COAG alerta que los viticultores pueden tener pérdidas de hasta 1.200 euros por hectárea

Una caída de la producción de entre el 20 y 40% por sequía y unos costes de producción al alza no justifican las tablas de precios presentadas, que en algunas regiones recogen bajadas de hasta un 30% respecto a 2022. 

 

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) ha pedido a la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) que «actúe de oficio y realice una campaña exhaustiva de inspecciones sobre los contratos de compra-venta de uva de vinificación presentados por las grandes bodegas de referencia».

Esta organización agraria ha indicado que «obviando la incuestionable subida de los costes de producción para el viticultor y la reducción de cosecha prevista, (la más baja de los últimos 10 años), los precios de la uva ofertados se sitúan claramente por debajo de los costes, incumpliendo la Ley de mejora de la Cadena Alimentaria». Además, «dependiendo de la zona y la variedad de uva, los precios presentados recogen bajadas de hasta un 30% respecto a 2022».

Con estas cotizaciones, los cálculos realizados por los Servicios Técnicos de COAG, apuntan que un viticultor tipo perdería de media en torno a los 900€ por hectárea en el caso de uva blanca ‘Airen’ y 1.200€ en tinta ‘Tempranillo’. Según este estudio, «los costes de producción se elevan a 0,43€/kg para la variedad blanca ‘Airén’ y 0,52€/kg para la tinta ‘Tempranillo’, muy por encima de los precios presentados (0,20 €/kg para ‘Airén’ y 0,36 €/kg para ‘Tempranillo’)». 

Joaquín Vizcaino, responsable del sector vitivinícola de COAG, ha manifestado al respecto que «es intolerable que las grandes bodegas se salten a la torera la ley y obliguen a los agricultores a vendimiar a pérdidas. No vamos a consentir ni que haya viticultores que no tengan dónde entregar sus uvas, ni que a otros les obliguen a firmar contratos a sabiendas de que sus costes de producción no se cubren con los precios ofertados. Sacar adelante uvas de calidad no se puede hacer a cualquier precio».

 

Los ejemplos de La Rioja, Toro y Castilla La Mancha

COAG ha ofrecido diversos ejemplos para exponer la situación. Así, «una gran bodega, perteneciente al Grupo Rioja, presentó contratos a sus proveedores para que acepten precios de 0,54 €/kg para las tintas y 0,60 para las blancas. Si la propia Consejería de Agricultura de La Rioja fija costes de producción medios para 2022 en 0,70 €/kg, una rebaja del 23% es absolutamente imposible que cumpla con la más mínima rentabilidad».

En la D.O. Toro, «la oferta de una gran bodega para la presente campaña, que suele ser el referente para la fijación del precio de compra de la uva para el resto de las bodegas de la denominación, es de 0,20 € para la uva de las variedades ‘Malvasía’ y ‘Garnacha’ y de entre 0,37 € (grupos 3 y 4) y 0,43 € (grupo 2) para la ‘tinta de Toro’, ofreciendo 0,58 € (grupo 1) por la uva de esta variedad procedente de viñedos viejos».

La organización ha recordado, asimismo, que en Castilla La Mancha, que supone el 50% de la producción vitivinícola nacional, «los dos grandes grupos bodegueros de referencia, Félix Solís y Garcia Carrión, han presentado unos precios que en el mejor de los casos mantienen las cotizaciones del año pasado pero que en otros se sitúan por debajo». En blanca ‘Áirén’, para la presente campaña Solís presenta 0,20 €/kg mientras que en 2022 el precio recibido por los productores fue de 0,20 €/kg. En la ‘Tempranillo’ con D.O.P., se reduce 6 céntimos por kilo, de 0,42 €/kg en 2002 a los 0,36 presentados para 2023 y en ‘Tempranillo’ sin D.O.P. la bajada es de tres céntimos, de 0,26 a 0,23 €/kg.

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