El IRTA destinará parte de la cosecha de cítricos de sus fincas a entidades sociales

El Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) y la Fundación Espigoladors han firmado un convenio de colaboración de tres años de duración con el objetivo de evitar el desperdicio de la fruta cítrica de la Finca de Bítem, en Tortosa. Gestionada por el centro del IRTA en Amposta, esta finca comercializa cada año a varias cooperativas unos 20.000 kilos de naranjas y unos 18.000 de mandarinas. «Normalmente, todas las naranjas se cosechan para vender, pero en el caso de las clementinas, aunque la temporada haya sido buena, siempre queda un remanente de entre 1.000 y 2.000 kilos que no se cosecha», ha explicado José Miguel Fibla, especialista en Citricultura del programa de Protección vegetal sostenible del IRTA. Para añadir que «cuando hay incidencias climáticas puede que la mitad de la producción de toda esta fruta no se coseche y entonces se destina a destrío por motivos de calidad».

Ahora, gracias al convenio de colaboración que el IRTA ha firmado con la Fundación Espigoladors, se establecerá un programa de recogida de esta fruta que no se puede vender y se destinará a puntos de distribución social de alimentos. La recogida se hará tanto en el campo como en los almacenes de la finca, por parte de la Fundación Espigoladors o bien por otras entidades sociales vinculadas a la distribución gratuita de alimentos. La recolecta coincidirá con la temporada de cosecha de los cítricos. En el caso de clementinas será entre noviembre y diciembre y en el de las naranjas, entre febrero y marzo, principalmente.

La Finca de Bítem del IRTA, de unas 2 hectáreas, forma parte de un proyecto demostrativo de variedades de naranja y también de varios contratos del programa de investigación de Protección vegetal sostenible en cuanto a las clementinas. El convenio se ha firmado solo para esta finca, pero no descartan ampliarlo a la parcela de Vora Riu de Amposta, también del IRTA.

Cabe recordar que de aquí al 2030, la Unión Europea ha fijado el objetivo de reducir en un 50% el desperdicio y las pérdidas de alimentos en toda la cadena de producción y suministro. Por ello, el instituto tiene entre sus objetivos en este apartado sumarse a los retos globales de poner fin al hambre, promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible y garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.

En esta línea, la Fundación Espigoladors es una organización que desde el año 2014 trabaja para reducir las pérdidas y el desperdicio alimentario desde diversas vertientes. La recuperación de fruta y verdura de los campos del sector primario, mediante los espigamientos con voluntariado, es una de sus acciones principales. 

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