SICPA trabaja para combatir el fraude alimentario

La multinacional suiza de seguridad física y digital SICPA ha anunciado que ofrece una estrategia antifraude de 360 grados que resuelve los tres principales problemas de seguridad de la industria alimentaria: la falsificación de productos, su adulteración y las fisuras en la cadena de suministro. La compañía ha señalado que según datos de EIT Food, organización no gubernamental que cuenta con el apoyo de la Unión Europea (UE), España, seguido de Italia y de Países Bajos, es el país comunitario con más fraude alimentario en sus productos de origen.

SICPA, con gran implantación en nuestro país, trabaja desde hace años para combatir el fraude alimentario «con satisfactorias soluciones que ya han sido implantadas, por ejemplo, en la industria del vino y en productos con denominación de origen como el aceite de oliva».

El fraude alimentario es una preocupación que cada vez afecta más a consumidores, gobiernos y productores y que implica a toda la cadena de distribución, por lo que toda noticia al respecto «implica siempre alarma, lo que causa un gran daño a las empresas legítimas que suministran y producen alimentos con las debidas medidas y precauciones de higiene y sanidad». Se calcula que la industria agroalimentaria «pierde cada año entre 30 a 40 mil millones de euros debido al fraude».

La empresa ha indicado que esta situación tan perjudicial para el mercado y para los consumidores «se debe a que las mafias se han apoderado de una gran parte del mercado, multiplicando el fraude y la falsificación, hasta el punto de convertirlo en un negocio ilícito aún más rentable que el de los estupefacientes». Para ello, «estos falsificadores siguen varios métodos de funcionamiento, como la sustitución del producto original por otros parecidos de menor calidad, el etiquetado erróneo, el anuncio de falsos orígenes geográficos, pero también su mezcla con otras sustancias, en ocasiones, hasta perjudiciales para la salud».

Además, la escalada de precios de productos básicos en los últimos meses «es un escenario perfecto para que mafias, mercados ilícitos y malos en general aprovechen la coyuntura para introducir en los mercados estos productos adulterados o de procedencia dudosa que ponen en riesgo la credibilidad de las empresas y, sobre todo, a los propios consumidores».

SICPA ha explicado que cuenta con «soluciones de seguridad material y digital para luchar contra esta lacra en la economía actual, y trabaja desde hace años para combatir el fraude alimentario y, lo que es más importante, dar legitimidad a los productos originales, con satisfactorias soluciones que ya han sido implantadas en la industria del vino, conservas, aceites, licores o productos de denominaciones de origen».

En este sentido, la marcación segura de estos productos «se efectúa mediante etiquetado o marcación directa en estos productos envasados utilizando tintas de alta seguridad, en algunos casos invisibles al ojo humano, que proporcionan una robusta medida de seguridad adicional».

En SICPA han dado un paso más con el desarrollo de unos QR con capas de seguridad material (textura, tintas…) y digital (que solo se pueden validar con los programas informáticos correspondientes) que imposibilitan su falsificación, copia o reproducción.

Las soluciones de seguridad alimentaria de SICPA están implementadas en la industria del vino, con sistemas antifraude en las cápsulas que rodean el precinto de los corchos de las botellas, y con QR con tintas de seguridad que permiten una perfecta trazabilidad del sistema a lo largo de toda la cadena de distribución. Estos códigos QR están igualmente presentes en las botellas de aceite de oliva virgen u otras bebidas espirituosas también con D.O., así como en precintos de garantía de muchos productos alimenticios.

www.sicpalatam.com

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