La investigadora y directora del Posgrado de Tecnología, Gestión e Innovación Vitivinícola de la Universidad de La Rioja, María Paz Diago, ha estado investigando la evolución del impacto del cambio climático en la Denominación de Origen Calificada (D.O.Ca.) Rioja, en un proyecto financiado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y por la Universidad de La Rioja, que concluyó en julio del año pasado.
Según ha explicado, esta investigación ha servido para poder realizar “un diagnóstico a nivel técnico y socioeconómico del conocimiento, evolución e impacto del cambio climático en esta D.O.Ca”. La idea era valorar cómo ha evolucionado el clima, y la fenología del cultivo es decir fechas de brotación, floración, cuajado y vendimia en los últimos 60 años –desde 1950 a 2014– y “paralelamente hacer por primera vez un estudio sociológico a nivel de toda la Denominación sobre la percepción y en qué les afecta este cambio climático a los distintos agentes que conforman el sector vitivinícola así como las medidas que reclaman a la administración”.
Para la evaluación del clima, ha subrayado Diago, “se tomaron los datos de los últimos 60 años de lo que se denominan mallas climáticas de alta resolución, que fueron cedidas por Roberto Serrano, investigador del Instituto Pirenaico del CSIC, con las que conseguimos tener una resolución prácticamente de 5 km por 5 km con un punto diario de temperatura y de precipitación con una resolución espacial muy alta”. Los 60 años se dividieron en dos series de 30 (1950-1981 vs 1982-2012) para poder establecer comparaciones, “siguiendo las metodologías publicadas a nivel europeo, en los 136 puntos de esa malla climática, que respondían a la D.O.Ca. Rioja, al tiempo que se determinaron las principales variables climáticas”. También se analizaron para cada municipio de la Denominación, los cambios por década de las variables climáticas.
Los resultados a los que ha llegado el grupo de trabajo coordinado por María Paz Diago indican que “el promedio de la temperatura ha aumentado entre 0,9 y 1,3 ºC, tanto en la temperatura mínima como el de la máxima”. Asimismo, la precipitación anual no ha mostrado variaciones significativas en los dos períodos de 30 años mencionados, salvo en una pequeña zona de Rioja Alta (Haro, Casalarreina, Cuzcurrita…), poblaciones que siguen el curso del Ebro, donde se han observado descensos, de entre 60 y 120 mm anuales. Y esto sucede, según la investigadora, “porque las precipitaciones muestran una gran variabilidad interanual y aunque se consideren períodos de 30 años, al compararlos entre sí, las diferencias no son significativas”.
En el proyecto también se ha analizado si ha habido cambios en la distribución estacional de estas precipitaciones. Tradicionalmente las mayores precipitaciones sucedían en invierno y otoño, observando que la tendencia es a disminuir en ambas estaciones, aunque no sucede de forma significativa. Diago ha comentado que “está lloviendo menos en invierno y en otoño, pero no especialmente, mientras que en verano y en primavera no ha habido cambios reseñables. Los números de días cálidos, superiores a los 35º, han aumentado, las heladas han disminuido y, la fecha de las últimas heladas, también ha sufrido cambios”.
Caracterización de las zonas vitícolas
Trabajar con el Índice de Winkler sobre la integral térmica, ha servido para caracterizar las zonas vitícolas. Según este índice, las regiones 1 son las más frías y las 2, 3 y 4, cada vez, más cálidas. La Investigadora ha subrayado que “en la primera treintena evaluada, Rioja Alta tenía de promedio una mayoría de región 1 y 2 y el resto de la denominación estaba en la zona 2, y una pequeña parte de La Rioja Oriental (entonces Rioja Baja) en zona 3, pero ahora ha habido un salto a una región de temperatura superior; por ello la región 1 ha pasado a 2, y una buena parte de las zonas calificadas como región 2 han pasado a 3, lo que es significativo. Por tanto, estamos en una región cada vez más cálida para el cultivo de la vid”.
Relacionado con todo esto y en colaboración con investigadores de viticultura de la Universidad Pública de Navarra se realizó una modelación matemática de las fechas de fenología, para brotación, floración y envero de dos variedades de uva: 'Tempranillo' y 'Garnacha'. “Y lo que se ha observado es que hay adelantos notables para las tres fechas. En el caso de 'Tempranillo', para el estado fenológico de yema, hay un adelanto entre 2 y 4 días, para 'Garnacha', entre 3 y 5 días de adelanto. En la floración, de 3 a 7 días en las dos variedades y en el envero, se ha adelantado 6 y 12 días, para las dos variedades, por lo que se vendimia más pronto que hace años”, ha afirmado María Paz Diago.
Por lo que se refiere a la parte sociológica de la investigación de este proyecto, liderada por Sergio Andrés Cabello, del Departamento de Ciencias Humanas y el área de Sociología de la Universidad de La Rioja, se han realizado 480 encuestas a pie de campo, se ha contado con 2 grupos de discusión de 15 personas cada uno, y con un conjunto de entrevistas en profundidad a más de 20 personas del sector vitivinícola de la D.O.Ca. Rioja.
Diago ha manifestado al respecto que “se demostró que efectivamente entre el 80 y el 90% de los encuestados no niegan el cambio climático; el 64% asume que ha aumentado el coste de la actividad vitícola en sus explotaciones, sobre todo por temas de implantación de riego, de contratación de seguros o inversiones en bodegas”. Para añadir, que las demandas de los encuestados se centran en reclamar a las administraciones públicas “una formación para la adaptación de medidas para el cambio climático, y que no todo se quede en múltiples jornadas aquí y allá, además de pedir ayudas económicas”. Finalmente, “el 70% no tienen una visión catastrofista de lo que va a pasar, sino que indican que se podrán adaptar a las nuevas condiciones”.