Viticultura ecológica

La Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) ha publicado un informe en el que se analiza el desarrollo y la distribución de las áreas de viñedos ecológicos certificados que producen uvas para vinificación, uvas de mesa y pasas en todo el mundo del 2005 al 2019. En el mismo, se detalla que se ha producido un incremento de la superficie de vid ecológica, combinado este dato con una fuerte tendencia hacia la certificación.

Así, durante el período analizado, la superficie de viñedos orgánicos certificados ha aumentado un 13% de promedio por año, mientras que el área de viñedos ‘no orgánicos’ ha disminuido un 0,4% de promedio en el mismo período de tiempo. Según ha indicado la OIV, «uno de los factores que explica esta intensa tasa de crecimiento es el hecho de que la viticultura ecológica certificada es todavía un fenómeno reciente».

En el informe se señala que, en 2019, en 63 países de todos los continentes se practicaba la viticultura orgánica y la superficie de viñedos orgánicos certificados se ha estimado en 454 mil hectáreas (mha), cifra que representa el 6,2% del área total de viñedos del mundo.

España (121 mha/27%), Francia (112 mha/25%) e Italia (109 mha/24%) representan el 76% de los viñedos orgánicos en la distribución mundial. Muy lejos de estos tres países se encuentran los Estados Unidos (16 mha/4%), Turquía (15 mha/3%), China (14 mha/3%), Alemania (8 mha/2%), Austria (7 mha/1%), Grecia (5 mha/1%), Argentina (4 mha/1%) y otros países (9%).

Por lo que se refiere a España, las tres principales comunidades autónomas en términos de superficie de viñas ecológicas son Castilla–La Mancha (50,5%), Cataluña (15,4%) y la Comunidad Valenciana (10,6%). Entre las tres suman el 76,5% del total.

En cuanto al peso de los orgánicos en el conjunto de los viñedos, la clasificación está dominada por países europeos. Así, Italia dedica el 15% de sus viñedos a la viticultura ecológica, seguida de Francia (14%), Austria (14%), España (13%) y Suiza (9%). El único país no europeo dentro del top 10 de esta clasificación es México (en sexto lugar), con un 8% de su área de viñedos certificada como orgánica. 

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Están trabajando para que en 2024 la marca Codorníu sea 100% ecológica

 

El grupo Raventós Codorníu, que agrupa un total de 15 bodegas entre España, Argentina y California, se ha erigido en el mayor elaborador de cava ecológico con 3.570 hectáreas de viña de gestión ecológica y comercializando 4,77 millones de botellas al año, lo que supone un 35% del mercado mundial en este segmento. Además, se ha fijado el objetivo de ser la empresa global de vinos sostenibles con mayor crecimiento en el año 2025.

Estos datos han sido presentados a los medios en las instalaciones de Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona) por Sergio Fuster, consejero delegado de Raventós Codorníu, a quien acompañaba Diego Pinilla, director de Bodegas y Operaciones del grupo.

Fuster, que ha manifestado que «nuestro propósito es dar valor a la tierra, pero también poder devolverle aquello que esta nos da», ha anunciado que se está trabajando para que en el 2024 la marca Codorníu sea 100% ecológica. En este sentido, ha apuntado que «lo orgánico está aquí para quedarse porque es necesario para el futuro sostenible del planeta».

Por su parte, Pinilla ha comentado que «hacer viticultura ecológica es más complicado y exigente que convencional. Eso se traslada a tener una mejor uva y un mejor vino». En este sentido, ha indicado que el 80% de la uva que ha comprado el grupo en esta última vendimia ha sido con certificación ecológica, a un precio de 0,44 euros por kilo, frente a la media de 0,32 euros por kilo de la uva convencional. A pesar de ello y de los problemas globales que hay con la logística, «no vamos a tocar los precios de cara a la campaña de Navidad».

Dentro de esta apuesta por ser un referente en cultivo ecológico, Pinilla ha resaltado el trabajo que se está haciendo en el proceso de recuperación de variedades tradicionales como es el caso de la ‘Trobat' con la que se está trabajando en la D.O. Costers del Segre.

Asimismo y dentro de su apuesta por la sostenibilidad, Raventós Codorníu se ha adherido recientemente al Pacto Mundial de la ONU y ha hecho suyos diversos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, entre los que figura que el 50% de la generación propia de la energía que utiliza en sus centros proceda de fuentes renovables en 2030. Actualmente, la compañía posee tres plantas fotovoltaicas y una instalación de biomasa que satisfacen el 10% de sus necesidades energéticas en nuestro país. Otro de los retos es que en 2022 la totalidad de la compra de electricidad en España sea de fuentes renovables con garantías de origen para las necesidades no cubiertas por la autoproducción.

Tras la rueda de prensa, los asistentes se han dirigido a un viñedo ecológico. Allí, Imma Pausas, responsable de Compra de Uva y Viticultura de Codorníu, ha explicando el cambio que les ha supuesto en la viña pasar de convencional a ecológico, ya que ahora «estamos realizando una viticultura preventiva en la que hemos de avanzarnos a los acontecimientos», ha apuntado.

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Bodega Murua, de Masaveu Bodegas, está haciendo una fuerte apuesta por la reconversión de viñedo a ecológico en línea con su filosofía sostenible. Esta bodega de Rioja Alavesa lleva desde el año 2015 practicando este tipo de cultivo y actualmente tiene 41 hectáreas de viñedo inscrito en ecológico, lo que representa algo más del 50% del total de su superficie vinícola, y espera alcanzar el 100% en 2026.

Cada año, Bodega Murua va convirtiendo distintas partidas de viñedo a este sistema de producción. Este salto hacia lo ecológico está en línea con la filosofía sostenible que define a todo el grupo bodeguero y que apuesta por la viticultura ecológica, modificando sus prácticas a sistemas sostenibles que preservan la calidad de los suelos mediante la utilización de productos fitosanitarios no químicos, desarrollan la biodiversidad, favorecen la mejor gestión del agua, preservan la calidad del aire, facilitan una mejor gestión de la energía, así como una atenuación y adaptación a los efectos del cambio climático.

En total, Bodega Murua posee 80 hectáreas de viñedo en propiedad, repartidas en 51 parcelas en Elciego y localidades cercanas como Laguardia, Villabuena de Álava, Lanciego, Leza o Navaridas. 44 de esas hectáreas están repartidas en parcelas con una extensión muy pequeña, siendo de 0,2 ha la más reducida y de 3,35 ha la mayor. En bodega, la multiplicidad de superficies lleva a un complejo trabajo enológico para catar y tratar cada zona por separado realizando un seguimiento continuo de evolución de las cepas y las uvas en los viñedos, así como un control o cuidado específico en cada parcela de cada variedad. Algunas de las parcelas centenarias con marco de plantación muy estrecho son labradas actualmente con caballos ante la imposibilidad de llevar a cabo estas labores de forma mecánica al ser parcelas prácticamente inaccesibles.

Consciente de la inversión y el tiempo que suponen ciertas prácticas manuales, Murua apuesta por ofrecer y asegurar la mayor calidad en sus elaboraciones a través de una minuciosa precisión en las labores.

Permacultura: cubierta vegetal y lucha natural contra plagas

En este contexto de sostenibilidad, Bodega Murua opta por mantener una cubierta vegetal, parcial o permanente, favoreciendo la actividad biológica de los suelos y su equilibrio natural, evitando todo tipo de herbicidas que destruyen y alteran los ecosistemas del suelo y del subsuelo contaminando a su vez las aguas subterráneas.

La bodega intenta trabajar alineada a la llamada “permacultura”, método basado en la observación de los patrones y características del ecosistema natural para poder aplicarlo y adaptarlo al cultivo de la vid protegiendo el entorno y respondiendo a las diferentes dificultades derivadas del cambio climático.

Asimismo, Murua realiza una lucha natural contra plagas y enfermedades, un sistema de equilibrio biológico que se basa en la protección y la ayuda de la cría de especies beneficiosas, favoreciendo los propios cultivos y contribuyendo a mejorar no solo el ecosistema del viñedo y del entorno de la bodega sino también la estética del paisaje. Se trata de favorecer la biodiversidad rebajando la presión de las plagas de los parásitos de modo natural favoreciendo la presencia de insectos auxiliares manteniendo la capacidad productiva, limitando enfermedades fúngicas y potenciando la longevidad de los cultivos y de una excelente materia prima.

Todas estas medidas permiten a la bodega tener un cuidado diario pormenorizado de viñedos propios y un profundo compromiso con la sostenibilidad respetando el curso natural del viñedo.

Uso de las nuevas tecnologías

En su continua búsqueda por la eficiencia productiva y la mejora del control sanitario del viñedo con la elaboración de productos con menos recursos que apuesten por la calidad pasando por la preservación del medio ambiente, Bodega Murua recurre también al apoyo de las nuevas tecnologías para tener un exhaustivo control de los viñedos y una adecuada previsión.

Gracias a las tres estaciones meteorológicas que posee en diferentes parcelas se pueden realizar en esta bodega la toma de decisiones de forma rápida y precisa, anticipándose a posibles futuras adversidades climatológicas. Además, la mesa de selección de visión óptica permite seleccionar las uvas de mejor calidad de forma homogénea y precisa; el uso de drones facilita la obtención de información detallada sobre las cepas como el vigor de la planta y de las cubiertas vegetales o el rendimiento de la uva; el control remoto de las temperaturas y humedades en el interior de la bodega facilita las buenas condiciones para la elaboración de estos vinos.

Murua ha logrado elaborar en los últimos años, con todas estas técnicas, vinos que manifiestan la esencia del terroir transmitiendo su personalidad.

https://www.bodegasmurua.com/

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Mejorar la aplicación y flexibilizar la normativa, claves para minimizar el uso del cobre en la viña

Los avances científicos se ven frenados por el ámbito legal. Ésta fue una de las conclusiones principales de la 6ª Conferencia Internacional de Viticultura Ecológica Sostenible y Cambio Climático, ‘Ecosostenible Wine’, que se celebró en Vilafranca del Penedès (Barcelona) en torno al eje temático del uso del cobre en los viñedos. En el encuentro, se constató que un 2% de la superficie de viña a nivel europeo utiliza el 20% de los productos fitosanitarios. Este dato sirvió como punto de partida para reclamar la necesidad de un cambio de enfoque en la regulación de la utilización del cobre.

Ante las limitaciones de este tipo de prácticas, existen alternativas sostenibles para una gestión adecuada de los viñedos. Así se expresó el profesor Emilio Gil, del Departamento de Ingeniería Agroalimentaria y Biotecnología de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC). «¿Sobre qué base científica se ha impuesto la restricción de usar solo 4 kilos de cobre por hectárea al año en las plantaciones?», se interrogó Gil. En este sentido, abogó por mejorar las técnicas de aplicación del producto para reducir el impacto ambiental del cobre. Así, explicó que la combinación de formación tecnológica de los viticultores y el rigor científico de las normativas favorecería un ahorro del 27% en los procesos de aplicación. Gil exigió una normativa que permita «una aplicación variable del cobre en función de las características de las parcelas».

Los ponentes de la jornada coincidieron en señalar que el debate sobre el uso del cobre en la viña se debe vincular a los retos que plantea el cambio climático en el cultivo. El profesor de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Vicente Sotés, precisó que «para obtener una viña rentable, el clima y el suelo son determinantes para la producción». Sotés, igual que Emilio Gil, planteó la importancia de que el marco legal acompañe al técnico y que remita la tendencia a producir variedades que requieran una mayor demanda hídrica. «Las mejoras genéticas necesitan un ámbito legal para desarrollarse», apuntó.

Menos cobre que en los ríos

Desde el Comité Científico de la European Copper Task, una de sus miembros, Ana Salamero, advirtió de la paradoja que suponen informes como el de la Autoridad Europea de la Seguridad Alimentaria (EFSA), que «sitúa el nivel de cobre permitido en la viña por debajo del que contienen los ríos naturales de Europa». Ante estas contradicciones, Salamero pidió que el sector productor y la Administración vayan de la mano «porque las restricciones en la utilización no siempre se sustentas en condicionantes científicos».

Para ajustarse a la realidad, Salamero reivindicó un tratamiento singularizado para el cobre. «Es una sustancia diferente al resto y por eso su regulación presenta muchas incongruencias». Por eso, desde el Comité han enviado una carta a las autoridades comunitarias para que reformulen la ley y accedan a que los productores puedan usar hasta 6 kilos de cobre por hectárea al año.

Los expertos reunidos en la Ecosostenible Wine admitieron que con las dosis recomendadas por la EFSA puede llegar a ser complicado practicar incluso la agricultura ecológica ante la amenaza de plagas como el mildiu. Frente a estas dificultades, argumentaron la necesidad de analizar alternativas más sostenibles, en las que se empleen productos menos nocivos para el medio ambiente y que protejan correctamente a los cultivos.

¿Alternativas biológicas al cobre?

El reto pendiente desde el punto de vista biológico es encontrar un sustitutivo del cobre. ¿Son igual de eficaces otros sistemas para la protección de los viñedos? De momento, parece que no. Al menos, así se extrae de un estudio inicial elaborado por el Instituto Catalán de la Viña y el Vino (Incavi). En la jornada, uno de sus investigadores, Lluís Giralt, explicó que en los ensayos realizados en los suelos de las viñas de las Denominaciones de Origen catalanas se ha comprobado una relación directa entre el uso del cobre y las plantaciones atacadas con el mildiu.

Otro de los ensayos que se presentó es el del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental, en el que se estudian las emisiones de CO2 en el uso del cobre. El miembro del Instituto, Carles Gasol, aseguró que aplicando un compuesto en el que se mezcla el sulfato de cobre y óxido de cobre en una hectárea de diferentes parcelas vitivinícolas de Cataluña se ha logrado una reducción importante de las emisiones de CO2. «En función de cómo se aplique el producto, la huella de dióxido de carbono que deja el cobre se puede reducir al mínimo», aseguró Gasol.

Para el responsable de los servicios vitícolas del Grupo ICV, Jacques Rosseau, «la solución pasa por utilizar los fosfonatos como alternativa para el control biológico en la agricultura orgánica». Otros participantes en el Ecosostenible Wine cuestionaron esta teoría porque se ha verificado que utilizar este compuesto potásico genera pérdidas en los racimos, aunque estimula los mecanismos de resistencia natural de los vegetales.

Menos cobre, pero necesario

Desde la Comisión Europea se ha detectado un menor uso del cobre en la viña. Aún así, el director general de Agricultura y Desarrollo Rural de Vino y Licores, João Onofre, aseguró ante los participantes que «estáis preparados para la gestión de la sostenibilidad, pero ya que la agricultura no puede vivir sin el cobre, al menos tratad de generar buenas prácticas y respetuosas con el medio ambiente».

Altos niveles de cobre en el suelo de los viñedos. Es el descubrimiento de los investigadores de la Universidad de Vigo. Uno de los profesores que participa en el estudio, David Fernández, presente en el Ecosostenible Wine, aseguró que «a pesar de los altos índices encontrados, no hemos detectado problemas para el desarrollo de las vides ni en la calidad de los vinos». Este ejemplo sirvió para demostrar la necesidad regular el uso de cobre en función de las zonas, ya que, en un área como Galicia, los registros altos de precipitaciones obligan a utilizar más cantidades de fungicidas para proteger la cosecha de uva.

La jornada puso sobre la mesa la necesidad de la viticultura de adaptarse al cambio climático, encontrando alternativas al cobre que sean realmente eficaces y no perjudiquen al medio ambiente. Una de las contradicciones se produce en la agricultura ecológica, todavía muy dependiente del producto, pese a los efectos ambientales y sobre la salud que provoca. De momento, los análisis realizados verifican que el cobre puede ser tóxico para los microorganismos y reduce la fertilidad biológica de los suelos.

De entre los cultivos más comunes en Europa, el viñedo es unos de los que tiene una tasa más alta de acumulación de cobre. Las alternativas que se están planteando a su uso, casi todas en fase de estudio, no permiten sustituirlo, pero sí reducir la dosis. Como estos sustitutivos generan una huella de carbono más baja, algunos países europeos ya han solicitado que se autoricen en la normativa ecológica comunitaria.

Por su parte, el presidente del Instituto del Cava, Damià Deàs, instó al sector productor que, además de ser respetuoso con el medio ambiente, «implique e integre a los clientes y a los proveedores». En esa misma línea, el presidente de la Asociación Vinícola Catalana, Valentí Roqueta, auguró que más allá de plantear una estrategia empresarial, el ámbito vitivinícola ha de liderar las buenas prácticas de cultivo.

David Rodríguez, Vilafranca del Penedès.

Publicado en Enoviticultura nº58

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Seipasa, empresa especializada en el desarrollo y fabricación de biopesticidas, bioestimulantes y fertilizantes para la agricultura, ha presentado nuevas estrategias de manejo en viñedo para la transformación hacia un modelo de producción en ecológico, en una jornada celebrada en la sede del Consejo Regulador de la D.O. Rueda. El evento, que ha reunido a un grupo de bodegas líderes en la producción de vino, ha puesto de manifiesto la tendencia que vive el sector en España, con la apuesta de las grandes bodegas hacia un modelo de producción en ecológico y la necesidad de nuevas herramientas para realizar este proceso con éxito.

Juan Manuel López, director de marketing de Seipasa, ha insistido en la importancia de poner a disposición de los productores nuevas alternativas capaces de cubrir con eficacia el vacío generado por la desaparición progresiva de las materias activas disponibles dentro de la Unión Europea. López también ha dimensionado lo que ha calificado de «viraje» del sector hacia lo ecológico. Así, ha recordado que la superficie de vino ecológico se ha duplicado en España en la última década hasta superar las 106.000 ha, es decir el 11% de la superficie total de viñedo.

 

Estrategias de gestión integrada
Por su parte, Marta Muñoz, especialista en el desarrollo de productos de Seipasa, ha detallado la experiencia y las estrategias de gestión integrada diseñadas por la compañía para su aplicación en explotaciones vitivinícolas de Castilla León y Galicia, en España, o en California, en Estados Unidos, para el control de enfermedades como el oídio y el mildiu. En este sentido, ha comparado los resultados de experiencias en campo realizadas exclusivamente con productos de síntesis química frente a estrategias puramente ecológicas y estrategias mixtas de manejo desarrolladas por Seipasa con la incorporación de sus productos. «Los resultados a final de campaña son muy positivos para los viñedos que implantan estrategias mixtas de control, donde se ve reducida considerablemente la carga química de cosecha (entre un 40 y un 80%), se ven menos afectadas las poblaciones de insectos beneficiosos y menor cantidad de inóculo presente para la siguiente campaña», ha indicado Marta Muñoz.

La especialista en el desarrollo de productos de Seipasa ha afirmado que «la transformación del viñedo hacia estrategias de producción ecológica es una realidad que permite a las bodegas hacer vinos diferenciados con un valor elevado en los diferentes mercados». Para añadir que «las estrategias de manejo integrado previas a la transformación definitiva en producción ecológica certificada suponen una ventaja competitiva para los productores, que comienzan a ver en campo los buenos resultados de las herramientas sin residuos y les permite adaptarse a la nueva forma de trabajar de forma progresiva».

Asimismo, Muñoz ha detallado el modo de acción y las ventajas del catálogo de soluciones de la compañía dentro de una estrategia de producción en residuo cero en viña. En este sentido, se ha referido a los biofungicidas Septum y Basei 2C para la prevención y el control de oídio y mildiu, y ha explicado las nuevas soluciones que están en proceso de registro. Así, en los próximos meses, Seipasa espera la ampliación en España del registro del bioinsecticida Pirecris para viña, mientras que el biofungicida Fungisei, con registro en países como Perú, Estados Unidos, Marruecos o Turquía, se encuentra en la misma situación.

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Blanc de Noirs 2015 se presenta con un nuevo diseño y acompañado por un canister 100% reciclable
 

La bodega Juvé & Camps ha presentado la primera añada con certificación ecológica de su monovarietal de Pinot Noir, el Blanc de Noirs 2015. Cabe señalar que la añada 2015 ha supuesto un punto de inflexión para la bodega, ya que ha mostrado el resultado de años de reconversión de sus propios viñedos. En este sentido la consejera delegada de Juvé & Camps, Meritxell Juvé, ha manifestado que «en el 2015, después de tres años de intenso trabajo, conseguimos la certificación ecológica de toda nuestra viña y desde entonces seguimos trabajando para que la misma filosofía extienda a todas las áreas de la bodega».

Blanc de Noirs 2015, que tiene un precio de venta al público de 29 euros, procede de viñas cultivadas de forma 100% ecológica en una parcela de la viña Torre Alta, de terreno arcilloso, con una orientación noroeste y una pendiente suave. Vendimiado manualmente, este cava se elabora a partir de uvas tintas gracias a que la extracción del mosto se realiza sin que entre en contacto con las pieles, evitando así el traspaso de color. Juvé & Camps fue una de las bodegas pioneras en la plantación y elaboración de vinos y espumosos a partir de la variedad Pinot Noir en el Penedès, cultivándola desde principios de la década de los 80.

Para Toni Cantos, enólogo de Juvé & Camps, «se trata de un vino que ha superado nuestras expectativas. Nuestro objetivo es explorar todas las variedades por sí solas, descubrir una a una y desarrollar al máximo su potencial. Con Blanco Noirs hemos conseguido un producto final excepcional siguiendo un tipo de elaboración nunca antes probado».

Blanc de Noirs 2015, con una graduación de 12º, es un cava Reserva que presenta un aroma elegante y complejo, con notas de frutas blancas y de hueso. De color dorado con tenues recuerdos rojizos, «en boca ofrece una estructura admirable, con soberbia efervescencia en el paladar y gran cremosidad».

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