sede permanente de Microbioma (www.microbioma.es), cuya tercera edición de su Congreso Internacional se celebrará en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia el 7 y 8 de junio.

Como expuso en la inauguración el profesor e investigador del CEBAS–CSIC, Carlos García, también presidente de Microbioma Center, Ricote Valley HUB «debe ser un espacio capaz de concentrar talento, primar el intercambio de conocimiento y que nos permita salir de los laboratorios y demostrar que lo que se hace es verdad». García desgranó los desafíos de la agricultura del futuro en la que jugará un papel decisivo el conocimiento sobre lo que ocurre en el suelo y la interacción de los microorganismos. La producción de alimentos, apuntó, debe hacerse acorde con el respeto al medio ambiente, la adaptación al cambio climático y la gestión adecuada de los residuos.

Este proyecto innovador no solo profundizará en el conocimiento de la biotecnología aplicada a la agricultura, sino también en la alimentación. En este sentido, Francisco Tomás-Barberán, explicó el círculo de conexiones que se produce entre el microbioma del suelo, las plantas, los alimentos, los seres humanos y su microbiota, cuyo conocimiento permitirá desarrollar alimentos más saludables. «Este ‘Living Lab’ va a ser una oportunidad para investigar las relaciones del microbioma con los alimentos. La información que tenemos ahora es muy pequeña porque sabemos que se produce un beneficio, pero no sabemos por qué», concluyó.

La jornada también incluyó una mesa redonda en la que se debatió sobre las relaciones entre la agricultura actual y los centros de investigación y las universidades con la participación de Antonio González (director de la Fundación Séneca), Antonio Pascual (doctor ingeniero agrónomo) y José Nolasco (Strategy & Innovation Director, en EBIC). https://ricotevalleyhub.com

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El Comité de Gestión de Cítricos (CGC) ha organizado una conferencia impartida por Millán Millán, director emérito del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM). En la misma, quien ha sido también asesor de la Comisión Europea durante lustros, ha defendido recurrir a fondos europeos de resiliencia para promover políticas de reforestación con las que recuperar la calidad del suelo del litoral mediterráneo.

Según ha descrito, impulsando la oportuna cubierta vegetal, reteniendo la humedad y actuando sobre la conformación del vapor de agua, sobre el ciclo de la lluvia, se lograría que en «en unos 15 años» retornasen las tormentas de verano a las zonas de las cabeceras de cuenca. Se atenuarían, así, los efectos del cambio climático en el arco mediterráneo que «han alterado el régimen de precipitaciones, con inviernos más cortos e intensos y veranos más cálidos y largos y que han propiciado la repetición de lluvias torrenciales». Episodios que se sabe no alivian la sequía porque no recargan acuíferos debido a la propia degradación del suelo y a la urbanización de amplias zonas.

Millán ha puesto como ejemplo a seguir lo logrado en la meseta Loess, donde el gobierno chino ha transformado –levantando también pequeñas presas para retener el agua– una zona fuertemente erosionada en una inmensa extensión de tierra fértil, donde ya se producen a gran escala frutas y verduras. La reciente celebración de la COP–27 por parte de Naciones Unidas ha servido para avalar las investigaciones que, desde hace décadas, venía realizando el CEAM. La cumbre celebrada en la ciudad egipcia de Sharm el–Sheikh, ha respaldado un proyecto similar al emprendido por China en la citada meseta pero, en esta ocasión, en la laguna Bardawil, en la península del Sinaí. El plan ya iniciado consiste en dragar el lago y esparcir los sedimentos depositados durante siglos, para devolverlos a las laderas del entorno y reforestarlas a continuación para recuperar, poco a poco, hábitats perdidos. 

«El vapor de agua tiene un efecto invernadero mucho mayor que las emisiones de CO2», ha explicado Millán, para insistir en que la reforestación «con árboles que den rendimiento económico, como nogales o cerezos de madera roja, permitiría reducir el problema del calentamiento en la atmósfera, disponer de más agua dulce, reverdecer el paisaje y suavizar el régimen de lluvias, con precipitaciones escalonadas y menos torrenciales, frenando la erosión».

Todos estos estudios ya fueron avanzados hace décadas a la Comisión Europea, coincidiendo con el acceso de España a la UE en 1986. Entre las advertencias formuladas entonces, que acabarían por provocar la propia fundación del CEAM en 1991 y en las que se basó la Directiva Marco del Agua ya se hablaba del «colapso de la agricultura mediterránea en las zonas costeras atribuido a los altos valores de ozono troposférico y su interacción con patógenos como los virus» –de ahí los problemas actuales de plagas-; de la «desertificación en el Mediterráneo y de problemas  vinculados con la intensidad de los fuegos foresta-les en el sur de Europa»; de la «pérdida de las tormentas de verano»; de los problemas de «escorrentía en los embalses de  las cuencas medias y altas de los ríos», pero también de la «deposición de nitratos por vía atmosférica sobre el mar». Preguntado sobre la contaminación del suelo por nitratos en algunas comarcas dedicadas a cítricos, Millán ha descartado que «esta se deba fundamentalmente a la actividad agraria y sí a la polución provocada por los vehículos».

El evento fue presentado por la presidenta del CGC, Inmaculada Sanfeliu, y sirvió para iniciar el programa para conmemorar el 50 aniversario de la entidad. La conferencia contó con la asistencia del secretario autonómico de Agricultura, Roger Llanes; del director general de Agricultura, Antonio Quintana; del director del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), Rodolfo Canet, además del presidente de AVA–ASAJA, Cristóbal Aguado y un gran número de empresarios citrícolas. La clausura corrió a cargo del nuevo secretario autonómico de Transición Ecológica y Emergencia Climática, Francisco José Cabrera, quien reconoció su preocupación por los efectos del fenómeno que describió como «la tropicalización del Mediterráneo» y agradeció al CGC la celebración de jornadas como esta.

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El Vinseum de Vilafranca del Penedès (Barcelona) ha acogido, por segundo año, el Simposio de Viticultura Regenerativa, una serie de conferencias orientadas a reivindicar esta manera de entender y trabajar la tierra que devuelve la vida a los suelos y reconduce la relación de plantas, animales y humanos, para que los viticultores y elaboradores puedan conocerla mejor e implementarla. La Asociación de Viticultura Regenerativa, organizadora del evento, ha reunido el 9 de mayo a expertos nacionales e internacionales en este nuevo paradigma agrícola, una forma de reducir el daño causado y restaurar la salud de los suelos. 

El acto ha contado con la presencia de Pere Regull, alcalde de Vilafranca del Penedès, que ha apoyado el simposio como representante de una comarca eminentemente vitivinícola y que lo quiere «continuar siendo». Por eso, «hay que reaccionar ante el cambio climático, que nos impacta cada día». Por su parte, Elisenda Guillaumes, directora general de Agricultura y Ganadería de la Consejería de Acción Climática de la Generalitat de Catalunya, ha recalcado que «hay que poner la máxima atención y esfuerzo en los suelos agrícolas puesto que son un recurso esencial, que han sido ignorados demasiado a menudo»

El Simposio, también ha sido aprovechado por Miguel Torres Maczassek, director general de Familia Torres y presidente de la Asociación de Viticultura Regenerativa, para anunciar el nacimiento, el próximo julio, del sello de certificación internacional en viticultura regenerativa llamado Regenerative Viticulture Alliance (RVA). Definido por Torres como «un primer paso», establecerá las bases para obtener la certificación «y dará recomendaciones de prácticas en el campo, además de ayudas al autodiagnóstico y auditorías externas de los niveles de materia orgánica, fijación de carbono y presencia de biodiversidad»

 

Ciclos naturales y regeneración de los suelos 

La agricultura regenerativa se basa en la comprensión de los ciclos naturales y cómo, en la actividad vitícola, se pueden regenerar los suelos, reducir la erosión, fomentar la biodiversidad y aumentar la capacidad de la tierra de absorber y almacenar carbono, mitigando el calentamiento global y dando resiliencia a esta actividad económica. La eliminación de productos fitosanitarios y fertilizantes, las cubiertas vegetales, el pastoreo en los viñedos... son maneras de restaurar la salud de la tierra y hacerla ambientalmente más resiliente, más eficiente en la captura de carbono y una fuente de riqueza y trabajo para las personas. Siguiendo el objetivo fundacional de la asociación, compartir conocimiento, experiencias e información, los ponentes del Segundo Simposio de Viticultura Regenerativa han mostrado las ventajas de este cambio de modelo a los cerca de 300 asistentes presenciales y virtuales. 

La inauguración ha ido a cargo del granjero norteamericano, Joel Salatin, que ha compartido las líneas maestras de Polyface Farm, un ejemplo de regeneración y simbiosis natural. Desde hace 60 años, Salatin produce alimentos de altísima calidad y regenera la fertilidad de unos campos degradados por el uso que se había hecho. Así, tanto cultivos como animales participan de una relación con beneficios para todos. Es por eso que ha opinado que el cambio a la agricultura regenerativa es necesario. Josep Ramon Sainz de la Maza, asesor en agricultura regenerativa, agricultor y exganadero convencional, ha definido este tipo de agricultura como la «del contagio», porque cuando se explica «llega adentro». Su base es el suelo, donde los minerales, la materia orgánica y la microbiología se relacionan y dan eficiencia y resiliencia al ecosistema. La intervención humana –químicos, labrado...– rompe estos ciclos, destruye la estructura y degrada la tierra. Hay que permitir que la naturaleza se restablezca y beneficie también la agricultura, empezando por dejar de agredir los suelos. Como ha explicado otra ponente, la doctora en biología molecular y profesora de la Universitat Rovira i Virgili, Dania García, «hay que desaprender para volver a aprender y aplicar los conocimientos que nos ha transmitido la naturaleza durante miles de millones de años». El viticultor Johan Reyneke, en Suráfrica, lleva 20 años «mirando de ser un buen agricultor». Lo esencial, ha afirmado, es «cultivar con la naturaleza, no contra ella», un cambio que requiere «reeducarse». «Puedes ser parte del problema o de la solución», ha sentenciado. El agua ha sido el gran ejemplo de Reyneke: desde que trabaja con regenerativa, el suelo ha mejorado mucho y en la actualidad necesita la mitad de agua que en el año 2000. Ahora la retiene mejor, reduciendo la erosión, gracias a la cubierta vegetal de las viñas y a no labrar. En este punto ha coincidido Manel Badia, experto en el diseño Keyline, que analiza la topografía y los flujos de agua de manera holística. «La cubierta vegetal crea microclimas», ha explicado. Junto con las otras prácticas, mejora la salud de la tierra y elimina la erosión, un problema que, en España, se lleva 15 toneladas de tierra por ha y año. «Hay que convertir el suelo en una esponja», ha remarcado. Así no hay inundaciones, «el agua no se lleva la tierra ni los cultivos y se puede aprovechar»

 

Experiencias cercanas 

Miguel Torres Maczassek ha reivindicado la viticultura regenerativa como respuesta a las amenazas del cambio climático, la erosión y la pérdida de fertilidad de los suelos. Como presidente de la Asociación de Viticultura Regenerativa, ha celebrado la continuidad del Simposio y la «tracción» que está tomando la entidad, que ya tiene unos treinta miembros.

Torres ha explicado las experiencias de algunos de sus miembros para volver la vida a la tierra y hacerla más fértil y resiliente para que contribuya a mitigar los efectos del cambio climático de una manera parecida a como lo hacen los bosques. Hay varios métodos, de elaboración de biofertilizantes a pastoreo para controlar la cubierta vegetal, uso eficiente del agua, aumento del sistema inmunológico de las plantas... Todos ellos tienen un elemento en común, que ha vertebrado el simposio: conocer la tierra y cómo funciona, para ayudarla a estar más sana, restaurar el daño causado y que dé el máximo beneficio, aprovechando los procesos que la naturaleza ha desarrollado en millones de años. www.viticulturaregenerativa.org

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Juvé & Camps se ha propuesto, coincidiendo con su centenario, conocer a la perfección cada hectárea de su viñedo de la finca de Espiells para posteriores planificaciones y explotaciones de la vid. «Para definir el terroir es muy importante conocer los cuatro elementos que lo forman: el relieve, la geología, el clima y la biodiversidad», ha comentado Joaquín Cámara, director ejecutivo de Diagnoterra y encargado del proyecto.

A principios de abril, Juvé & Camps inició el proyecto de estudio de suelos de la finca de Espiells abriendo 76 zanjas, de entre 1,5 y 2 metros de profundidad cada una, en función de la profundidad efectiva de las raíces; es decir, hasta donde llega el 80% del sistema radicular.

Cámara realizará un minucioso trabajo que implica un exhaustivo estudio físico del terreno para poder describir y categorizar las diferentes capas y que se completará con análisis fisicoquímicos de la composición de los suelos. De esta manera, se conocerán qué minerales y en qué porcentajes hay, así como el pH, la riqueza en materia orgánica, entre otros valores de los suelos. Además, se realizarán hasta 260 sondeos para definir las lindes de cada parcela.

«Este estudio nos permitirá conocer en profundidad la realidad de nuestro ‘terroir’ y nos ayudará a comprender la composición y el estado de cada viñedo para poder trabajarlo mejor y valorar, en el momento de la plantación, cuál sería la mejor variedad para cada parcela», ha apuntado Pep Jiménez, director de Viticultura de Juvé & Camps. Según Jiménez, «cuando abres una calicata y compruebas el alcance de las raíces y su entramado, te das cuenta del gran valor que tienes en el subsuelo y la gran pérdida que supone arrancarlo».

El estudio delimitará y caracterizará cartográficamente las zonas, en función de los parámetros que definan el medio. Todas estas acciones servirán para planificar y ordenar del cultivo de la vid. Juvé & Camps podrá crear unidades de manejo para la optimización de la gestión del suelo y del cultivo como base para la planificación de input y el diseño de la viticultura de precisión. Asimismo, tendrá a su alcance la realización de estudios económicos y técnicos de viabilidad del aprovechamiento, de tierras con viñedo y también de la elaboración de diseños óptimos para la mejora del cultivo. Todo ello incluye la selección de parcelas experimentales localizadas en cada una de las zonas previamente distinguidas como base de la investigación.

Con este estudio, Juvé & Camps «pone en valor su larga tradición en el cuidado de la vid, en la tradición y en la filosofía de elaboración de sus cavas que, desde el viñedo hasta la copa, reciben todas las atenciones necesarias».

www.juveycamps.com

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Tras una prórroga de 6 meses debido a la Covid–19, ha finalizado el proyecto SoilCare, cuyo objetivo ha sido identificar y evaluar sistemas de cultivo mejoradores del suelo y técnicas agronómicas que aumentan la rentabilidad y la sostenibilidad de la agricultura en Europa, que está amenazada por la pérdida de competitividad debido al intensivo uso de inputs.

Un equipo compuesto por siete investigadores de los Departamentos de Agronomía y Economía y Empresa de la Universidad de Almería (UAL), que han participado en el proyecto junto con 28 instituciones de 16 países, ha evaluado prácticas de cultivo sostenibles y ha analizado su impacto económico y las barreras existentes para que los agricultores las adopten. Los investigadores de la UAL han hecho ensayos prácticos en dos parcelas experimentales de nectarina (en Agua Amarga) y olivo (en Tabernas).

En la parcela de Tabernas, donde ya se practicaba un control exhaustivo del riego, «los ensayos han tenido como objetivo determinar si la adopción de riego deficitario controlado, en lugar de riego deficitario continuo, podría aumentar la rentabilidad del cultivo y mejorar calidad del suelo». El fundamento de este ensayo ha sido aplicar menos agua en los olivares durante los períodos menos sensibles mientras se ha aumentado la cantidad de agua durante las fases críticas de floración y cuajado de frutos. En ambas estrategias de riego se ha comparado también el uso de cubiertas vegetales temporales con el laboreo mínimo.

Por su parte, en Agua Amarga, en una plantación de nectarina, se ha comparado el uso del riego deficitario controlado y de cubiertas vegetales temporales, espontáneas o sembradas, frente al riego pleno y el uso de herbicidas para el mantenimiento del suelo usados como control. En este caso, aunque no se han obtenido diferencias significativas, «sí se han observado beneficios en algunos de los tratamientos de manejo de suelo alternativos, como un aumento de la producción en uno de los dos años de ensayo». Asimismo, «el notable ahorro de agua logrado por el riego deficitario controlado frente al control no ha sido perjudicial y no ha reducido ni la cantidad, ni la calidad de la cosecha, por lo que también ha agregado un mayor beneficio económico debido al ahorro en riego».

Como resultado de los experimentos, los agricultores han decido aplicar los tratamientos bajo ensayo y adoptar el riego deficitario controlado, como estrategia de riego en ambas fincas experimentales y, en el caso de Agua Amarga, «incrementar el ahorro de agua reduciendo su consumo futuro en un 25%».

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