J.Vigas estudia y analiza el cálculo de su huella de carbono
J. Vigas, junto con el Instituto Catalán del Corcho (ICSuro) y la consultoría ReMa Ingeniería, ha elaborado el cálculo de la huella de carbono, en el que se ha analizado el proceso productivo en las distintas sedes de la empresa hasta el final de la vida útil del producto.
El estudio ha sido elaborado siguiendo las directrices de la UNE-EN 14067:2018 -Gases de efecto invernadero. Huella de carbono de productos. Requisitos y directrices para cuantificación- y cumple los requisitos de las normas internacionales de Análisis de Ciclo de Vida (ACV) UNE-EN ISO 14040:2006 y UNE-EN ISO 14044:2006.
El estudio concluye que el proceso de producción de J·Vigas tiene un impacto de 24.07 gramos de CO2 por tapón. «Esta es la cifra que para nosotros es estratégica, porque es donde podemos incidir para reducirla. Poder identificar las etapas del ciclo de vida del tapón con mayores impactos ambientales nos ayuda a impulsar acciones de mejora, optimizando nuestro proceso productivo mediante un Plan de Sostenibilidad», ha manifestado Raquel de Nadal, directora de Sostenibilidad e Innovación de J·Vigas.
Para conocer la huella de carbono del corcho antes de entrar en el proceso productivo, el ICSuro ha analizado diferentes estudios existentes de retención de carbono de los alcornocales, en concreto los estudios de Montero, G. et al. (2005); Pereira, J.S. et al. (2007); Gracia, C. et al. (2010); Costa-e-Silva, et. Al. (2015) y Spampinato, G. et. Al. (2018). Dichos estudios proponen cifras de secuestro de carbono de los alcornocales entre -1.9 y 11.0, toneladas de CO2, por hectárea y año. A nivel informativo y para una mayor objetividad, se ha tomado como referencia la media de los diferentes resultados, es decir, -4.8 toneladas de CO2 retenidas por cada hectárea de alcornocal en un año.
Con el fin de obtener un resultado más preciso, el ICSuro ha analizado también los servicios ambientales que representa el sector corchero en relación a los bosques de alcornocales. Se tomó como referencia el estudio de Rives, J. et. al. (2013) que estima que el sector corchero representa el 28% del valor económico de dichos servicios ambientales, por lo que el sector corchero no debería adjudicarse todas las toneladas de CO2 retenidas por los alcornocales sino tan solo dicho 28%.
El estudio de Sierra-Pérez, J. et al. (2015) considera que, de una hectárea se extraen de promedio 107 kg de corcho por año (promedio anualizado de un periodo de saca), del cual el 70% es corcho apto para fabricar tapones. Teniendo en cuenta estas consideraciones, antes de entrar en el proceso productivo, cada tapón de corcho para vino tranquilo fija -69.12 gCO2. Si se suma esta cifra (-69.12 gCO2) al resultado del estudio del proceso productivo de la empresa (24.07 gCO2) se obtiene como resultado que cada tapón retiene -45.05 gramos de CO2.
«Si tomáramos como referencia los datos de los estudios más interesantes a nivel comercial (las -11 toneladas de CO2 por hectárea en lugar de la media de -4.8, un aprovechamiento mayor del corcho y obviando el porcentaje del 28% de servicios ambientales), el resultado para J·Vigas sería que retiene -380.39 gramos de CO2 por tapón de corcho», ha afirmado Raquel de Nadal, que ha añadido que «sin embargo, consideramos mucho más real la cifra de -45.05 gCO2porque responde a unos criterios más estrictos a nivel científico, aunque a nivel comercial no sea tan espectacular».
Por último, Nadal ha indicado que «no existe una norma UNE que harmonice un método de cálculo para la huella de carbono, por lo que nuestro propósito, más allá de su valor, ha sido desarrollar un cálculo que pueda servir para una futura estandarización, con el objetivo de dar respuesta a la demanda del sector vitivinícola».