Mejora genética

El proyecto ‘PROLIVE. Soluciones digitales y biotecnológicas para mitigar la crisis del cambio climático y acelerar el proceso de mejora genética en olivicultura’ se ha puesto en marcha recientemente. Se trata de una iniciativa de colaboración público-privada en la que 11 socios del ámbito de la investigación y la empresa han unido fuerzas «para aportar soluciones prácticas al manejo del olivar y el conocimiento de su genética para el desarrollo de variedades resistentes a los efectos del cambio climático».

El encuentro inicial se ha llevado a cabo en el Campus de Rabanales de la Universidad de Córdoba (UCO), donde representantes de las entidades participantes han puesto en común objetivos y líneas de trabajo. El equipo que desarrollará el proyecto se distribuye entre un consorcio académico, liderado por el grupo Ucolivo de la UCO y en el que están presentes el Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC), la Universidad de Granada y el Supercomputing Center de Barcelona (BSC); y uno privado, al frente del cual se encuentra Todolivo y que reúne a empresas del sector agrícola (Plantas Continental, Santa Cruz Ingeniería, Indlab y Fertinyect), biotecnológico (Biotechvana) y de ciencia de datos e Inteligencia Artificial (Drimay).

El proyecto cuenta con un presupuesto superior a los 6,4 millones de euros, de los cuales 3,2 millones proceden de fondos públicos, en concreto de la convocatoria Transmisiones de la Agencia Estatal de la Investigación. En el marco de PROLIVE, el grupo Ucolivo pondrá a disposición de la iniciativa su trayectoria al servicio de la mejora genética del olivar, avanzando en la secuenciación genómica y fenotípica del material que custodia en el Banco de Germoplasma Mundial de Olivo y la digitalización de esa información. Todo ello permitirá convertir la colección de la UCO en la mejor estudiada del mundo, lo que, unido a la propuesta de su inclusión como banco de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), situará el Banco de Germoplasma en la primera línea a nivel internacional.

Entre los objetivos que se marca PROLIVE destacan, además, «iniciativas de innovación tecnológica aplicada al agro, como la secuenciación genética y el mapeo asociativo, la mejora nutricional del aceite de oliva, la creación de un gemelo digital de explotaciones de olivo o el desarrollo de sistemas de detección precoz y predicción de riesgos para enfermedades como el repilo y el emplomado a través de sensores automáticos». En el horizonte está la selección de variedades más resistentes a los efectos del cambio climático y a las enfermedades que afectan al olivo, «lo que mejorará el rendimiento de los cultivos y los hará más sostenibles, reduciendo las necesidades de riego, fertilización o uso de pesticidas».

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Un equipo de investigadores del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA) Centro Alameda del Obispo (Córdoba) y las Universidades de Jaén y Córdoba ha demostrado que tres nuevas variedades obtenidas en un programa de mejora genética junto con otras de la Colección Mundial de Germoplasma de Olivo del IFAPA, «son una buena opción para la producción de aceite de oliva de calidad y evitan la verticilosis, una enfermedad que penetra por las raíces del olivar y para la que no existe tratamiento efectivo hasta ahora», según ha informado la Fundación Descubre.

En 2022, la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF) cuantificó la infección por este hongo en los campos andaluces desde un 2,9% de los árboles de Córdoba hasta el 88,9% de Huelva. Los agricultores que sufren la presencia de Verticillium dahliae en sus tierras, «tienen pocas opciones actualmente para el manejo de esta enfermedad».

Por ello, se buscan variedades que de por sí sean resistentes a este patógeno. Además de explorar las más de 1.200 de las que dispone la Colección del IFAPA, los investigadores destacan en el artículo ‘Response to Verticillium dahliae infection in a genetically diverse set of olive cultivars’, de la revista Scientia Horticulturae, tres genotipos capaces de enfrentarse al hongo de manera natural «manteniendo la calidad y productividad del aceite».

En concreto, se trata de nuevas variedades obtenidas a partir del cruce natural de ‘Frantoio’ y ‘Koroneiki’, propias de Italia y Grecia, respectivamente, y que son resistentes al hongo, con grandes productoras como ’Arbosana’, cultivadas por su productividad, pero susceptibles ante la infección. «Los genotipos seleccionados son ‘FrxAr_5’, ‘FrxAr_6’ y ‘KorOp_48’. Han demostrado que heredan tolerancia y resistencia a ‘V. dahliae’, lo que demuestra que son candidatos idóneos para desarrollar nuevos cruces entre ellos y lograr cultivos más resistentes y productivos», ha manifestado a la Fundación Descubre la investigadora de la Universidad de Jaén, Alicia Serrano, autora del artículo. Estas variedades ya están en proceso de registro en la Oficina Comunitaria de Variedades Vegetales para su uso en nuevas plantaciones.

Alianzas genéticas

Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en España las variedades que destacan por su alta rentabilidad y regularidad constante en la obtención de aceite son ‘Picual’, ‘Arbequina’, ‘Hojiblanca’ y ‘Cornicabra’. Sin embargo, en los últimos años se han introducido otras extranjeras como ’Frantoio’ y ‘Koroneiki’, que tal como han demostrado los expertos en el trabajo son resistentes a la enfermedad, especialmente la primera.

Encontrar una nueva variedad que unifique todas estas cualidades «es el objetivo de los mejoradores que investigan los mecanismos de defensa y genes relacionados con la productividad y calidad del aceite para lograr la mejora de la especie». Para ello, identifican y caracterizan los beneficios de cada cultivar y seleccionan las que reúnen las mejores características para su cruzamiento. Posteriormente, recogen polen de una de ellas y realizan la técnica conocida como polinización clásica mediante cruzamientos dirigidos. De esta manera, las nuevas semillas habrán heredado características de ambos progenitores.

Seleccionando a las mejores

Los expertos evaluaron 40 variedades diferentes en este trabajo, de las cuales 31 procedían de la Colección nuclear del Banco Mundial de Germoplasma de Olivo del Centro IFAPA Alameda del Obispo en Córdoba, otras seleccionadas por su importancia en los olivares españoles, como ‘Cornicabra’, ‘Changlot Real’ y ‘FS–17’, que muestra resistencia contra Xylella fastidiosa, otra enfermedad del olivo, y seis procedentes del programa de mejora desarrollado en este centro.

Tras 12 meses de crecimiento, se inoculó el hongo en las plantas para observar su evolución. Los ensayos incluyeron dieciséis individuos de cada tipo de árbol distribuidos en cuatro bloques, tres infectados y uno de control. De esta manera, «obtuvieron los datos para clasificar las variedades según el nivel de resistencia, desde altamente resistentes hasta extremadamente susceptibles». Entre las primeras destacaron ‘Frantoio’, ‘FrxAr_5’, ‘FrxAr_6’ y ‘KorOp_48’ que se mantienen sin síntomas, a pesar de la infección por el hongo.

El resultado obtenido demuestra que «se pueden obtener nuevas variedades que resistan la enfermedad y mantengan unos niveles altos de productividad y calidad del aceite». Los investigadores continúan estudiando estas nuevas opciones en colaboración con agricultores para conocer su comportamiento en condiciones reales de cultivo, en diferentes ambientes y distintos sistemas, para confirmar los valores agronómicos para su futura implantación.

Los estudios se han financiado mediante el proyecto ‘Investigación e innovación en mejora genética de olivo (INMEGEO)’ del IFAPA perteneciente a la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, parcialmente financiado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

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La Comisión Europea ha presentado sus propuestas para la regulación de las técnicas de edición genética (NGTs) y para el material vegetal de reproducción (PRM). Desde la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (ANOVE) han señalado que ambas normativas «son fundamentales para que el sector agrícola europeo siga a la cabeza a nivel mundial, desarrollando las innovaciones necesarias en semillas y plantas para alimentar a una población creciente de manera sostenible, dentro del marco de las estrategias del ‘Pacto Verde’ y ‘De la Granja a la Mesa’ definidas por la UE». En este sentido, Javier de Sebastián, presidente de esta entidad, ha manifestado que «desde el sector obtentor recibimos con satisfacción estas propuestas, largamente esperadas, si bien hay aspectos que deben ser estudiados en profundidad o se hallan pendientes de desarrollos posteriores que pueden ser decisivos a la hora de poner en el mercado una variedad mejorada con el uso de estas herramientas».

Según ha explicado ANOVE, en el caso de la propuesta sobre edición genética, la Comisión diferencia las plantas resultantes de métodos de mutagénesis dirigida y cisgénesis de los productos transgénicos (variedades que incorporan ADN de especies foráneas), cuya regulación no se modifica.  Establece dos categorías de plantas NGT, cada una con requisitos y procesos de autorización adaptados: en el caso de las plantas NGT de categoría 1, estas son «similares a las convencionales», y cuyos resultados son indistinguibles o podrían igualmente haberse obtenido con métodos de mejora tradicionales o producirse espontáneamente en la naturaleza. Las otras son mutaciones naturales, que se someterían a un procedimiento simplificado de verificación que evita los requisitos de aprobación obsoletos y prácticamente impracticables de las variedades transgénicas. Este aspecto «resulta de crucial importancia para las pequeñas y medianas empresas, para las que los altísimos costes derivados de la actual regulación suponen una barrera prácticamente infranqueable para acceder al mercado».

Por su parte, el director general de ANOVE, Antonio Villarroel, ha señalado que «es esencial que el proceso de verificación sea eficiente y que este basado en criterios científicos bien definidos y claros para evitar que lo que debería ser un simple y rápido proceso administrativo se politice y ralentice hasta quedar paralizada».  

El uso de estas técnicas permitiría acortar el tiempo necesario para poner una variedad nueva en el mercado pasando de los 10-12 años actuales a 5-7 años. Este objetivo «es esencial para poder hacer frente lo antes posible a los retos que plantea el Pacto Verde europeo, los efectos derivados del cambio climático y las crisis geopolíticas que impactan en la cadena de suministro alimentario». Al respecto, Villarroel considera que «la propuesta presenta algunas incoherencias, como la prohibición de utilizar plantas derivadas de NGTs en la agricultura ecológica, al privar a los productores que apuestan por este modelo de la libertad de elegir nuevas variedades más resistentes a plagas y enfermedades, más resiliente al cambio climático y con un mayor potencial productivo para hacer el cultivo sostenible económicamente».

En relación a la propuesta de la Comisión sobre la regulación del material de reproducción vegetal (PRM), ANOVE valora positivamente que se mantengan los tres pilares fundamentales de la legislación existente: la identidad varietal, el registro de variedades y la certificación del material vegetal de reproducción. 

El presidente de ANOVE ha concluido apuntando que «es esencial que los productores reciban semillas y plantas con todas las garantías de sanidad y calidad, lo que, junto con la incorporación de tecnologías avanzadas para el desarrollo de nuevas variedades, les aseguren una buena cosecha y les permita mejorar la sostenibilidad de la cadena agroalimentaria». www.anove.es

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Ya han arrancado los trabajos de desarrollo del Grupo Operativo (GO) Biovidman que, bajo el título 'Selección de biotipos autóctonos de variedades de vid castellanomanchegas’, tiene como objetivo la conservación de la variabilidad genética presente en los viñedos viejos castellanomanchegos, en concreto a través de la mejora de la disponibilidad de material vegetal de las variedades ‘Bobal’ y ‘Airén’ y de otras minoritarias. Además, se pretende realizar una evaluación experimental de los biotopos seleccionados y la homologación de clones certificados de estas variedades, con vistas a lograr una mejor adaptación a los efectos del cambio climáticos y a producir vinos de alta calidad enológica.

El GO Biovidman surge por diferentes razones; principalmente, para dar respuesta a la continua pérdida de la variabilidad del material genético que se está produciendo debido al arranque desmedido de viñedos viejos, así como a la necesidad de conservar ese material para el futuro. Paralelamente, trata de desarrollar medidas urgentes ante los efectos perjudiciales del cambio climático, que está modificando las condiciones medioambientales en todas las zonas vitícolas del mundo, siendo en este momento donde dichas variedades autóctonas, por su alta capacidad de adaptación, pueden tener la clave. Por último, el proyecto trata de resucitar dichas variedades minoritarias, como alternativa a la estandarización del vino, aportando singularidad, diferenciación y un incremento en el valor económico.

En el GO Biovidman participan Vitis Navarra y la bodega La Niña de Cuenca, junto al Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla–La Mancha (IRIAF–IVICAM). Además, cuenta con la participación y coordinación técnica de Lorenzo A. López Orozco, joven agricultor de Ledaña (Cuenca) y socio fundador de la bodega La Niña de Cuenca.

Este proyecto, cuya primera fase tiene una duración prevista de 3 años, cuenta con una ayuda de 157.901,14 euros, coofinanciados en un 90% por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) de la Unión Europea, en un 3% por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y en un 7% por la Junta de Comunidades de Castilla–La Mancha, en el marco del Programa de Desarrollo Rural de Castilla–La Mancha para 2014–2020.

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La mejora vegetal ha contribuido a incrementar hasta un 90% los rendimientos agrarios.

 

En la agricultura actual, la mejora vegetal está desempeñando un papel decisivo. Al respecto, Elena Sáenz, directora de la Asociación de Obtentores Vegetales (ANOVE), ha manifestado que «las técnicas aplicadas a la obtención de nuevas variedades de semillas y plantas y los avanzados métodos biotecnológicos han contribuido a que los cultivos puedan resistir mejor plagas y enfermedades, a alcanzar mejores y más rápidos resultados y, en definitiva, a aumentar la productividad de las explotaciones».

Un informe del Institut Cerdà ha analizado las aportaciones de la mejora vegetal en España. Presentado en el Parlamento Europeo señala que el sector obtentor «es clave e imprescindible» no solo para la alimentación sino también para la economía, «ya que la competitividad y calidad de la actividad de los mejoradores vegetales transciende a todos los eslabones de la cadena, beneficiando a la sociedad, el medio ambiente y la economía»

Durante la segunda mitad del siglo XX, se produjo un incremento de la productividad agrícola a nivel mundial; según otro estudio, el denominado informe Noleppa, «el 67% de ese aumento se debe expresamente a la mejora de las variedades de semillas y plantas». Al mismo tiempo, «la mejora vegetal también ha permitido reducir el uso de fertilizantes y de fitosanitarios, y ha contribuido a reducir el consumo hídrico y energético».

Por su parte, según el citado informe, la mejora de las plantas y semillas ha ayudado a reducir las emisiones de CO2 en 262.000 toneladas al año tan solo en nuestro país y ha contenido los costes de las materias primas, «además de mejorar las propiedades y calidad de los alimentos, satisfacer las exigentes necesidades de los consumidores e incrementar la seguridad y la trazabilidad alimentaria». En los últimos cincuenta años, la colaboración en «mejora vegetal entre los sectores público y privado ha contribuido a incrementar un 90% los rendimientos agrarios de algunos cultivos, y ha hecho posible que se aumente la producción de alimentos con los que nutrir a una población en constante crecimiento»

Entre las conclusiones más destacadas del informe Cerdà destaca que la mejora de semillas y plantas «aportó a la economía española casi 1.000 millones de euros en 2019». De hecho, las empresas dedicadas a esta actividad invirtieron el año pasado en I+D aproximadamente un 20% de su facturación, superando proporcionalmente el porcentaje de inversión de otros sectores como el aeroespacial, el electrónico o el farmacéutico.

La investigación de los mejoradores vegetales ha permitido «adaptar variedades a lugares y climas donde antes no se cultivaban, mejorar la tolerancia a las condiciones climáticas extremas, aumentar la protección contra plagas y enfermedades y multiplicar el rendimiento de las explotaciones reduciendo los costes de explotación».

Las actuales técnicas de mejora genética permiten la obtención de nuevas variedades empleando menos tiempo y con mayor seguridad. «La mejora vegetal es una actividad altamente especializada que hace posible transferir al campo la tecnología de última generación empleada en los laboratorios», ha indicado el director general de ANOVE, Antonio Villarroel. Para añadir que «es necesario que las instituciones europeas sean más sensibles a los criterios de los científicos que a los mensajes demagógicos o a las presiones de algunos grupos alarmistas. Están en juego dos cuestiones decisivas: la calidad de la alimentación de los consumidores y la competitividad de la agricultura europea».

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El Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) continúa investigando en la mejora genética de nuevas selecciones en vías de evaluación de carne dura y maduración tardía de melocotón para su comercialización bajo la Denominación de Origen Protegida (D.O.P) ‘Melocotón de Calanda’. El objetivo de este proyecto, financiado por el Fondo de Inversiones de Teruel, es la consolidación de este programa de mejora que en la actualidad lideran María José Rubio, investigadora del Departamento de Ciencia Vegetal del CITA, y Celia M. Cantín, científica titular de la Estación Experimental de Aula Dei (CSIC).

La consejera de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento del Gobierno de Aragón, Maru Díaz, ha manifestado durante la visita de una de las parcelas de experimentación de este programa que «ponemos la investigación y la ciencia al servicio de nuestros productores, impulsando su aplicación directa en el sector agroalimentario para mejorar su actividad, ayudar a generar riqueza, vertebrar mejor nuestro territorio y afianzar población. Y lo hacemos, además, con un producto de máxima calidad ligado al territorio y a la tradición de esta zona, como es el ‘Melocotón de Calanda’».

Según ha podido conocer ‘in situ’ la consejera, el programa de mejora genética del CITA ya cuenta con 30 nuevas preselecciones que se plantaron en la comarca del Bajo Aragón en 2018 para observar su adaptación a la zona de cultivo, y de las que se han comenzado a evaluar los primeros frutos en la pasada campaña. Además, el CITA pone a disposición del proyecto, que se prolongará hasta el 2024, sus laboratorios de material vegetal, biotecnología y microbiología «donde se siguen obteniendo nuevas pre selecciones para ser evaluadas en la zona de cultivo y se lleva a cabo la evaluación de la calidad de los frutos de las ya existentes».

Por otro lado, se está llevando a cabo un estudio, con la colaboración del investigador del CITA Jérôme Grimplet, con el objetivo de entender el control genético de caracteres importantes en esta tipología de frutos, como la fecha de maduración, el contenido de azúcar o el calibre.

Además de la obtención de nuevas variedades de melocotón para su comercialización como D.O.P. ‘Melocotón de Calanda’, el proyecto pretende valorizar este producto de máxima calidad, «ligado al territorio y a la tradición de la zona».

Tal y como ha destacado la consejera, el agricultor «será el máximo beneficiario de estos resultados, ya que dispondrá de mejores variedades sobre las que basar su producción, pero también el consumidor aragonés, puesto que podrá identificar y disfrutar de un producto de gran calidad organoléptica y nutricional». Se estima además que la comercialización de las futuras variedades podría suponer a futuro un incremento del 20% de los beneficios anuales de los agricultores incluidos en la D.O.P. ‘Melocotón de Calanda’. «Este es el camino que debemos liderar desde el CITA y desde el Gobierno de Aragón, tejiendo alianzas entre la investigación y un sector, el agroalimentario, estratégico para nuestra economía y para la conservación de nuestro territorio y de nuestros pueblos», ha subrayado Díaz.

Cabe señalar que Aragón es la comunidad autónoma con mayor superficie de producción de melocotón y nectarina a nivel nacional con más de 18.000 hectáreas y una producción de más de 228.000 toneladas. ‘Melocotón de Calanda’ es la única D.O.P. de melocotonero del mundo y su área de cultivo comprende 45 municipios en el Bajo Aragón.

En 2021 se alcanzaron los 4.5 millones de kilos de producto certificado, que se comercializó principalmente en España, y un 20% se destinó a la exportación, principalmente a destinos europeos como Alemania, Suiza, Portugal e Italia.

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El Patronato del Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG) ha nombrado a la científica titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), L. Maria Lois, como nueva directora del Centro. Este nombramiento ha llegado después de un proceso de selección internacional coordinado por la Institución CERCA, y con la participación del Consejo Científico Asesor Externo del CRAG. Lois tomará posesión del cargo el próximo martes 1 de febrero.

L. Maria Lois será la tercera directora del CRAG sucediendo a José Luis Riechmann, que ha sido director desde principios de 2013 y se mantendrá en la institución como jefe de grupo de investigación, y Pere Puigdomènech, que fue el director fundador. Lois será una de las pocas mujeres directoras de los Centros de Investigación de Cataluña y de los Centros de Excelencia Severo Ochoa españoles.

El CRAG se estableció como consorcio de cuatro instituciones: el CSIC, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad de Barcelona (UB). Su ámbito comprende la investigación básica en biología molecular de plantas y animales de granja, las aplicaciones de técnicas moleculares para la mejora genética de especies importantes para la agricultura y la producción de alimentos en colaboración con la industria. 

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Este cultivo se caracteriza por una alta heterogeneidad genética

 

El proyecto ‘FIGGEN: Valorización de la diversidad de la higuera, un frutal ancestral para una agricultura mediterránea sostenible’, financiado por la Unión Europea (UE), evaluará parámetros como el rendimiento, fechas de cosecha, peso, rasgos cualitativos y cuantitativos, y la tolerancia a factores asociados al campo climático, como la sequía y suelos más pobres debido al incremento de la salinidad. En total, se estudiarán 300 genotipos o variedades de higos procedentes de los bancos de germoplasma de higuera, entre ellos el Banco nacional del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX), y cultivares locales ubicados en España, Turquía y Túnez.

El proyecto, coordinado por la Universidad de Pisa en Italia, cuenta con la participación del CICYTEX, el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora del CSIC (con sede en Málaga), la Facultad de Ciencias de la Universidad tunecina de El Manar, y el Departamento de Horticultura de la Universidad de Çukorova (Turquía). Su objetivo es doble: proteger la biodiversidad de este cultivo y encontrar soluciones para una agricultura adaptada al incremento de las temperaturas, la sequía y de la salinidad del suelo. Así, se plantea una estrategia a futuro mediante la selección genética de aquellos cultivares de higuera mejor adaptados a suelos pobres para ser incluso cultivados en asociación con otros cultivos.

El higo se caracteriza por una alta heterogeneidad genética e incluye variedades que difieren en sus propiedades morfológicas, agronómicas, nutricionales y farmacológicas. Además, es una especie adaptada a climas áridos y semiáridos de la cuenca Mediterránea y Oriente Medio.

A pesar de su importancia, hasta el momento se han realizado pocos trabajos en mejora genética de la higuera y, por tanto, la mayor parte del cultivo en la región mediterránea se basa en cultivares locales, característicos de cada zona.

La caracterización de las 300 variedades de higos se realizará en las instalaciones del CICYTEX, y en las Universidades de Turquía y Túnez, anteriormente citadas. En condiciones controladas de invernadero, se evaluará su respuesta a tratamientos de sequía y salinidad. Como resultado final, se pretende elaborar un catálogo descriptivo con los 20 genotipos seleccionados por su mejor adaptación a condiciones ambientales adversas y tener un mayor potencial agronómico y económico, en base a sus características productivas. También se elaborará un informe final de las 300 variedades estudiadas.

Genes vinculados a la adaptación sequía/salinidad
Por otra parte, este estudio se complementará con otros para identificar los genes vinculados al rendimiento y la adaptación a la sequía/salinidad mediante el estudio de asociación de todo el genoma (GWAS). La identificación de los genotipos mejor adaptados puede contribuir a la mejora genética de estas especies para un desarrollo más sostenible de la producción de higos en el futuro. Hay que recordar la alta calidad nutricional, energética y nutracéutica del higo y el interés creciente del sector por comercializar higos frescos, lo que requiera una mejora en el manejo del cultivo e incrementar la gama de variedades cultivadas. Por ello, se quiere contar con la participación activa de productores y comercializadores, entre otras acciones, está prevista la organización de reuniones y jornadas desde el inicio de este trabajo.

El proyecto FIGGEN, con una duración de tres años, ha sido aprobado en el marco de la convocatoria PRIMA de la Unión Europea (dedicados a la investigación e innovación en el Área Mediterránea) y tiene un presupuesto de un millón de euros.

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El Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Reino Unido (DEFRA) tiene previsto realizar una consulta sobre edición genética que podría desbloquear la edición genética en agricultura en este país tras el Brexit, según ha publicado la Fundación Antama. Así lo ha anunciado el secretario de Medio Ambiente británico, George Eustice, en el discurso que ha pronunciado en la Conferencia de Agricultura virtual de Oxford, en el que ha resaltado el valor de usar una tecnología con beneficios directos para la naturaleza, el medio ambiente y los agricultores, ofreciéndoles cultivos resistentes a plantas, enfermedades o climas extremos, permitiéndoles producir alimentos en mayor cantidad y más saludables.

Eustice ha dicho que técnicas como la edición de genes son en realidad una evolución natural de los enfoques convencionales del fitomejoramiento. La edición de genes, ha afirmado, «nos da el poder de desarrollar variedades de plantas con rasgos particulares mucho más rápido de lo que nunca fue posible con el mejoramiento convencional y esto abre enormes oportunidades para cambiar nuestro enfoque y adoptar la agricultura sostenible».

El secretario de Medio Ambiente también ha comentado que el Reino Unido no tenía más remedio que «adoptar servilmente» la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) de que la edición de genes debería tratarse de la misma forma que la modificación genética, «por irracional y defectuosa que pudiera ser». «Ahora que hemos dejado la Unión Europea somos libres de tomar decisiones políticas coherentes basadas en la ciencia y la evidencia, y comienza hoy con una nueva consulta sobre los cambios propuestos a la ley inglesa que permitirán que se lleve a cabo la edición de genes, de modo que podamos lograr un marco regulatorio más simple y científicamente creíble para gobernar nuevas tecnologías importantes», ha agregado George Eustice.

En comunicados de prensa separados, Rothamsted Research y la Sociedad Británica de Criadores de Plantas (BSPB) han dado la bienvenida a la nueva consulta de DEFRA sobre edición genética. La directora de Rothamsted, la profesora Angela Karp, ha señalado que la consulta significa que los avances recientes en las tecnologías de edición genética pronto contribuirán a un sector agrícola más sostenible y productivo. Por su parte, la directora ejecutiva de BSPB, Samantha Brooke, ha manifestado que el cambio en la regulación para las tecnologías de edición genética también promoverá la inversión en investigación y nuevas oportunidades para la colaboración internacional en I+D, ya que esto muestra que el Reino Unido está abierto a los negocios y dispuesto a apoyar más políticas basadas en la innovación.

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Investigadores del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) de la Generalitat de Catalunya, junto a otros de cinco países, han llegado a la conclusión que los programas de mejora de almendro en el mundo siguen 2 líneas genéticas basadas únicamente en 3 variedades. A esta deducción se ha llegado tras estudiar los genotipos de los 7 principales programas de mejora del almendro (en EE. UU., Australia, Francia, Israel y España), a partir del análisis de datos de pedigrí, verificados por marcadores, de 220 variedades de almendras.
El estudio ha puesto de manifiesto la pérdida de variabilidad genética y el desafío cada vez mayor que significa para los programas de mejora debido al uso repetido de un número reducido de genotipos fundadores. La principal conclusión es que se requiere aumentar la variabilidad genética actual en los programas de mejora de almendras para asegurar la ganancia genética y su progreso continuo.

«En la mejora del almendro se sabía poco sobre su variabilidad genética en las poblaciones reproductoras actuales, aunque se han informado varios casos de depresión por endogamia», ha señalado el investigador del IRTA y mejorador de almendro, Ignasi Batlle. Para obtener información sobre la estructura genética en los programas de mejora modernos en todo el mundo, se calcularon los coeficientes de consanguinidad (ancestro común), parentesco y la contribución genética de los fundadores para estos genotipos.

El coeficiente de consanguinidad medio de los genotipos analizados fue de 0,041, presentando 14 genotipos un coeficiente de consanguinidad alto, superior a 0,250. Los programas de mejora genética varietal de Francia, EE. UU. y España, mostraron coeficientes de consanguinidad de 0,075, 0,070 y 0,037, respectivamente.

Los resultados han revelado 2 líneas genéticas convencionales basadas en 3 variedades: ‘Tuono’, ‘Cristomorto’ (utilizadas en la mejora en la zona del Mediterráneo) y ‘Nonpareil’ (en Australia y EE. UU.). Los descendientes de ‘Tuono’ o ‘Cristomorto’ comparten 34 descendientes, mientras que ‘Nonpareil’ tiene 71.
Según su contribución genética, las variedades cultivares modernas de Israel, Francia, EE. UU., España y Australia se remontan a un máximo de seis genotipos fundadores principales. Entre el grupo de 65 genotipos portadores del alelo Sf para la autocompatibilidad, el coeficiente de parentesco medio fue de 0,125, con ‘Tuono’ como principal genotipo fundador (24,7% de la contribución genética total).

El IRTA ha indicado que «estos resultados añaden conocimiento sobre las tendencias seguidas en la mejora genética del almendro durante los últimos 50 años y tendrán un gran impacto en el proceso de toma de decisiones en los programas de mejora en todo el mundo».

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