Cítricos

El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha comunicado al sector citrícola que se espera una cosecha de 6,93 millones de toneladas, según el aforo realizado con información suministrada por las comunidades autónomas. La directora general de Producciones y Mercados Agrarios, Esperanza Orellana, ha presidido la reunión convocada por el MAPA y mantenida por videoconferencia en la que se ha facilitado este dato, cifra que está un 12% por encima de la cosecha pasada, que fue muy corta, y un 5% superior a la media. Respecto a la media de los últimos años, se esperan descensos del 1% para la naranja y del 3% para el pomelo y ascensos del 12% para pequeños cítricos y del 8% para el limón.

La difusión entre el sector de un aforo homogeneizado en los primeros compases de cada campaña es uno de los compromisos que el ministerio adquirió dentro del plan de medidas para el sector citrícola adoptado en abril de 2019. Asimismo, el MAPA ha informado al sector del desarrollo de otros compromisos en materia de transparencia y mejora de la información de mercado entre los que destacan los trabajos para la caracterización atendiendo a las variedades y el desarrollo de un modelo predictivo de producción. Una vez concluidos, estos trabajos constituirán valiosos instrumentos para la toma de decisiones.

Además, en la reunión se ha hecho balance de la campaña 2019/20 recién concluida, para la que las últimas estimaciones han situado finalmente la producción en 6,2 millones de toneladas, un 18% por debajo de la 2018/19 (que fue récord) y un 9% por debajo de la media de las cinco precedentes.

El MAPA ha indicado que «el comercio ha mostrado un gran dinamismo, sobre todo a partir del inicio de la pandemia, al ser los cítricos una fruta de fácil conservación y durabilidad, además de aportar cualidades muy saludables. Así, el consumo doméstico, con datos hasta mayo, ha registrado un incremento acumulado en volumen para todos los cítricos del 5,1%, que se eleva al 17% en valor. Significativo ha sido el aumento del consumo de limón, el cual ha crecido un 11,2% en el acumulado anual».

Por lo que se refiere a las exportaciones españolas en el primer tramo de la campaña (septiembre/marzo), estas se han mantenido en niveles ligeramente inferiores al de la anterior (–3,4%) y al de los años medios (–3,7), habiéndose incrementado en valor en un 19% respecto a la pasada debido al aumento de los importes unitarios.

A pesar del descenso productivo, del notable crecimiento del consumo nacional y de las dificultades logísticas derivadas de los requisitos sanitarios impuestos por la Covid–19, España ha suministrado cantidades muy importantes de cítricos a la Unión Europea (UE), como lo demuestra el casi medio millón de toneladas exportado en el mes de marzo, que constituye un récord  para dicho mes. A pesar de ello, las exportaciones a países terceros se han reducido notablemente ante la creciente demanda experimentada por el principal mercado, la UE.

En este contexto de mercado, los precios percibidos por los agricultores han sido superiores a los de campañas anteriores, habiéndose producido incrementos significativos sobre todo en las primeras semanas de la pandemia. En el caso de la naranja, por ejemplo, el precio medio de campaña en campo se ha más que doblado respecto a 2018/19, situándose un 40% por encima del medio de las cinco campañas precedentes. Durante el mes de mayo las cotizaciones triplicaron el valor de ejercicios anteriores. Asimismo, la cotización media registrada a salida de central de acondicionamiento ha tenido un comportamiento similar.

 
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Cooperativas Agro–alimentarias de España, el Comité de Gestión de Cítricos, UPA, AVA–ASAJA, Fepac–ASAJA, ASAJA Alicante, LA UNIÓ de Llauradors i Ramaders y CCPV–COAG han acusado a la Asociación de Productores de Cítricos de Sudáfrica de mentir sobre el riesgo fitosanitario que entrañan sus exportaciones con destino a la Unión Europea (UE).

En concreto, el sector citrícola español considera «absolutamente falsas» las recientes declaraciones de Deon Joubert, enviado de la asociación sudafricana en la Unjión Europea (UE), en las que afirma que la plaga de la falsa polilla o Thaumatotibia leucotreta, una plaga de cuarentena aún no presente en la citricultura europea, «sólo afecta a las naranjas Navels y Valencia, no a las mandarinas ni a los pomelos».

Las entidades citrícolas españolas han expuesto, en un comunicado, «argumentos incontestables» para demostrar la falsedad de esta valoración son, por un lado, «la inclusión en el Plan de Contingencia de esta plaga de las especies de mandarinas y sus híbridos y de pomelos como hospedantes de la falsa polilla y, por otro lado, la detección de esta plaga en cargamentos de mandarinas y pomelos originarios de Sudáfrica durante inspecciones efectuadas en puertos de entrada europeos durante los últimos años».

Por su parte, Deon Joubert ha señalado que las medidas que los exportadores sudafricanos van a implementar «salen bien el 99,5% del tiempo». Según datos oficiales, eso supone que entre enero y junio de este año «han entrado a la UE cerca de 1.000 toneladas de cargamentos contaminados procedentes de Sudáfrica. Si tomamos como referencia el inicio de la campaña, desde septiembre de 2019 el volumen aumentaría hasta las 2.750 toneladas. Cifras que son inaceptables», ya que como ha reiterado el sector, «a las exportaciones europeas no se nos permite ese margen de error del 0,5%. Además, se habla de cifras de detecciones, con lo que las cantidades reales pueden ser todavía mayores».

‘Mentiras infundadas e interesadas’

Los dirigentes del sector citrícola de nuestro país han subrayado que «Sudáfrica vuelve a lanzar mentiras infundadas e interesadas en materia de sanidad vegetal con el objetivo de evitar la obligatoriedad de establecer un tratamiento de frío permanente y totalmente eficaz para evitar la presencia de falsa polilla en sus envíos citrícolas a la UE. Tenemos el precedente de la mancha negra, otra plaga de cuarentena que Sudáfrica aseguró que no podía aclimatarse a la citricultura mediterránea y que desde el año pasado se ha detectado en miles de ha citrícolas de Túnez». El miedo está fundamentado en la evidencia de que «existen ejemplos de plagas detectadas en la citricultura española, cuyo origen ha quedado constatado en el país africano».

Al mismo tiempo, el sector ha reprochado a la Comisión Europea y a otras organizaciones vinculadas a la citricultura comunitaria de «ser cómplices del lobby sudafricano y de sus artimañas para eludir unos controles fitosanitarios que garanticen la máxima sanidad vegetal de los cítricos foráneos y minimicen la amenaza que entraña la entrada de estas nuevas plagas». El procedimiento actual, según el cual los exportadores –parte interesada– deciden cuándo dejan de enviar mercancía a la UE por darse un riesgo fitosanitario «es inaceptable». La Administración comunitaria «debe ser quien decida cómo, cuándo y bajo qué criterios se cierra su frontera para evitar la entrada de cítricos potencialmente contaminados».

Por último, el sector citrícola español ha pedido al Ministerio de Agricultura que, en coherencia con las conclusiones de su programa fitosanitario, «insista en su demanda a la Comisión Europea para que exija el tratamiento de frío a todas las importaciones de terceros países de todas las variedades de cítricos que pueden ser hospedantes de la falsa polilla».

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El 24 de julio, Airbus anunció que renunciaba a las ayudas que fueron declaradas por la Organización Mundial del Comercio (OMC) ilegales. Según confirmó poco después la Comisión Europea (CE), los Gobiernos de España, Francia y Alemania acordaron entonces con el fabricante aeronáutico europeo modificar los términos de los créditos reembolsables concedidos a la firma, con el fin de reflejar las condiciones del mercado y tratar de zanjar la disputa comercial con EE. UU. y con la compañía de aquel país, Boeing. Aquella crisis derivó en la imposición, a partir de octubre de 2019 y como medida de retorsión habilitada por el organismo internacional, de aranceles a un importante listado de productos agroalimentarios procedentes de estos países, así como del Reino Unido (que también forma parte del consorcio). Las tasas aplicadas desde entonces –del 25% ad valorem– han expulsado de este mercado a los cítricos españoles (fundamentalmente clementinas) y han provocado ingentes pérdidas en otros tantos productos clave, como el aceite de oliva, el vino o los quesos de nuestro país. Sin embargo y a pesar de que, formalmente, la Administración Trump no tenga ahora argumentos con los que mantener esta penalización, aún quedan pendientes determinadas gestiones ante la propia OMC y los EE. UU. para que la retirada de tales aranceles sea efectiva. De ahí que el Comité de Gestión de Cítricos (CGC) –la asociación nacional que concentra al comercio privado de este cultivo y cuyos socios también explotan una elevada superficie de producción– reclame tanto al Gobierno español como a la CE que «actúen al más alto nivel para acelerar la reapertura y poder retomar las exportaciones agroalimentarias afectadas así como los envíos de mandarinas y naranjas al comienzo de la próxima campaña, ya en septiembre, con nuestras clementinas precoces», señala la presidenta de esta entidad, Inmaculada Sanfeliu. De no actuarse con rapidez, será complicado que los operadores puedan organizar la logística necesaria para negociar nuevos programas de suministro a EE. UU.

La CE, por su parte, se ha mostrado partidaria de una solución negociada. Sin embargo, si no hay un acuerdo, el comisario de Comercio, Phil Hogan, ha advertido que «la UE estará lista para ejercer sus derechos a imponer sanciones». Hogan se refería así al próximo pronunciamiento de la OMC, que en breve debe determinar las medidas que, en este caso, tiene derecho a aplicar la UE por otras ayudas ilegales, esta vez concedidas por EE. UU. a Boeing. «Si realmente Europa quiere acabar con esta guerra comercial debería cerrarse ya un acuerdo», advierte Sanfeliu quien además remarca «que el sector agroalimentario en general y los cítricos muy en particular son los grandes damnificados de las decisiones geopolíticas de Europa».

El listado de agravios comerciales cometidos en contra del sector citrícola ha tenido un impacto muy relevante. En 2014, a causa de la posición europea en la guerra de Crimea, Rusia impuso unilateralmente un veto a los productos agroalimentarios que aún hoy se mantiene. El gigante euro-asiático era, entonces, el segundo/tercer destino citrícola en importancia más allá de la UE, con unas exportaciones por campaña de entre 60.000 y 72.000 toneladas (t). A corta distancia de esta plaza se situaba entonces EE. UU., que llegó a adquirir a España hasta 110.000 t de cítricos en la temporada 2006/07. «EE. UU. fue, con mucho, el primer mercado citrícola no europeo, clave en los arranques de temporada, estratégico para las clementinas precoces españolas, perfectamente complementario con la producción local californiana y un gran escaparate mundial que debemos empezar a recuperar lo antes posible», señala la presidenta del CGC. Los aranceles del 25% impuestos al comienzo de la campaña que ahora acaba han terminado de expulsar la oferta española de aquel destino, ya muy castigado por las rigideces del duro protocolo fitosanitario aplicado y por la competencia barata de Marruecos, que ha asumido junto con otras procedencias que gozan también de arancel cero (Chile, Sudáfrica, Perú y Uruguay) la cuota de mercado que tenía España.

«Es un perfecto sinsentido porque las medidas de retorsión aplicadas por Trump contra los cítricos no han logrado recaudar nada, porque el 25% de nada es nada», matiza además Sanfeliu quien reitera que «poder volver a competir con nuestras clementinas y satsumas precoces en EE. UU. sería clave para así evitar el mercado comunitario crecientemente saturado por la oferta de mandarinas tardías de Sudáfrica como consecuencia de la pérdida continua de preferencia comunitaria».

En el horizonte, además y junto a las dificultades derivadas de la crisis del coronavirus, pesa la amenaza de un Brexit sin acuerdo en el que es –con 330.000 t exportadas en la pasada campaña- el tercer mayor mercado citrícola para España tras Alemania y Francia. De no llegar a un pacto en octubre o no producirse in extremis antes de final de año, el Reino Unido aplicaría a las mandarinas españolas a partir del 1 de enero de 2021 un arancel del 16% y otro del 10% (entre el 1 de noviembre y el 30 de abril) y del 2% para las naranjas durante el resto del año. La oferta competidora –de Marruecos, Turquía, Egipto o Sudáfrica– se beneficiaría de los acuerdos preferenciales ya suscritos, con arancel cero.

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La banca cooperativa Cajamar ha presentado recientemente la publicación ‘Una hoja de ruta para la citricultura española’, coordinada por José María García Álvarez-Coque, catedrático de Economía Aplicada y profesor de Economía y Política Agrarias en la Universitat Politècnica de València (UPV), y Enrique Moltó, director del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), con las aportaciones de 41 expertos que han compartido sus puntos de vista para llevar a cabo un exhaustivo análisis de la situación y retos de futuro del sector citrícola.

La presentación del libro, promovido y editado por Cajamar, se ha realizado a través de un webinar, en el que han participado Roberto García, director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar; los coordinadores de la obra, José María García Álvarez-Coque y Enrique Moltó; Rosa Gallardo, directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes de la Universidad de Córdoba; Francisco Borrás, consultor agroalimentario y asesor de Anecoop, y Alberto Urbaneja, especialista en control biológico e integrado de plagas del Centro de Protección Vegetal y Biotecnología del IVIA; todos ellos, autores de algunos de los capítulos de la publicación.

Tras resaltar el importante peso específico que los cítricos tienen para la economía y la agricultura en nuestro país, con un valor de la producción en origen que en 2019 ascendió a 2.500 millones de euros, el 5% del total nacional, mientras que el de las exportaciones alcanzó los 3.200 millones de euros, lo que representa el 6% de las ventas al exterior del sector agroalimentario español, el director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar ha recordado “el papel fundamental” que ha desempeñado la citricultura “en la modernización de la agricultura española”, configurándose como un referente a la hora de introducir innovaciones tecnológicas, organizativas y de mercado.

A pesar de ello, en los últimos años ha llegado a un punto de inflexión, acentuado en la campaña de 2018, como consecuencia de un exceso de producción y la contención de la demanda, lo que ha provocado que se produzcan una serie de cambios. Entre ellos, Roberto García ha destacado “la creciente globalización de los mercados, que ha aumentado la competencia al principio y al final de cada campaña con los productos procedentes del hemisferio sur”. Al mismo tiempo, ha comentado el desplazamiento de la producción desde la Comunitat Valenciana hacia otras zonas que gozan de buenas condiciones climatológicas y de agua, y en las que, además, “las fincas, de mayor extensión, permiten una explotación más racional y económica; así como el interés de los comercializadores tradicionales por controlar todo el proceso, desde el cultivo hasta el consumidor final, invirtiendo en fincas de distintas regiones”. También ha mencionado la apuesta por la innovación, visible en la mecanización de los trabajos; las nuevas técnicas de cultivo integrado y ecológico; la introducción de nuevas tecnologías; la reinvención de las cooperativas citrícolas para rentabilizar su actividad, y la continua amenaza de las enfermedades que ponen en riesgo la viabilidad de las explotaciones.

Cuatro ejes principales
A continuación, los coordinadores de la obra han explicado las claves de esta publicación que explora los escenarios futuros y recoge recomendaciones alrededor de cuatro ejes principales: una cadena de valor competitiva; las nuevas perspectivas para la sostenibilidad económica que abren las tecnologías; el reto de la sostenibilidad ambiental de la producción, especialmente, ante el cambio climático; y el impacto de la globalización y de las políticas europeas.

García Álvarez-Coque y Moltó han reiterado la necesidad de reforzar el liderazgo del sector citrícola español, preparar un plan estratégico, mejorar la coordinación vertical y horizontal, así como diferenciar el producto y estimular la integración de la oferta. A su juicio, “la citricultura española debe aprovechar el potencial de regulación de la UE, no exclusivamente basado en la PAC, para fortalecer la posición de los citricultores dentro de un modelo europeo que defiende unos estándares ambientales y sociales más estrictos que otros países”.

Por su parte, Francisco Borrás se ha centrado en la situación actual y de futuro de la comercialización de los cítricos españoles, destacando la importancia de casar el calendario de comercialización en fresco con el consumo doméstico, ya que representa el 22% del total de la cosecha, que sumado al 21% destinado a industria y el 56% para la exportación, componen el total del uso de la producción en las últimas campañas. También ha recordado el peso de la Unión Europea como destino de las ventas, con el 90% del total, y ha lanzado una serie de “propuestas estratégicas” para aplicar en toda la cadena: resolver el problema del minifundio; desarrollar una política pública y privada para la obtención de nuevas variedades y su posterior implantación con criterios comerciales; aprovechar la búsqueda de diferenciación de la distribución, que demanda cada vez más productos sin tratamiento después de la recolección, residuo cero y bio, a los que pronto se sumarán factores como el agua, el suelo, la sostenibilidad, parámetros específicos de calidad y criterios de recolección y manipulación; mayor eficiencia de los almacenes de confección; concentración de la oferta; aumentar el porcentaje de miembros integrados en organizaciones de productores; y apostar por una organización interprofesional “potente y operativa”, que ayude a abrir y consolidar mercados.

Rosa Gallardo ha expuesto la visión de la citricultura en Andalucía, explicando algunas de las peculiaridades que diferencian al sector en esta comunidad respecto a otras regiones. Una de ellas, ha apuntado, “es el tamaño, pues las explotaciones superiores a cinco hectáreas son más representativas en Andalucía que en el resto de zonas productoras. Así, ha indicado que “en la Comunitat Valenciana y en la Región de Murcia destacan las explotaciones de menos de una hectárea, mientras que en Andalucía, las de este tamaño suponen menos de un 27%. Ello supone un mejor rendimiento en la producción para las fincas andaluzas. También ha recordado la problemática asociada a la caída de los precios en origen, en algunos casos, por debajo de los costes de producción, así como la necesidad de una mayor organización y unidad del sector, aprovechando herramientas como las OPFH, sin olvidar “la necesaria apuesta” por la innovación, en busca de un mayor valor añadido. Además, ha subrayado que “son numerosas las voces que vienen reclamando la puesta en marcha de una interprofesional nacional para incentivar el consumo interno mediante campañas de promoción”.
 

Gestión de plagas
Alberto Urbaneja ha desgranado los mecanismos para la gestión de plagas y la importancia de las nuevas herramientas biológicas y tecnológicas. Al respecto, ha recordado la ausencia de graves enfermedades que limitan la producción de cítricos, tal y como sucede en otros países con el huanglongbing o greening (HLB), la clorosis variegada de los cítricos (CVC) o el chancro de los cítricos (citrus canker CBC), aunque ha reconocido que “habrá que estar muy atentos a la evolución de la amenaza que supone la llegada de la plaga del Cotonet, procedente de Sudáfrica, que está provocando serios daños en la Comunitat Valenciana”. Para el futuro, apuesta por el “control biológico clásico” como la principal estrategia de gestión de plagas, unido al control biológico por conservación, a través de buenas prácticas culturales, y el control biológico aumentativo (liberar enemigos naturales), bien de forma inoculativa, para que controlen la plaga durante un periodo de tiempo determinado, o de forma inundativa, para hacerlo por ellos mismos sin llegar a multiplicarse. Asimismo, ha hecho hincapié en la importancia de utilizar cubiertas vegetales para favorecer la estrategia de control biológico de conservación, así como en el auge en el uso de feromonas, kairomonas y atrayentes en un futuro no muy lejano, igual que pasará con la inducción de defensas en los cultivos de cítricos.

Para terminar, Roberto García, director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, ha agradecido la contribución de todos los autores que han participado en la obra, y ha manifestado que “esperamos poder seguir fortaleciendo la actividad citrícola y aprovechando las oportunidades que nos ofrece el mercado, la tecnología y la organización”.

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La Asamblea General Extraordinaria del Comité de Gestión de Cítricos (CGC), celebrada el miércoles 15 de julio, aprobó por unanimidad el nombramiento de Inmaculada Sanfeliu Feliu como nueva presidenta. De esta forma, Sanfeliu culmina una trayectoria profesional vinculada con el sector citrícola y ligada en su mayor parte a esta entidad, para la que comenzó a trabajar en 1991, año en que asumió su primer cargo de responsabilidad en Bruselas. Desde entonces, ha comentado que mide el tiempo «por campañas citrícolas, no por años». En julio de 2017, reemplazó a José Martínez en la dirección general, tras la jubilación de este.

La nueva máxima responsable del CGC estará respaldada por las cinco vicepresidencias que en el primer semestre de este año, y de manera interina, han compartido esta responsabilidad después de la marcha, en diciembre de 2019, de Manuel Arrufat, su predecesor en el cargo. Se trata de los empresarios Vicente Giner (Vicente Giner, S.A.), José Luis Martinavarro (Cítrico Global, S.L.), Marcos Gual (BAGU, S.L.) y Antonio Peiró–Camaró (Peiro Camaro, S.L.), y de José Vicente Guinot (presidente de FEPAC–ASAJA). En los últimos meses, además, el Comité ha reforzado su plantilla y mejorado sus servicios técnicos.

Diversos empresarios del sector tomaron la palabra para agradecer a Sanfeliu el trabajo realizado durante décadas como técnico del CGC primero y desde 2017 como primera ejecutiva de la entidad. La propia Sanfeliu, por su parte, confesó sentirse «orgullosa» por la confianza en ella depositada al tiempo que destacó el reto que supone pasar a presidir la que «sin duda, es la mayor organización citrícola del mundo». Para justificar tal afirmación señaló que el sector citrícola español produce 7,5/8 millones de t, con un valor medio de 4.000/4.300 millones de euros. De estos, 3.100/3.200 millones proceden de la exportación, de los cuales, al sector privado, representado por el CGC, con 120 empresas y 25 Organizaciones de Productores (OP’s), le corresponden más de 2.300–2.400 millones. España es líder en exportación de naranjas, mandarinas y limones en fresco y el CGC «es, por todo ello, la entidad con mayor representatividad en el comercio mundial de cítricos. Alrededor de tres de cada cuatro frutos cítricos comercializados en fresco en nuestro país es recolectado, manipulado y confeccionado por exportadores privados y las OP’s que integran las producciones de estos, representados por el CGC», subrayó Sanfeliu en su discurso tras asumir la presidencia.

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La compañía de estudio, desarrollo y producción de fertilizantes biotecnológicos, Edypro, con sede en Valencia, ha desarrollado Hortigros, una nueva solución biotecnológica que incide directamente en el calibre, peso y uniformidad de los frutos para conseguir una calidad Premium. De este modo, el nuevo producto aporta, según la compañía, «un equilibrio que es imprescindible para que la planta acumule grandes cantidades de hidratos en los frutos en la fase de engrosamiento».

Hortigros contiene un conjunto de nutrientes específico y fuente de Fósforo y Potasio para aplicación radicular «que tiene utilidad tanto en cítricos como cultivos hortícolas o frutales». El Fósforo (P) influye directamente en el desarrollo del sistema radicular y otorga a los frutos su calidad. Que el cultivo cuente con un suficiente nivel de Fósforo asimilable se convierte en un factor clave de éxito del cultivo. Por su parte, el Potasio (P) es capaz de ser asimilado y metabolizado por la planta en pocas horas, lo que comporta su incidencia directa sobre el peso específico de los frutos y su densidad.

Edypro ha señalado que el momento óptimo para su aplicación «es cuando el cultivo está iniciando la fase de engrose de los frutos que es en el que se detecta la carencia de estos dos elementos en los cultivos».

El director técnico y gerente de la compañía, Vicente Puchol, ha destaca do que «la novedad de su formulación reside en sus dos acciones fundamentales. Por un lado, su efecto choque y por otro su asimilación continuada, lo que reporta en los cultivos una rápida y continuada asimilación de Fósforo y Potasio».  Para añadir que la idea de producir Hortigros, que ahora ya es una realidad gracias al trabajo realizado, «surgió hace cinco años cuando en los análisis foliares de los cultivos comprobamos que los niveles de Potasio y Fósforo que se podían llegar a conseguir con los fertilizantes tradicionales, no permitían a los cultivos llegar a los niveles adecuados para lograr cultivos Premium»

www.edypro-online.com

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El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha autorizado el 16 de julio la liberación al medio natural del parasitoide Anagyrus aberiae, un depredador de la plaga Delottococcus aberiae, conocida popularmente como ‘Cotonet de les Valls’ que afecta gravemente a la citricultura de la Comunidad Valenciana.

El MAPA ha señalado que la liberación, que se autoriza en colaboración con el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, muestra su apuesta «por utilizar medios de lucha biológica para hacer frente a plagas que afectan a las producciones agrícolas».

Las mismas fuentes ministeriales han indicado que «la tramitación y resolución de este expediente se ha realizado con la mayor celeridad y rigor necesarios, dada la gravedad de los daños que la plaga causa en los cítricos de la Comunidad Valenciana y ante las limitaciones de la lucha química tradicional para detener y controlar la dispersión del ‘Cotonet de les Valls’».

Desde marzo, y en menos de cinco meses, se han autorizado y se han realizado dos sueltas, la cría del parasito y se han obtenido los datos necesarios para que el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico emitiera un informe favorable que ha permitido al MAPA autorizar la liberación del organismo de control biológico Anagyrus aberiae.

La primera suelta inicial de menos de 100 ejemplares se realizó en el municipio de La Vall de Uxó (Castellón), y sus resultados eran determinantes para autorizar la liberación definitiva. El MAPA ha explicado que «con esta suelta se trataba de verificar, en condiciones naturales, la efectividad de la medida y posibles afecciones al medio natural que pudieran tener lugar, de conformidad con los requisitos establecidos por la legislación española». En paralelo, y en previsión de una posible resolución favorable y para usar el parasitoide con la mayor premura, el ministerio autorizó en abril de este año la cría masiva del Anagyrus aberiae en los insectarios de la Consellería de Agricultura de la Generalitat Valenciana. El 15 de mayo la Universidad Politécnica de Valencia solicitó la ampliación del número de sueltas y del número de individuos objeto de las mismas para poder obtener, con mayor rapidez, los datos necesarios requeridos en el procedimiento, solicitud que fue aprobada el 1 de junio.

Además, el MAPA ha autorizado una feromona específica para Delottococcus aberiae. Se ha conseguido aislar y producir con éxito para la detección precoz de la plaga y la captura masiva en trampas que permitirá la reducción paulatina de la población.

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Centenares de agricultores convocados por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA–ASAJA) y La UNIÓ de Llauradors i Ramaders han reclamado ante la Delegación del Gobierno en Valencia la autorización de herramientas de lucha eficaces y el pago de compensaciones por los daños ocasionados por la plaga del Cotonet de Sudáfrica, cuyas pérdidas durante la próxima campaña citrícola superarán los 120 millones de euros en la Comunitat Valenciana (6 millones por el coste de los tratamientos y 114 millones por perjuicios directos sobre la fruta).

Con el lema ‘Nuestros cítricos están en peligro. Soluciones para el Cotonet ya’ y con el respaldo de FEPAC–ASAJA Castellón, UPA–PV y el Comité de Gestión de Cítricos, la concentración hizo hincapié en la descoordinación y el enfrentamiento entre las distintas administraciones competentes –autonómica, nacional y europea– para aportar soluciones que permitan garantizar la sanidad vegetal en la agricultura valenciana.

El presidente de AVA–ASAJA, Cristóbal Aguado, ha rechazado «el juego de tenis que están disputando la conselleria de Agricultura y el Gobierno central, cuando todos tienen culpa en el problema de las plagas y enfermedades agrarias. El Gobierno no evitó la entrada del Cotonet por el puerto de Sagunto y la Generalitat tampoco hizo los deberes para erradicarlo. Luego está la Unión Europea, cuya política fitosanitaria suprime materias activas sin ofrecer alternativas viables, lo que dispara el desperdicio alimentario y arruina a los agricultores».

Por su parte, el secretario general de LA UNIÓ, Carles Peris, ha reprochado que «nos hacen la vida imposible, somos un auténtico coladero de plagas y encima, mientras a los agricultores europeos nos prohíben cada vez más materias fitosanitarias, dejan entrar importaciones de países terceros que siguen utilizando esas mismas sustancias, lo que genera una competencia desleal. La Generalitat da ayudas a todos menos a los agricultores y cuando nos prometen algo, después no lo cumplen. En cuanto al ministro de Agricultura, Luis Planas, no hace nada por los agricultores valencianos y parece que busca un sillón en Bruselas».

Tras los parlamentos, los representantes de las organizaciones agrarias registraron un documento reivindicativo dirigido a la delegada del Gobierno, Gloria Calero, para que traslade a Madrid otras demandas como la asignación de un único puerto de entrada por Estado miembro de los cargamentos de cítricos procedentes de terceros países, a fin de lograr la máxima especialización y mejorar la coordinación de los controles fitosanitarios de la UE; establecer inspecciones de seguridad alimentaria y sanidad vegetal en los países de origen; exigir al laboratorio nacional de referencia, que el Gobierno ha trasladado de Valencia a Lugo, que realice análisis de muestras asintomáticas a la fruta que entra por el puerto de Vigo; así como establecer una etiqueta distintiva que realce las ventajas fitosanitarias y ambientales que presentan los productos agrarios europeos respecto a los foráneos.

 

Expansión ‘sin control’ del Trips de la Orquídea
Por otro lado, AVA–ASAJA ha advertido que la plaga del Trips de la Orquídea (Chaetanaphotrips orchidi) se está ‘expandiendo sin control’ en la citricultura valenciana e incluso, dada su capacidad de crecimiento y adaptación, «acaba de ‘saltar’ al cultivo del aguacate».

La organización agraria ha recordado que, desde su detección en 2017, «esta plaga de origen foráneo viene ocasionando crecientes daños en plantaciones citrícolas valencianas, sobre todo en las comarcas de La Safor, La Ribera y L’Horta, que alcanzan hasta el 50% de la cosecha en determinadas parcelas de naranja Navelina». Sin embargo, es en la presente campaña 2020/21 cuando AVA–ASAJA «prevé un repunte a raíz de la supresión del Metil Clorpirifos, la materia activa que demuestra una mayor efectividad contra esta y otras plagas del cultivo».

En este sentido, el presidente de la entidad, Cristóbal Aguado, ha denunciado que «la conselleria de Agricultura no tiene una estrategia de control verdaderamente eficaz contra el Trips de la Orquídea porque no ha podido o sabido poner a disposición de los citricultores ningún método de lucha alternativo al Metil Clorpirifos, ya sea fitosanitario o biológico, que permita minimizar las pérdidas millonarias que van a sufrir por un problema generado por la incompetencia y el desdén de las propias administraciones».

Aguado ha subrayado el peligro añadido que supone la introducción del Trips de la Orquídea en el cultivo del aguacate. Al respecto ha comentado que «estamos viviendo un momento dulce del aguacate a causa de la demanda internacional que registra este fruto subtropical, la cual se traduce en precios razonables para los productores valencianos. Pero esa rentabilidad puede correr un grave riesgo si empiezan a surgir problemas».

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La Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria ha alertado a finales de junio de la presencia en esta comunidad autónoma de psila africana (Trioza erytreae), un insecto chupador de origen subsahariano que afecta a limoneros, naranjos, mandarinos y otros cítricos, llegando a provocar el deterioro de la calidad y el sabor del fruto, incluso provocar la muerte del árbol afectado en pocos años.

El Servicio de Agricultura y Diversificación Rural, dependiente de la Dirección General de Desarrollo Rural, ha confirmado un primer brote de esta especie en Mogro, en el término municipal de Miengo.

Detectado en las Islas Canarias en 2002 y en Galicia y en el norte de Portugal en 2014, se trata de una plaga de cuarentena regulada en la Unión Europea (UE) que representa un importante vector de la bacteria que causa el Huanglongbing (HLB) o enverdecimiento de los cítricos (Greening), una enfermedad infecciosa que se ha convertido en la principal amenaza para la sostenibilidad de las industrias mundiales de cítricos.

La Consejería ha advertido que se trata de un insecto capaz de propagar la bacteria causante del HLB mediante la dispersión de forma natural por su propio vuelo hasta una distancia de 1,5 kilómetros que puede incrementarse con vientos dominantes. También lo puede hacer mediante el tránsito de material vegetal infectado procedente de zonas con presencia del organismo, que puede llevar huevos o ninfas a larga distancia.

Medidas preventivas
Las medidas preventivas establecidas por el Gobierno de Cantabria ante la presencia de este brote han consistido en extremar las precauciones en el comercio y transporte del material vegetal sensible y el movimiento de cualquier tipo de producto vegetal procedente de zonas con presencia del insecto, ya que puede adherirse a él.

Además, todo el material vegetal de la familia de las rutáceas deberá ir acompañado de pasaporte fitosanitario; limitar o impedir el tránsito de vegetales sensibles sin control, y vigilar los cítricos y las especies sensibles, especialmente durante los periodos de brotación.

También el empleo de tratamiento químico con productos autorizados para el control de los vectores tan pronto se localice su presencia; instalar trampas adhesivas amarillas para la captura de ejemplares adultos, y comunicar a las autoridades competentes ante cualquier sospecha de la presencia de esta plaga en esta comunidad autónoma.

Ante cualquier duda o avistamiento, la Consejería ha puesto a disposición de los ciudadanos un número de contacto (942 207 807) y una dirección de correo electrónico (sanidadvegetalcantabria@cantabria.es) para poder contactar con los técnicos de la Sección de Producción y Sanidad Vegetal.

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Los Ministerios de Agricultura, Pesca y Alimentación y de Industria, Comercio y Turismo –a través de ICEX– han suscrito un convenio de colaboración para promocionar las naranjas y mandarinas de España en el mercado canadiense durante los próximos tres años. Esta campaña, dotada con 400.000 euros durante todo el periodo de vigencia del acuerdo, se considera que será esencial «para consolidar la posición de mercado del sector citrícola español y fortalecer su imagen frente a otros competidores internacionales».

La campaña de promoción, que se llevará a cabo en este mercado, tiene como objetivo posicionar a la naranja y mandarina españolas «como un producto de calidad y de referencia tanto frente a consumidores finales como frente a importadores y profesionales del sector».

Entre otras acciones, se contempla la participación en el Canadian Produce Marketing Association (CPMA), el desarrollo de eventos de relaciones públicas, la colaboración en actividades dirigidos a los promotores y distribuidores de cítricos en Canadá, la puesta en marcha de acciones de promoción en punto de venta con los supermercados y la promoción del producto en medios convencionales y digitales, utilizando especialmente aquellos próximos a las cadenas de supermercados.

Con una duración de tres años, de 2020 hasta 2022, el objetivo final del convenio es la consolidación de la imagen de estos cítricos para así impulsar su consumo, que se ha incrementado durante estos meses de pandemia, batiendo récords de exportación en marzo. Así, según los datos del Comité de Gestión de Cítricos (CGC), las exportaciones de cítricos durante marzo se elevaron un 15%, hasta alcanzar casi el medio millón de toneladas, tendencia al alza en la demanda internacional que se mantendrá en los próximos meses.

La exportación de naranjas y mandarinas no han dejado de aumentar desde la entrada en vigor del convenio de libre comercio entre la UE y Canadá (CETA). En 2019 la exportación de naranjas creció un 60% y la de mandarinas más de un 30%. Canadá es ya el primer mercado de destino de los cítricos de España, por delante de Suiza o Noruega. Aunque antes de la entrada en vigor de CETA, el arancel aplicable ya era cero, el nuevo acuerdo ha beneficiado al sector con un protocolo fitosanitario de entrada en el mercado mucho más favorable.

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